lunes, 24 de junio de 2019

¿Fraude o desengaño electoral?

Los votantes de Sandra Torres, conocedores de su comportamiento, evidencian una moral laxa alejada de parámetros decorosos

La campaña del fraude electoral, orquestada por extremista habituales cercanos al gobierno, no tiene visos de credibilidad salvo para incautos que gustan del escándalo prefabricado o del pánico conspirador. Otra cosa es que hubo errores que deben subsanarse y eso genere un cierto ambiente de preocupación. Ganaron quienes ganaron y eso es justamente lo alarmante y lo que no queremos reconocer, razón por la que mejor promover, debatir y perder el tiempo con la idea de un posible fraude en vez de admitir que elegimos lo mismo. 
Dejémonos de cuentos chinos y digamos las cosas de frente: es inconcebible, y culpa del ciudadano y no de los políticos, que a estas alturas el partido UCN -cuyo líder permanece detenido en USA acusado de muy graves delitos- haya obtenido un importante número de diputados o alcaldías. Y UCN es solamente la guinda del pastel de comités cívicos que protegen a narcotraficantes, otros -como FCN-Nación- incluyen en sus filas a potenciales golpistas que pregonan barrabasadas muy alejadas de prácticas republicanas; CODECA que se ha dedicado más a delinquir que a hacer propuestas políticas viables y democráticas y pretende, en pleno siglo XXI, llevarnos a los albores de la revolución rusa del XX, o los votantes de Sandra Torres quienes conociendo su comportamiento -suficientemente descrito como para dedicarle más líneas- evidencian una moral absolutamente laxa muy alejada de parámetros mínimamente decorosos ¿Qué ética manejan quienes los votan? ¿Qué clase de país desean los electores de personas adscritas a esos partidos? 
El cacareado fraude electoral es realmente un profundo desengaño ciudadano que hace destacar el liderazgo político de quienes se parecen a la mayoría de los electores  ¡Y quien se incomode mírese al espejo y analícese! Es cierto que no había mucho para seleccionar -aquí llevamos sin elegir desde 1820- pero hay que dejar de esconderse o escudarse en ese tipo de afirmaciones para seguir apostando por lo mismo o echarle continuamente la culpa a otros que no sean quienes votan con los pies y no invierten un solo instante en analizar las consecuencias de sus irresponsables y frívolos actos.
A partir de ahora ocurrirá lo de siempre porque nosotros, los votantes, así hemos querido. La segunda vuelta será enormemente costosa en términos de transacción política porque los dos candidatos que compiten deberán negociar con alcaldes inescrupulosos y diputados delincuentes que encarecerán su apoyo si desean que movilicen sus feudos. Los ciudadanos irresponsables -es decir, nosotros- pagaremos el costo de todo ello pero no será problema para el 70% que se encuentran en la economía informal y que eluden el ISR y a quienes realmente les viene del norte -según creen- ese tipo de negociaciones ocultas y oscuras necesarias para aupar, en segunda vuelta, a quien mejor engañe o sea menos “odiado”, que es lo que ocurre desde 1986.
Mientras, allende las fronteras, países como Croacia, Montenegro o Serbia, que padecieron conflictos armados mucho más crueles que el que aquí mantuvo por 36 años el país confrontado, se han acercado en menos tiempo a las puertas de una Europa próspera, desarrollada y segura ¿Será que ellos son mejores que nosotros? Definitivamente no, pero si ocurre a la inversa: nosotros somos mucho más abandonados, despreocupados, pasivos y acomodados que ellos, y de ahí no salimos porque no nos da la regalada gana a pesar de darnos cuenta de lo mal que lo hacemos.
Pero para no hacernos bolas -chispudos y creadores- inventamos aquello de “aquel que por su gusto muere que lo entierren parado” ¡Pues eso, a joderse toca!

Las Thelmas y el colapso del sistema

Que sobresalga el MLP es más un evidente fracaso de la izquierda que una depresión de la derecha, aunque de todo hay

