lunes, 23 de junio de 2014

El precio de la paz

La paz sólo se obtiene cuando es posible imponerla (Gourmont)

El ex presidente Uribe -o quien gestione su cuenta de Twitter- expresó no hace mucho -a través de esa red social- lo siguiente: “Miren lo que está sufriendo Guatemala por una Paz mal hecha”. Sustancialmente tiene razón. Al margen de declaraciones más o menos incisivas en el proceso electoral colombiano, el fondo del asunto no era tanto quien sería el presidente -disputado por cierto- sino cómo usaría el poder para negociar la paz. Los terroristas, narcos, agitadores y otros delincuentes, han comprendido que haciendo mucha bulla -o asesinando a mucha gente- es más fácil imponer o negociar condiciones ventajosas. El cansancio del conflicto -producto en parte del terrorismo- permea la mente del ciudadano noble y facilita pactar cualquier cosa, aunque esté fuera de la ley.
Sobran ejemplos al respecto: las negociaciones con el IRA y la ETA, los secuestros aéreos en la década de los ochenta o las posturas de Israel o USA frente a situaciones en Palestina o Irak/Afganistán, además de la firma de la “paz” guatemalteca. En unas, prevaleció el Derecho y simplemente no hubo acuerdos porque la parte negociadora fue reconocida como delincuente. En otras, el gobierno decidió facilitar las cosas y se negoció todo aquello que se pudo, con consecuencias que Uribe deja entrever en su tuitero mensaje. La ETA fue liquidada por la contundencia e inflexibilidad del gobierno de Aznar, ¡por cierto!, algunos cercanos a ellos, promueven en Guatemala bochinches por Huehuetenango; los secuestros aéreos o los asaltos a embajadas por la decisión firme de los gobiernos de no ceder ante ninguno. Sin embargo, la flexibilidad en determinadas negociaciones, especialmente en países latinoamericanos, ha generado más violencia y problemas en el medio y largo plazo. Ahí está el caso argentino, donde se juzga a militares de la dictadura y se obvia prepotentemente a los terroristas de la época, con beneplácito del gobierno kirchnerista naturalmente. O los sucesos nacionales, donde determinadas organizaciones “indigeno-campesina” al mando de los habituales del conflicto interno (¿Nobel incluida?) y los “independentistas mayas” asesorados y hasta subvencionados por independentistas, tienen revolucionado el país o lo paralizan a su antojo.
Colombia no debe incurrir en errores que otros cometieron por desconocimiento, dejadez, protagonismo personal o falta de capacidad negociadora. Tiene razón Uribe al temer que una mala negociación termine creando en Colombia zonas autónomas que coinciden con las regiones donde narcoterroristas de las FARC han hecho santuarios en los que predomina la ley del crimen organizado. Santos, por su parte, pareciera comer ansias por lograr lo que no ha conseguido ningún presidente anterior: cerrar un capítulo oscuro de la historia colombiana. Sin embargo, el precio será elevado en el futuro, aunque en aquel porvenir ya le habrán concedido algún Nobel o premios varios, y otros pagarán las consecuencias. Exactamente igual que ocurre aquí.

El único precio de la paz es el cumplimiento de la ley ¡No hay otro! Cuando la politiquería y el personalismo se interpone a la razón y a la norma, cualquier cosa es posible, pero hay que aclarar que muchos terminaran pagando las consecuencias. Los crímenes, asaltos y delitos se han multiplicado por cien. Parte puede ser culpa de cuestiones emergentes, pero muchos de situaciones falsamente cerradas que permiten negociar, pactar o tener como interlocutor a cualquier criminal. Por cierto, deberían verificar en Colombia cuantos de estos expertos ex guerrilleros o ideológicos chapines están asesoran a las FARC, ahí cerrarían el circulo que Uribe dejó acertadamente entrever.

lunes, 16 de junio de 2014

Ley y Derecho

“Juzga a un hombre cuando te hayas puesto en su lugar”

