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martes, 26 de febrero de 2008

!Ay, la democracia!

Esta semana que mucha gente hablará de Cuba, me permito entrar en la red y buscar en las constituciones americanas y, sorpresivamente, compruebo que el término; “primera dama”, no aparece en ninguna de ellas. Ni siquiera hacen alusión a la esposa del presidente.
Por costumbre, tenemos a un personaje “familiar”, al frente, según el país, de alguna institución pública donde se gestionan millones de dólares y cuyo presupuesto es, en algunas ocasiones, incluso mayor que el correspondiente a ciertos ministerios. Además, no debe rendir cuentas de su gestión ante el Congreso o Parlamento, algo que sí hacen los ministros políticos. ¡Toma ya!.
Al elegir a sus gobernantes, se le presentan opciones cuya ideología y personajes son públicos y, a través del voto directo o no, con listas cerradas o abiertas, puede decidir quién quiere que esté al frente de la administración pública por los próximos años. La famosa “primera dama” es un añadido, un apéndice presidencial (lateral, eso sí) que ni es elegida, ni tiene porqué ser conocida ni, en ocasiones, aceptada con gusto. Se podría decir que el presidente ya viene con un paquete. Dos, al precio de uno. Todo esto es algo curioso y poco acorde con esa forma “democrática” de pensar y actuar del mundo moderno donde debería elegirse a los mandatarios o, si son nombrados por alguien electo, controlarlos y poder cambiarlos cuando al ciudadano, por los procedimientos legalmente establecidos, le venga en gana ejercer ese derecho. Estamos evidenciando la división del poder y el control de quien lo ejerce, lo que a estas alturas no debería ni siquiera ser comentado, mucho menos cuestionado. Pero no, a la esposa del presidente, está claro que usted no la va a cambiar, porque es elección del presidente y, por si fuera poco, es elección sentimental y no política; emotiva y no siempre racional.
Además, la experiencia (argentina primero y ahora nicaragüense), muestra que les gusta el lugar y, aprovechando la coyuntura, emplean medios del Estado y otras mañas, para presentarse como la alternativa al esposo-presidente y ser elegidas, todo un proceso que a Maquiavelo es posible que nunca se le hubiese ocurrido.
Es necesario llevar a cabo una seria reflexión sobre el papel de esa figura en una forma de gobierno democrático. Muchos de los que ponen en evidencia el sistema monárquico en relación con el anacronismo del poder de aquel, sostienen, aunque sea con su silencio, este otro tipo de sistema que, curiosamente, sí se contrapone a cómo funcionan las actuales monarquías, donde los consortes reales tienen nula capacidad de maniobra política y de gestión de recursos, lo que no ocurre con las denominadas “primeras damas”. ¿Quién sabe el nombre del esposo de la Reina Isabel II, el de la esposa de Rodriguez Zapatero (también socialdemócrata) o el monto de los fondos públicos que maneja Laura Bush?.
El papel del consorte debería quedar reducido a lo que es: la esposa o el marido del presidente. No debe ser un actor político, ni mucho menos gestionar fondos públicos. Puede acompañar al presidente, desempeñar su profesión o, sencillamente, dejar de aparecer en la vida pública y continuar con los cometidos que realizaba antes de que aquel fuese elegido.
En el caso guatemalteco, además, la señora coordina un gabinete conformado por varias instituciones. No solo manda, sino que se excluye de dar explicaciones y, por si fuera poco, cuando no puede estar, envía a su hermana “la primera cuñada”. Otra vez, el sistema.
Hagamos una seria evaluación de todo esto, mi amor.

martes, 19 de febrero de 2008

Negociación

¿Es todo negociable?

