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domingo, 26 de diciembre de 2010

Palabras

Antes de publicarlas, envío mis columnas a un grupo de amigos para pedirles opinión. Los comentarios más habituales son dos: es muy directa o contiene palabras duras o malsonantes. Estamos habituados a no hablar francamente. Divagamos -demasiado en ocasiones- para decir algo que no emplearía más de una sencilla frase. Introducimos el saludo y preguntamos por la familia, el trabajo o la vida, antes de abordar el argumento principal. Las compañías telefónicas que lo saben, hacen negocio a costa de quienes chachalaquean demasiado, superflua o inútilmente. Rara vez llamamos caradura o sinvergüenza a quien se lo merece o mandamos al carajo al que se gana a pulso tal afrenta. Pedimos permiso más que perdón y muchos se aprovechan a sabiendas que jamás diremos las verdades de frente, en la cara y categóricamente.
Asociado a lo anterior unimos el concepto maleable de “malas palabras”. Las palabras no son ni buenas ni malas, simplemente tienen el significado convenido. Es posible que el tono, las circunstancias o el contexto en qué se emitan les impriman un determinado plus, pero no más. Se forjaron e incluyeron en el vocabulario porque eran necesarias para poder describir o precisar ciertas situaciones. Así, al majadero sólo se le puede nombrar de esa forma y al estúpido de esta otra, además de los correspondientes sinónimos que están para cuando la actitud de aquellos es contumaz y nos cansamos de estar refrendando frecuentemente el mismo calificativo. La puta es ramera o meretriz y el culo se ha venido en denominar trasero, aunque algunos pusilánimes han decidido hablar de nalgas por la alergia que les produce aquel apelativo. En determinados lugares, el culantro se denomina cilantro porque tal cual comienza ya es difícil designarlo y hasta los frailes que venían con Cortes, en relato de Francisco Pérez de Antón, denominaron cursimente a los aguacates fruta de San Jerónimo, antes que usar otro nombre sinónimo de la glándula masculina de su origen náhuatl.
Conformamos una sociedad farsante y asustadiza que prefiere los giros vagos e imprecisos a las expresiones concretas y claras. Nos provocan europeos y norteamericanos porque dicen “qué”, en lugar de ¡qué manda!, o “no” en vez de ¡no gracias!, mientras gastamos gran cantidad de energía en eso que sutilmente hemos convenido en denominar educación, sin diferenciarla muy bien de la hipocresía, del disimulo o del cantinfleo que suele ser lo común. Los eventos públicos son eternos en agradecimientos, hastiados saludos a personalidades y un sinfín de protocolo que lejos de ensalzar la actividad la hacen cansada y aburrida. Los discursos se eternizan o se vuelven góticos hasta el hartazgo y cualquier evento es bueno o malo “al peso”, es decir, en función de lo que dura y de las “soberbias” intervenciones que incluye, aunque no digan nada o repitan lo de siempre. Socialmente promovemos la retórica pomposa vacía de contenido y el discurso grandilocuente y huero. El mejor reflejo de todo esto, pero no el único, es la política, donde no hay arenga que no aluda a “la necesidad de emprender significativos cambios estructurales que posibiliten el consenso y coadyuven a reducir la deuda social que permea el imaginario de una nación castigada por la historia y el abuso de poder, especialmente sobre las clases más oprimidas y marginales” ¡Ops! Eso se llama majadería, está en el diccionario, y a quienes lo manifiestan tardos, que también figura en el mismo texto gramatical. Propósito para 2011: hablemos directo y claro ¡Cojones con las sandeces!