La sentencia a Sperisen en Suiza ha promovido comentarios y debates. Hay quienes ven aquel sistema judicial “mejor” que el nacional, aludiendo que los jueces son menos “corruptos” o manipulables. Otros, argumentan que están alejados de la realidad nacional, por lo tanto ausentes del contexto. Un tercer grupo, sostiene que la justicia es el cumplimiento de la ley, al margen de donde ocurran los hechos. El contexto y el ambiente en cada país, y consecuentemente en las comunidades humanas que los habitan, es diferente. Por ello, en Suiza jamás tendría eco la pena de muerte; en algunos estados de USA se aplica y ejecuta a los condenados sin discusión ni compasión y, en Guatemala, figura en la constitución y en el código penal, pero no se aplica. Tres realidad diferentes que contrastan ¿Por qué ocurre eso en un marco de universalización de la justicia? ¿Debería ser igual en todas partes?
Cada sociedad (suiza, norteamericana, guatemalteca, etc.) percibe, aprecia y defiende la realidad que vive de forma diferente. Como la costumbre es fuente de Derecho, se traduce en cada país en una realidad distinta. Un reo acusado en Texas de asesinato, sería posiblemente condenado a la pena capital; a cadena perpetua en Suiza, y aquí a 30 años porque no se aplica en la práctica la pena muerte. Decisiones desiguales frente una misma situación -no mejor ni peor-, al sentir y valorar de forma diferente ciudadanos y jueces que aplican la ley vigente. Ese es el punto de reflexión generador de la pregunta: ¿puede un tribunal -voluntariamente o consecuencia de la imposición de una “justicia universal”- analizar, evaluar, valorar y decidir cabalmente sobre hechos cometidos en otro?
Algunos aducen que, a fin de cuentas, el delincuente es responsable en todas partes. El hecho cometido puede ciertamente percibirse por todos más uniforme que la pena impuesta, pero tampoco es totalmente cierto. En USA se admite fácilmente el uso de armas en defensa propia (producto de su tradición); en Guatemala es permitido portarlas (consecuencia de su idiosincrasia), mientras, en Suiza, ni se les ocurre (aunque las guarden en sus casas consecuencia del sistema de defensa nacional). Otra más: en Suiza hay bancos con cuentas sin identificar y enormes sumas de dinero -algunas de muy dudosa procedencia-, algo inconcebible en Estados Unidos. Por tanto, el hecho cometido tampoco sería considerado igualmente en todos países a pesar de sentirse uniforme desde una perspectiva externa.
El problema de fondo -o el más importante- es que se ha positivado el Derecho e impuesto leyes universales para ciertas actuaciones en realidades diversas, sustituyendo la costumbre como principal elemento generador. Sin embargo, se mantiene y potencia el respeto al derecho consuetudinario en algunos lugares -que choca en ocasiones con el formal- como, por ejemplo, las consultas populares para minería, aplicada en aquellos sitios donde hay grupos étnicos o situaciones particulares que así lo ameritan.
Pareciera natural y lógico que los tribunales juzguen teniendo presente el entorno en que se cometió el delito y no estando ausentes o insensibles a la situación, lo que únicamente puede ocurrir en el lugar y con jueces de origen ¿Sirve siempre? Esa es una pregunta de difícil respuesta, pero pareciera que no. La reflexión final, en relación con el caso, es si desde Suiza se entiende lo que ocurre aquí (o en USA) o viceversa. Ejemplos sobran en el análisis de otros hechos: Guantánamo, Cuba, Venezuela, la muerte/desaparición de Bin Laden; Assange, Snowden, etc. ¡“Tan iguales” y “tan distintos” todos ellos!

lunes, 9 de junio de 2014

La justicia y sus cosas

 "Juzga a un hombre cuando te hayas puesto en su lugar" 

La condena de Sperisen por un tribunal suizo es el cuarto as de una baraja que manosean demasiados. En Austria, otro tribunal absolvió a Figueroa. En Guatemala, Giammattei fue absuelto y una sala de apelaciones ordenó repetir el juicio contra otros implicados. Cuatro procesos del mismo caso y todos diferentes. Si como dicen, fue una actuación planificada, conjunta y concurrente de los acusados, cabe preguntarse -con duda razonable- por qué hay sentencias diferentes. La investigación, los hechos, los testigos, las pruebas deberían ser similares, incluso teóricamente los mismos. Entonces, ¿por qué los tribunales resuelven de distinta forma?
En el caso Sperisen concurren, al menos, cinco circunstancias que no surgieron en Austria. La primera, la negativa del tribunal a escuchar a algunos testigos de la defensa, expresidente de la República incluido. La segunda, ignorar la denuncia de la madre de uno de los fallecidos, por haber sido manipulada y engañada por CICIG, descubierta por un periodista. La tercera, el infame video que CICIG elaboró y “alguien” difundió por la red en un momento clave del debate, aunque ahora la Comisión se lave las manos. La cuarta, la intervención de la ONG TRIAL y su relación con la acusación. La última, las declaraciones de la ex fiscal de CICIG -Guiselle Rivera- atestiguando contundentemente sobre la falsedad de cuanto dijo el convicto francés que señala directamente a Sperisen. Las cinco hablan por sí mismas. No cuestiono la independencia de los tribunales, pero si la apreciación que pueden tener sus integrantes en función de aquello que les permiten ver o escuchar.
Queda pendiente otro debate que se llevará a cabo en España. Coincidencia, casualidad o causalidad, la ex Fiscal General Paz y uno de sus (ex) secretarios -al menos- se encuentran por allí desde hace días, supongo que disfrutando el jamón serrano y los vinos, además del debate sobre la abdicación real. Pero, en vista de cómo se manejaron durante la pasada administración ciertos temas de "justicia" -confirmado por estos recientes acontecimientos-, no sería extraño que tuvieran tiempo para reunirse con Castresana o con algún ilustre centroamericano escritor y editor de vídeos, entre otros maniqueadores.
No puedo pensar en un grupo social en el que la justicia no sea el pilar esencial de su correcto funcionamiento. Pero, sustento y afirmo que hay acciones de personajes oscuros que desean imponer “su justicia”. Vimos el infame video; testigos protegidos que mintieron; la componenda embajada USA-Fiscal Paz-Dall`Anese para extraditar a Portillo; el falso informe de los “jueces de la impunidad”; extravagancias del soberbio Castresana que encarcelaron a personas, posteriormente liberadas sin cargos. Se supo del pacto de CIGIG con el gobierno de la UNE; de la impunidad del caso Mussa; de la ausencia del ente en la desaparición de Siekavizza; del uso de criminales como testigos protegidos, y otras joyas de la corona. Eso no es justicia, algo que apoyaría por encima de cualquier otra cosa. Se trata de personajes que manipulan determinados casos, toman el poder cooptando instituciones y generan hedor a podrido inseparable de las sentencias, cualesquiera que sean. El bienestar de los ciudadanos, el desarrollo, el progreso y cuestiones similares importan un carajo a ese grupito de desalmados que focalizan su deformada neurona únicamente en sus bolsillos. Mientras asesinan diariamente a demasiados, perdemos el futuro por seguir peleando el triste pasado de ensoberbecidos sicópatas fracasados y sus mariachis internacionales ¡Nos jugamos el país!, pero parece no importarnos.