Durante la pasada semana, miembros del Comité de Huelga de Dolores de Xela, se reunieron con distintos sectores empresariales para “pactar” no hacer destrozos en determinados negocios a cambio de “una colaboración económica”. Estos terroristas de cada Semana Santa confunden la negociación y el pacto con el delito criminal. No terminan de comprender, a pesar de ser universitarios, la enorme diferencia entre la coacción, la coerción y la colaboración. Por tanto, si usted es empresario deberá “colaborar” con estos encapuchados delincuentes o, de lo contrario, su negocio será pintado o destrozado, algo que ya hicieron en años pasados y que no se persigue con la contundencia que amerita. Algo similar han hecho en Escuintla y otras poblaciones, donde alcalde y concejales deberán pagar, ¿de su bolsillo?, una cierta cantidad para que esa lacra no agreda.
En estas situaciones es en las que, tanto el MP como la Defensoría de los Derechos Humanos, deberían de apremiarse, como lo hacen en otros casos, e intervenir y proteger la propiedad de quienes no deseen “colaborar” con esa chusma de encapuchados que, escondiéndose detrás de disfraces de zorros, le sacan suculenta tajada a sus presiones y amenazas.
Estas actitudes toleradas, se alinean con otras a las que no prestamos la debida atención, lo que termina generando una especie de “cultura de la negociación” en la que todo es posible. Es por ello que el gremio díscolo de maestros, con su insigne capitán al frente, termina negociando paz por dinero y comprando voluntades, además, ejerce coacción y provoca cambios de personal en el Ministerio de Educación. También, el gremio del transporte se siente cómodo y tranquilo con algunos milloncejos que recibe de subvención directa y otros pocos de indirecta a través de la financiación del transporte para los adultos mayores. Si usted mira esta última en los presupuestos (29 millones de Quetzales), podrá deducir, sin mucho esfuerzo, que gracias a la misma se podría transportar cada día, en los buses urbanos, en torno a los trece mil adultos mayores, cuando apenas distinguimos unos pocos. Dicen que parte del dinero de la subvención revierte en algún partido. ¡Saber!.
Por su parte, en el Congreso no son menos y también creen que todo es negociable, todo tiene un precio y en esa línea, los distintos partidos, pactan créditos que hipotecan el futuro de nuevas generaciones y reciben, a cambio, ciertas prebendas. ¿No tenemos un presupuesto recién aprobado?.
La conclusión, es que vivimos en una cultura en la que todo es negociable y así no vamos a ninguna parte. Los derechos del individuo no son negociables. No podemos pagar para que no se nos agreda, como pretenden los encapuchados anónimos, ni pagar nuevamente, para que el gremio de maestros-delincuentes no nos paralice el país, ni seguir pagando para que los buseros no cierren calles y corten el tráfico, ni mucho menos, volver a pagar para que algunos alcaldes no amenacen con hacer bochinches municipales cuando no les llega el dinero que han estado mangoneando y repartiendo a su antojo por tiempo. Todo esto es delictivo, tiene nombre y está tipificado y castigado. Debería ser perseguido por las instituciones públicas que ya hemos mencionado, y por otras, sin embargo todo esta conducta “parece normal” y, sin embargo, repercute muy negativamente en el comportamiento humano que termina por percibir que con medidas de presión y a cualquier precio, consiguen lo suyo. Díganselo si no a los tomadores de fincas. ¿Cómo hablar de valores, de respeto y de derechos en una sociedad así?. Preguntémosles a los dirigentes políticos y jurídicos que todo lo resuelven negociando. Eso sí, con la errónea premisa de que todo es negociable. ¿Es el sistema el que falla?.

martes, 12 de febrero de 2008

El rompecabezas

Elegimos a “los mejores”. ¿Ahora qué?

Es dificil aceptar que las cosas no están bien y que el futuro tampoco parece apuntar a mejor. Desde aquel discurso improvisado y sesgado, todo va de mal en peor. Primero, fueron dirigentes magisteriales quienes ganaron el pulso al gobierno. Ahora, la pugna por el poder se desata en el Congreso y diputados de la “Unidad”NE, se lanzan entre sí acusaciones e insultos que provocan perplejidad y evidencian importantes diferencias. El poder discrecional del que gozaban algunos funcionarios no se ha perdido, sencillamente se ha concentrado y eso ha provocado reacciones enconadas.
Por su parte, la señora ha conformado su clan y preside comisiones que gestionan cientos de millones, sin tener que rendir cuentas a nadie, lo que viene a reforzar la tesis de que este país es semi parlamentario y no presidencialista. La “primera ministra” de factor, ha terminado por ejercer poder y no hay funcionario de tercer o cuarto nivel que se nombre sin ser previamente entrevistado por ella, a pesar de que la última palabra la tenga otro: ¡si mi amor!. Cuando no puede, su señora hermana es el perfecto relevo, sustituto y representante. Otra que no votamos y debemos botar. ¿Son esto poderes paralelos o no?, lo digo por darle trabajo a la CICIG.
El alboroto va quemando progresivamente a algunos y, sin embargo, otros permanecen en la sombra y ahorran la energía que, en un determinado momento, sacarán para convertirse en la solución. En este lugar privilegiado de hibernación, el diputado presidente de la comisión de finanzas, espera que llegue su turno. Mientras tanto, se regodea con el DVD que tuvo a bien grabar y enviar en Navidad donde, resumidamente, queda claro que el mundo fue creado por Dios y por él mismo, si bien no se sabe con exactitud en qué orden. En su momento, emergerá con su numeroso grupo de diputados enarbolando la bandera del relevo generacional y se postulará como alternativa para el 2012. Por ahora, con introducir montos significativos en el presupuesto para su proyecto de los adultos mayores, para subvencionar el transporte público de aquellos y para algunas ONG,s que operan en Petén, le es suficiente. La espera a la sombra es su mejor táctica.
La seguridad no termina de arreglarse y hasta empeora, a pesar de que “solamente” tuvieron ocho años para hacer planes, estrategias y programas. El secretario de la SAAS acude con más frecuencia de la deseada a los medios para hablar de inteligencia, algo que no le corresponde, denotando quien realmente se ocupa de estos temas y, por tanto, quien maneja los hilos que deberían ser movidos en otras instancias. Claro que el eslogan que proponían era “la seguridad se arregla con inteligencia”, sin reparar lo difícil que resulta encontrar a alguien que tenga lo segundo, para que pueda cumplir con lo primero.
El “superministro de salud”, para mientras, sigue viendo cómo componer el caos sanitario y se nos va a Cuba para, además de chequear el “gran corazón de Castro”, mirar si allí le forman más médicos, sin darse cuenta que el producto final no sirve para mucho. Eso sí, de momento, ha prorrogado los contratos de suministros médicos, algo que criticó mucho pero que ahora no corta de raíz. De sus funciones como coordinador de los diferentes ministerios, se encarga la “primera ministra”. Él prefiere seguir haciendo declaraciones sobre economía e inversiones y luego pedir disculpas por lo que, sin sentido, afirmó.
Esto es todo un rompecabezas de miles de piezas de interés que seguro no se consigue montar antes de los famosos cien días, aunque tuvieron años para haberlo resuelto. Debemos esperar, calculo, hasta mayo para ver la explosión final y como todo se hace trizas. Al final, lo de siempre, el sistema es lo que falla y seguimos sin querer darnos cuenta.

