Al poco de llegar la UNE al poder, rápidamente nos dimos cuenta que la ”esperanza” de la sigla era puro bluf y que la expectativa no tenía sustancia alguna. Solo han faltado pocos meses más para ver que la “unidad” se ha desintegrado y también era algo vacío de contenido. Ahora queda esperar a ver si lo de “nacional” persiste o se desmorona. De la UNE, únicamente ha quedado la “N”.
La salida del diputado Baldizón y otros que lo apoyan, era algo cantado desde el principio, aunque ellos se encargaban de desmentirlo y proyectar una fingida unión que no pasaba el menor chequeo crítico.
La pasada Semana Santa, se preparó toda una campaña para someter al díscolo diputado a ese ficticio tribunal de honor y, a raíz de aquella movida, se desveló el asunto del desvío millonario de los “ahorros” del Congreso, quedando en evidencia e imputado el diputado Meyer. Ahora, un tiempito después, la historia se repite con distintos protagonistas. Sale malherido el diputado Taracena y al de siempre le quieren hacer lo de siempre: otro ficticio tribunal del honor. Veremos que sale ahora.
El sistema se desnuda de nuevo y emerge la influencia y el poder de doña Sandra y de su entorno. Sin embargo, todo no va a ser miel sobre hojuelas. De momento, el costo político será alto, muy alto. Tanto que es posible que la mayoría insuficiente de antes, se torne ahora incapaz. El diputado Baldizón puede contar con el apoyo de sus leales y de otros grupos que ya tuvieron su cisma y llevan algún tiempo acercándose al petenero. Por su parte la bancada de la “N” (lo que queda de la UNE) tendrá que pactar con el FRG, fuerza que toma un protagonismo importante y que es la ganadora de toda esta bulla, al menos en el corto plazo, o bien buscar cantidades extraordinarias de recursos económicos para ver si puede convencer a esos otros que se dejarán querer a cambio de sabe el diablo que negociación. No creo que la GANA se aglutine y sobresalga, ni que el PP haga más que esa parca y poco fructífera oposición que está haciendo.
Por otra parte, asistiremos a un patético espectáculo y presenciaremos una sangrienta batalla entre una y otro para ver quién termina influyendo más en el entorno político y saca mayor tajada de toda esta morbosa, desagradable y, sobre todo, populista situación. La próxima presidencia parece que lo requiere, aunque es posible que los dos se destrocen en el ruedo o en el circo, depende de cómo se platee el enfrentamiento. De momento uno ya tuvo que salir del país y ahora veremos una mayor fiscalización y crítica de los fondos de “confusión social” que maneja quien todos sabemos.
Para los que vemos los toros y el Congreso desde la barrera, este jaleo con tufo maquiavélico nos produce una doble sensación inexplicable. Por un lado, aplaudimos la refriega con la esperanza de que ambos salgan de la escena política. De otro, lamentaremos la situación cotidiana que sin duda se tornará mucho más compleja e incrementará el costo de los arreglos a los que nos tienen acostumbrados. Descubierta la fregadera, el precio de todo será más alto, especialmente el de los pactos, negociaciones y aprobaciones de esas componendas que solo ellos saben armar. Todavía quedan tres años para que este padecimiento se acabe y nadie asegura que después de la tempestad venga la calma, si no que puede llegar cualquiera de los que ahora alborota. Esto del poder bazofia, no tiene límites ni solución.
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