lunes, 2 de junio de 2014

Dall´Anese y Tarantino

 “Los finales felices son historias sin acabar” (Sr. y Sra. Smith) 
Conocía las dotes literarias del anterior comisionado de la CICIG, pero ignoraba sus habilidades como guionista de cortometrajes. A pesar de no resolver ningún caso trascendente y salir por la puerta trasera -tras fuertes quejas contra su persona y forma de hacer las cosas- tuvo, sin embargo, tiempo para escribir un libro y pareciera ser que también para otros menesteres. Hace pocos días, se conoció un video que mandó realizar, pagó con fondos de CICIG e intervino personalmente seleccionando entrevistas con apoyo de su asesor político Aníbal Gutiérrez ¿Qué hace una asesoría política en un ente investigador? Se confirma lo que siempre se ha dicho: juegan a la política y politizan la justicia ¡Bueno, la poca que queda, también es verdad!
Dall´Anese fue experto en fabricar y proteger a testigos que luego se desdijeron, en elaborar infames y falsos informes sobre jueces “corruptos” -su sucesor reconoció que lo hicieron sin indagar ni contar con información suficiente- y en amañar, con la anterior Fiscal General y el ex embajador USA, la extradición de Portillo -manifestado en una conferencia pública en Honduras-, entre otras habilidades. No continuó con la persecución penal del expresidente, eludiendo su deber y compromiso con “la justicia” y declinó juzgar a Carlos Vielman “por falta de condiciones” en el país ¡Pilatescas decisiones!
El video de marras -referente obligado para Tarantino en alguna de sus obras futuras- está repleto de elementos surrealistas. Es inaudito que un ente cuyo trabajo es probar su tesis investigada ante tribunales, utilice este tipo de artimañas con fragmentos de reportajes televisivos, entrevistas a personajes seleccionados por su ideología y opinadores sesgados -nunca testigos presenciales- e incluso agregue música emotiva  para determinadas situaciones. No es un reportaje periodístico -que tendría un balance de opiniones- sino el prepotente reflejo de quienes están acostumbrados a actuar con impunidad absoluta e inmunidad otorgada. Su soberbia fue castigada al ser expulsado de CIGIG; también en un aeropuerto donde le impidieron embarcar  por “bromear” con bombas ¡Que pedazo de juez-fiscal es usted don Paco! Esos ticos nos lo endilgaron por unos años, y se quedaron descansando.

De los hechos, el actual comisionado dice no saber nada -aunque con fondos de la entidad se pagó el video- y afirma que no hay copias en los archivos, lo que hace suponer que Dall´Anese o su asesor político se llevaron los originales. Don Iván -el actual- se resiste a que los estrictos protocolos de ONU sobre confidencialidad lo condenen por hablar mal o de más, y guarda el silencio cómplice necesario en esos organismos internacionales donde $25,000 al mes son suficientes para soportar lo que haga falta. El realizador del reportaje alega ignorancia supina y lo único que queda por pensar es que don Anibal -el asesor- pudo filtrarlo para continuar con su afán de moverle la silla a su jefe -denunciado por un medio escrito nacional-  algo similar a lo que él padeció porque apenas duró unos meses de embajador de Argentina en Guatemala. O quizá Dall´Anese lo mando difundir en este momento tan particular de sus fracasados casos. El final del cuento es que CICIG, en un alarde de dignidad o prudencia, pide retirar el video de Internet porque sabe que la ha vuelto a cagar, diarrea continuada e imparable desde que inicio con el complicado e ideologizado Castresana y fue continuada por el sibilino tico. Amigo Tarantino: si de esta no haces tu mejor película ¡estas acabado compadre!