lunes, 20 de diciembre de 2010

Abrasiva

Así la describe, entre otros epítetos, uno de los informes publicado por Wikileaks y elaborado por personeros de la embajada USA con “ayuda” de cierto diputado oficialista. La incluyen de facto como miembro del gobierno y la destacan como la más activa y trabajadora de quienes sí lo integran, evidenciando que el resto son sumisos, están sometidos a su voluntad y ella determina quien se queda o se marcha. Recalcan su carácter mandón, dominante, malhumorado y regañón, su participación en Consejos de Ministros y su influencia en la promoción o remoción de miembros del gabinete, como pasó con Quintanilla. La sitúan en la izquierda más radical junto con conocidos y antiguos miembros de la guerrilla asociados al asesinato de un embajador norteamericano durante le época del conflicto y concluyen que quiere darle un giro importante a la UNE y (re) tomar el poder en el próximo proceso electoral. La falta de transparencia es la cualidad más destacada de su programa de Cohesión Social.
El Presidente, al ser cuestionado, se cuidó mucho de hacer alguna evaluación negativa, posiblemente porque sabe que también puede ser regañado o apartado, tal como hizo con otros a quienes le faltaron pantalones para plantarse ante la irritante señora que se cree, porque la han dejado hacer, todopoderosa, aunque nunca fue candidata, elegida ni participó en proceso electoral alguno. Los gringos, como siempre, dan en el clavo de lo que muchos vienen diciendo desde hace tiempo: ¡quien manda en este país es la esposa del presidente!
Ese es el panorama que pretenden ocultar y que viene enlodando la política desde la llegada de la UNE. El mando irascible en la sombra ejercido por esa izquierda que nunca ganó elección alguna, no tuvo representación ni siquiera mínima y que, sin embargo, quiere mandar, cuando no quedarse con el país, algo que con preocupación y análisis también presenta el informe. Siguen golpeando con la idea de que todo eso no es verdad, que la señora no correrá, además de otras cantinfladas similares que pretenden desviar la atención de lo que lleva siendo evidente desde el inicio. Esta administración se ha caracterizado por el mangoneo, la falta de transparencia, el control por otros desde la sombra y el objetivo último de perpetuarse en el poder de algunos. El ex embajador cubano es citado como colaborador de este proceso, pero los gringos pasaron por alto, porque en aquel entonces todavía ejercía, que también el ex embajador chileno ha estado visitando el país y está subido a ese carro populista de la manipulación política. Tanto reconocimiento y tanta afectividad con los que mandan ahora es reconocida con consultorías millonarias a los ex diplomáticos. De Cuba no me extraña, pero Chile debe ser mucho más serio que eso y llamar al orden a sus mercenarios activistas, especialmente cuando han ejercido cargos de representación estatal. Son, a fin de cuentas, demócratas de pacotilla que sólo utilizan la palabrita para el discurso pero se pasan por el forro del pantalón cualquier principio que la sustente, con el propósito de ejercer el poder absoluto.
Seguiremos leyendo cables, aunque el presidente los ignore o se avergüence al no poder aclararlos y tener que asumirlos. A ver si el próximo nos revela quien volvió de más en el helicóptero norteamericano que viajó una vez a Puerto Barrios y en el que iba el vicepresidente con personeros de dicha embajada, a lo mejor se entienden ciertas actitudes de silencio y manipulación ¡Al tanto con Wikileaks!

lunes, 13 de diciembre de 2010

¡Traigan a Vielman!

El tema de la extradición del señor Vielman empieza a ser un despelote con pocas cosas claras. Parece que hubo un error judicial en la inclusión o tipificación del delito por parte de las autoridades judiciales lo que sirvió a la CC para suspender momentáneamente el proceso, además de una serie de especulaciones en torno a presiones de CICIG, falta de eficiencia por parte de Relaciones Exteriores e incluso alguna que otra oscura maniobra, denunciada en prensa por uno de los defensores, sobre la actuación de la jueza. El olor no es a vainilla, precisamente.
Por su parte, los oenegistas “promotores de la justicia” también han hecho su trabajo. Bajo un eslogan uniforme denominado “justicidio”, aparecieron simultáneamente en prensa gran cantidad de artículos: ¿estrategia de manipulación o casualidad? El caso Pavón, antes caso Giamattei, ahora es caso Vielman; a la CC la cuestionan, aunque la ensalzaron cuando sacó las castañas del fuego al Presidente que no tuvo la gallardía de destituir al Fiscal General cuestionado por ellos; alaban a la CICIG cuando interesa, ignorando las arbitrariedades y errores que comenten entre “éxito y éxito” y al PDH le perdonan el caso de su ex esposa y aquel ciudadano que estuvo en prisión injustamente por seis meses, en beneficio de apoyo para remover el estercolero. El reclamo por la justicia sólo les sirve de justificación para otros fines espurios.
Esos “activistas sociales” son una rémora para el progreso y sólo quieren continuar como referentes mediáticos para recolectar más dinero que nutra sus caducas e interesadas organizaciones. Se retroalimentan cual dráculas de la savia de los billetes de donantes y promueven su particular e interesada visión de la justicia que se sustenta en que las cosas son buenas si favorecen sus posturas y manipuladas o mediocres sino responden a sus comprados intereses. Bueno sería estudiar a cada uno y ver si trabajan en algo más o una vez se les termine la teta de la donación morirán por inanición. Conforman ONG,s, no fiscalizables y ocultan de donde les vienen los fondos porque pondrían en peligro sus opiniones. Están eximidas, muchas de ellas, del pago de impuestos, pero son quienes más cacarean que es preciso subir la tasa fiscal. Proclaman el respeto a los derechos humanos, la presunción de inocencia y otros similares, pero son implacables cuando se trata de doblarle el codo a la justicia en beneficio de lo que consideran “la verdad”, aunque aquella quede muy distante de sus posturas. Han vendido su opinión, su honestidad y sus argumentos a quienes les inyectan fondos a la improductiva economía en la que basan su negocio. La rentabilidad estriba en publicar para autoconsumo lo que otros iguales a ellos quieren oír y en defenderlo como si de la verdad revelada se tratase.
Pareciera que hay otra consigna más allá de la palabreja del “justicidio”, es la de ¡traigan a Vielman!, una implacable cacería en la que la pieza ha sido determinada y condenada con antelación. ¡Ah!, y mejor estar en sintonía con ellos, de lo contrario se ponen de acuerdo para situarte con el crimen organizado. Son un grupo de hipócritas vividores que, como ya dije otras veces, hay que desenmascarar. Ahí siguen manipulando lo que pueden y sobre todo elecciones como las que vimos días atrás ¿Cuestionarán cierta preocupante ideologización de la recién nombrada Fiscal General o por ser similar a la suya la alabarán con publicaciones en prensa y declaraciones públicas? ¡Estemos al tanto!