De estas elecciones muchas enseñanzas deben sacarse. A estas alturas, habrá tenido la oportunidad de leer casi de todo: números, proyecciones, escenarios, resultados, análisis, campañas negras y encuestas reales y manipuladas. Podemos quedarnos en la periferia de las cosas o incluso en lo anecdótico o coyuntural, como ha sido habitual, pero no servirá para mejorar un sistema del que ya no queda mucho por decir y si bastante por cambiar.
Dos “Thelmas” han protagonizado la reflexión que pretendo hacer: Aldana y Cabrera. Ambas con características comunes: no son políticos tradicionales, desde sus espacios promueven cambios más o menos drásticos, sin partido político “aparecieron” los pertinentes -Semilla y MLP-, no se hubiesen esperado en el escenario electoral hace un par de años, generan sentimientos contrapuesto y de rechazo cuando han ejercido su labor -fiscal o social- y hay cierta admiración confesada de la una a la otra y hasta un “ cierto endoso” explícito del voto. Aldana no pudo participar por cuestiones sobradamente conocidas, pero de haberlo hecho hubiese estado entre las primeras o incluso podría haber ganado las elecciones. Cabrera, por su parte, ha consolidado un movimiento que ha crecido hasta cifras no imaginables hace meses. Dos fenómenos atípicos que conviene analizar para aprender las lecciones que de ellos se derivan.
El sistema político-electoral está colapsado y no es de recibo continuar con él. Es preciso dignificar los partidos políticos y que dejen de ser vehículos electorales, además de promover  la democracia interna de la que carecen. Los diputados deben elegirse por sistema mixto: listas cerradas (nacionales) y elección individual (distritales). La Ley electoral y de Partidos Políticos requiere volver a cambiarse y darle validez al voto nulo bajo la figura de un candidato más llamado “Ninguno” que no tenga que competir en las condiciones de desigualdad como lo hace ahora, entre otras.
La derecha política debe incorporar reclamos sociales de una izquierda radical que cierra filas en torno a grupos con alto grado de extremismo pero que reivindican cada vez más fuertemente cuestiones relacionadas con el desarrollo comunitario, la calidad de vida, la expropiación, la educación y salud y cuestiones no menos importantes. La izquierda, por su parte, debería evaluar por qué un movimiento radical es capaz de obtener muchísimos más votos que todos los partidos tradicionales juntos: URNG, Winaq y Convergencia, liderados por personajes “mucho más académicamente formados” pero que no calan en la población ni arrastran las masas que la literatura tradicional presenta como desarraigadas, indígenas, revolucionarias o pobres. En todo caso, que sobresalga el MLP es más un evidente fracaso de la izquierda que una depresión de la derecha, aunque de todo hay. Si se analiza la evolución de ciertos países latinoamericanos, se puede concluir que el modelo al que podemos terminar pareciéndonos es el boliviano, con las sombras -más que luces- de un personaje autoritario que no deja el poder. 
Es preciso prestar atención a los reclamos de los votantes, porque son quienes eligen. El hecho de que pensemos que están equivocados, son radicales, delincuentes o activistas, no excluye la capacidad de elegir con la que cuentan y, seguramente, algunas de sus exigencias deberían agregarse oportunamente al debate nacional. Seguir pasivos frente a lecciones históricas que están ahí visibles solo conduce a que se repitan los errores y que los resultados del futuro próximo terminen, como ha ocurrido en otros países del entorno, con la poca estabilidad que queda. Esperemos que la memoria nacional “de pájaro” no olvide esto en los próximos cuatro años, aunque de momento UCN sigue sacando diputados ¡Inaudito!

lunes, 10 de junio de 2019

El ocaso de un nefasto cuatrienio

Se rinden calladamente y reconocen que mejor vengan las tropas USA a hacer lo que ellos no quieren, no saben o no pueden

Este gobierno que no gobierna y que desde el inicio se mostró absolutamente ineficiente e incapaz, se muestra ahora profundamente inoperante y dañino, lo que es comprensible considerando las personas que lo integran. Distintos indicadores muestran que estamos mucho peor de lo que debiéramos y no hay una sola área en la que hayamos dado los pasos correctos, menos los necesarios.
Con ese desgobierno, los grupos de presión supieron sacar su chantajista tajada y a pesar de que se supo que un ujier del Congreso haciendo fotocopias ganaba tres veces más que un doctor del IGSS, esquivaron aquella promesa de “limpieza sindical”. Magisterio, Salud, las decenas de sindicatos del OJ, MP, municipalidades, etc., obtuvieron sus bonos sin olvidar las presiones rentista que también ejercieron los vendedores de la terminal,  CODECA o más recientemente ese colectivo de “exmilitares” -con quienes el gobierno “dialoga”- y que quieren recetarse, a costa del erario, una “indemnización” de Q85,000 por barba. El mecanismo, independientemente de donde sea, es el mismo: presiona y chantajea que algo sacas. De esa cuenta, quienes no tenemos “perrito que nos ladre”, es decir no pertenecemos a grupo de presión alguno, pagamos los acuerdos que políticos mediocres y chantajistas asociados pactan para apaciguarse los unos a los otros, y como el fin último no es mejorar el funcionamiento de las instituciones públicas, los resultados finales, sistemáticamente, son mediocres o muy malos que es lo que reflejan los indicadores antes referidos.
En ese habitual escenario oscuro y polémico, se ha difuminado -mediáticamente hablando- una carta que Vicente González, congresista por Texas, envió al Presidente Trump sobre conversaciones mantenidas con el embajador de Guatemala en los Estados Unidos. Teniendo en cuenta que el entorno de la conversación parece ser que era migración y crimen organizado y que, entre otras perlas, se puede leer: “El presidente guatemalteco Jimmy Morales ha indicado que agradecería la introducción de tropas estadounidenses en la frontera norte de Guatemala”, representa un reconocimiento de la incapacidad de llevar a cabo esas labores con medios nacionales, pero también -mucho más grave- asumir un compromiso que la constitución no le permite ni ha sido planteado en el debate político nacional. Lo extravagante, aunque no deja de ser lo menos importante, es que este gobierno y sus grupos de apoyo se han ufanado permanentemente de ser los más nacionalistas y han esgrimido “la soberanía” para cualquier propósito o tropelía, ¡y miran que han cometido! Pero haciendo la mejor gala de aquello de “por la boca muere el pez”, se rinden calladamente y reconocen que mejor vengan las tropas USA a hacer lo que ellos no quieren, no saben o no pueden.
Han hecho esfuerzos importantes para confundir y enmascarar el asunto y han tratado de explicar vehementemente la colaboración del Comando Sur con fuerzas nacionales en la zona de Huehuetenango o el convenio firmado entre Gobernación y el Departamento de Homeland Security, ambas iniciativas absolutamente distintas de la famosa conversación que mantuvo el embajador guatemalteco. La coyuntura electoral ha echado tierra al asunto y parece que aquí nada pasó porque el ciudadano medio se preocupa más por aclararse sobre a quienes seleccionar de una oferta que desconoce o le disgusta que de temas relacionados con política exterior o vulneración al orden constitucional. En otros lugares, el presidente debería dar explicaciones o el embajador sería destituido. Aquí, en nuestra mediocridad, nos la juegan porque nos sigue pelando mientras reivindicamos gritonamente -eso si- nuestra soberanía. Lo curioso: después de casi 200 nos lo seguimos creyendo.