martes, 5 de febrero de 2008

Lenguaje diplomático

Preocupantes resultan las declaraciones del embajador de Cuba en Guatemala en una entrevista que publicó este medio el pasado domingo. Da la sensación de que el diplomático hace bastante tiempo que no viaja a su país y nos hace sentir como que ni lee la prensa no cubana ni mucho menos se pone al día con la realidad de la isla.
Decir que a partir de 1959 se erradicó el analfabetismo, la corrupción, la discriminación, el desempleo, la explotación y la discriminación racial y hacia la mujer, no es solo mucho decir, sino que difiere sustancialmente de la realidad cotidiana que pretende ocultar.
Si usted visita Cuba en no importa qué lugar y, sobre todo en hoteles, por un módico precio, podrá obtener ron y cigarros puros, todo de contrabando. De la explotación del ser humano un solo ejemplo, por cada cubano que contrata un hotel extranjero, la empresa debe pagar al Estado en torno a los mil dólares americanos, sin embargo, el trabajador no recibe más de una treintena de cubanos, de esos que sirven poco y únicamente allí. Pasee por el bello y seguro centro de la Habana y por una cantidad insignificante tendrá hombres y mujeres que se prostituyen o los podrá contratar de guías o de acompañantes o de lo que quiera, porque todo se compra. Eso, señor embajador, se llama “prostitución mental” la más vil condena a la que puede ser sometido un ser humano. En relación con el analfabetismo pareciera que no hay, pero es necesario tener en cuenta el nivel con el que el gobierno cubano determina quién es y quién no analfabeto. Precisamente, el vicepresidente Espada estuvo en Cuba porque la USAC no reconoce de manera directa los títulos cubanos de medicina, no creo que sea por lo excelente del sistema, si no por todo lo contrario. Hacen médicos que luego no sirven como tales y muchos países no los reconocen. Por cierto, algunos terminan trabajando de taxistas, como el que me llevó al hotel, porque es lo único que el Estado le ofrece. O lo tomas, o lo dejas, como las lentejas. ¿Salir del país para poder trabajar?, ni lo pienses.
Según el diplomático cada aula, cada escuela, cada universidad, pareciera que cuenta con una computadora, un video y un televisor. La verdad que no he visto las aulas cubanas, pero si las tienditas de alimentos donde hay, como en cada aula: un frijol, un paquete de arroz y un huevo. Nada más, porque la escasez (seguro culpa de los gringos) impide el acceso a los alimentos básicos no racionados. Dese, señor embajador, una vuelta por los congresos internacionales en los que participan cubanos y verá que los profesores isleños se llevan a sus casas computadoras, videos y hasta repuestos de cubiertas de rueda de bicicleta, algo que no hace otro ciudadano del mundo porque lo puede adquirir libremente en su país de residencia. En la isla no hay de nada, al menos para la gran mayoría de sus habitantes, los que no están privilegiados por el régimen y, los que se atreven a cuestionarlo, terminan en la cárcel, son torturados o sencillamente, desaparecen.
Por último, el diplomático asegura que el sistema democrático es tan aceptado que un 95% han votado la continuación del régimen. ¡Coño embajador!, ¿acaso había otra opción?. Eso sí que suena a cachondeo, me refiero al cinismo con el que usted presenta la democracia en Cuba. ¡Asuca!.
Señor embajador, creo que su discurso no solo merece una atención académica sobre el lenguaje sutil de la diplomacia, sino que es toda una tesis sobre como no decir ninguna verdad y encima que no lo parezca. ¿Qué pensarán quienes consiguieron salir de su país y aquellos otros condenados a prisión por expresarse con libertad?. No obstante comparto con usted cuando afirma: “es el mejor tiempo de la revolución”, porque, afortunadamente, está llegando a su fin. ¿Qué hará, de verdad, el vicepresidente por esos lugares en su primera visita?.