lunes, 6 de diciembre de 2010

Top Secret

La revelación en la web de una enorme cantidad de documentos confidenciales, presumiblemente elaborados por la diplomacia norteamericana, ha dejado sin respiración a muchos, sorprendido a otros tantos y descubierto como son las cosas en la política. Los aprovechados de siempre, léase Chávez, Correa y el resto de jugadores sucios de póker latino, se han rasgado cual fariseos las vestiduras, sin darse cuenta que lo ocurrido en el hermano país del norte sería imposible en los suyos “tan democráticos”. Los gringos, al menos, tienen un sistema que permite, aunque sea muy de vez en cuando, que estas cosas sucedan y, sin verlas naturalmente, no actúan tampoco, tan hipócritamente.
Quienes creían -o aparentaban- que el mundo se sustentaba sobre una alfombra de pacifismo e idealismo, sea por ingenuos o por ignorantes, acaban, cual niños de kínder, de descubrir que los regalos de Navidad no los trae quien siempre pensaron, sino míster Bush, el señor Obama o, en otros lugares, sus homólogos. Aterricemos: la política siempre fue realista pero cerramos los ojos ante semejante evidencia.
Me gustaría que algún cubano tuviera el valor y la oportunidad (sobre todo esto último) de revelar las masacres de Castro, los casos de asesinato en Angola o en otros lugares donde los servicios secretos o militares actuaron o las malas mañas del otrora golpista venezolano, como financia regímenes de pacotilla o pretende remover gobiernos para hacerlos “más democráticos”; el delincuente Ortega, violador familiar y ahora manipulador del proceso electoral que se les avecina o de aquellas municipales fraudulentas que ya son historia. Saber cuántos asesinatos hubo en la Unión Soviética durante la guerra Fría o la Revolución precedente o que piensa el dictador coreano. Todo eso, y mucho más, no se sabrá nunca porque ni siquiera existe, como si ocurre en los Estados Unidos, la posibilidad de que alguien puede filtrar a la prensa todas esas suciedades propias de políticos que les importa un bledo el bien común, ¡como a todos!, y solamente velan por sus particulares intereses. Me sorprende, eso sí, que todavía los gringos duden de la salud mental de una presidenta, algo que cualquier estudiante de siquiatría de primer año habría resuelto rápidamente o del narcisismo del presidente francés, propio del chauvinismo galo. Varios debieron, al parecer, hacer los informes filtrados porque la clavan perfectamente con el presidente italiano: juerguista, mujeriego y otros calificativos similares o aquella apreciación sobre el presidente Zapatero (el español) en la que detectan que es un problema para los USA, sin darse cuenta que también lo es, y mucho más grave, para los españoles. Falta un poco más de concreción, trabajo y análisis en el pentágono, en el departamento de exterior y hasta en la Casa Blanca. Esos gringos siguen pecando de ingenuos, sin darse cuenta que todos los que supuestamente analizaron, espiaron o estudiaron, son mucho peor de lo que ellos dejaron por escrito. Es la lacra política que maneja los países sin escrúpulos.
Por tanto, meditemos hasta donde llevar este escándalo. Preferiría, a pesar de todo, vivir en un país en el que eso ocurre que en otro en el que es impensable que se sepa siquiera donde llegan los fondos públicos, a quien pertenecen las facturas del famoso Viagra, quien manda por encima del Presidente o cuáles son los pactos que hacen diputados a la sombra del presupuesto. ¡No seamos hipócritas!, somos mucho peores que ellos que, al menos, tienen las agallas de publicarlo unos y enfrentarlo otros.