lunes, 3 de junio de 2019

Voto nulo. Voto válido. Voto útil

El voto nulo se maneja como si fuera un candidato más pero tiene que contar con mayoría absoluta para tener incidencia

No se usted pero yo tengo clarísimo el panorama electoral. No nos engañemos, en estas elecciones hay dos o tres candidatos con posibilidades de llegar a la Presidencia. La mayoría de partidos han puesto figuras decorativas o candidatos sin posibilidades porque la estrategia no es el Ejecutivo sino colocar el mayor número de diputados y conformar un grupo en el Congreso para tener fuerza y presionar desde allí. Dipulobos disfrazados, muchos de los cuales persiguen el mismo fin: el chanchullo e la impunidad.
De esa cuenta, cobra importancia el voto nulo que ha levantado expectativas de última hora. Es una opción válida e imposible de comparar con pasadas elecciones ya que es la primera vez que tiene incidencia real. Algunos argumentan que si el voto nulo no obtiene la mayoría absoluta indicada en la ley, el porcentaje obtenido por del resto de candidatos quedaría modificado y beneficiaría especialmente a los primeros: en absoluto es cierto. El voto nulo se maneja como si fuera un candidato más pero debe contar con mayoría absoluta para tener incidencia.
Dicho lo anterior -que aclara el marco general- creo que puede ser una buena herramienta para elecciones municipales y presidenciales, pero no para diputaciones. La razón para no utilizarlo en votaciones “colectivas” -PARLACEN y Congreso- es que en ellas se vota por listas y seguramente encontrará alguna que le guste o satisfaga la mayoría de sus expectativas. Sin embargo, en el caso en que se vota por personas -presidencia y alcaldías- es posible que no le guste nadie o le disguste mucho quienes cuentan con la mayor intención de voto. En ambos casos, no obstante, puede escoger a alguien que sea de su preferencia -aunque nunca llegue a segunda vuelta en el caso presidencial porque esté situado muy lejos de las primeras posiciones- o bien optar por el voto nulo que satisfaría en mayor medida sus expectativas. 
¿Cómo?, se preguntará. Pues se lo explico. Al votar nulo -porque rechaza a los primeros o no tiene claro a quien elegir- está dándole valor útil a su voto y si ese coincide con la mayoría absoluta, las elecciones se anularán y comenzará nuevamente el proceso. De esa cuenta, las personas que ahora son candidatos dejarían de serlo y no tendrían inmunidad por lo que la justicia podría actuar contra quienes tienen causas abiertas, investigar casos de corrupción que ahora no se pueden porque cuentan con antejuicio o proponer nuevos candidatos, particularmente de partidos que no han podido inscribir a los suyos por diversas razones. En una palabra: es como si se corriera el proceso electoral para antes de la convocatoria pasada y en esas condiciones hay muchos escenarios posibles.
La última encuesta presenta a 16 -de 20- candidatos con menos del 5% de intención de voto. La suma de los porcentajes más la del 24% de quienes dicen no saber por quien votar, representa más del 50% lo que es suficiente para conseguir la mayoría absoluta, repetir estas elecciones y reconfigurar el turbio panorama electoral del que parece no escapamos. El voto nulo no está regulado de la mejor manera y comprendo que es difícil alcanzar la mayoría absoluta, pero no imposible. Votar nulo es la única oportunidad de intentar el cambio porque lo que no se justifica es seguir como siempre cuando hay herramientas nuevas y tenemos la responsabilidad de saber como emplearlas y utilizarlas.
¡Ahí queda el difícil reto!, de lo contrario aceptemos con el conformismo habitual lo que ha venido hundiendo el país por años ¿Se atreve a asumir el desafío? Luego no se queje.