Siglos lleva la humanidad esforzándose por comprender el amor. Unos, pretendieron asociarlo con el prójimo, con cercana visión religiosa donde el amor, a fin de cuentas, se traduce en servicio a los demás, al otro. Los más ascetas, se recrearon en la contemplación divina o, de vez en cuando, en la del ser amado. Vivieron por y para él, sin que lo vieran o lo palparan, aunque quienes entraron en trance o se acercaron al mismo, confesaron que era posible sentirlo y percibirlo. Sensación, a mi parecer, resignada y siempre reservada a un grupo reducido y selecto, pero lejos del resto de los mortales.
Otros, tratando el tema en prosa o en poesía, no fueron capaces de definirlo o lo hicieron de manera difusa y etérea, marcando una época donde la melancolía, la depresión, el drama y hasta el suicido fue la tónica dominante y supuso el fin de muchos. Todo un permanente sufrimiento por la persona amada que no siempre era visible ni real. Don Quijote puede ser el representante de toda esa época, mezclando un sin número de factores, sana locura por su amada Dulcinea, incluida.
Psicólogos, psiquiatras y otros estudiosos del comportamiento humano, llevaron a cabo un ímprobo esfuerzo por clasificar el amor, distinguiendo entre el eros, la philia y la compasión, sustentado en el rumbo de la conducta que parecía asociarse al tiempo de permanencia de la relación y a la evolución en la forma, aunque no necesariamente se producía siempre por el orden indicado ni correspondía a la edad cronológica de la pareja. Los más, se quedaron en clasificaciones sencillas: amor filial, de pareja, de amigos o las extendieron a las relaciones homosexuales o bisexuales.
Grupos más simplistas -o menos complicados- decidieron que el amor estaba asociado a la edad y catalogaron el amor juvenil, el amor maduro e incluso el amor en la vejez, relacionado con una especie de pasión irreflexiva a medida que la edad era menor o de tendencia a la ternura conforme pasaban los años; Diferenciaron amor y sexo, y forjaron una tercera opción que los unía y resultaba perfecta, naciendo aquello de “hacer el amor”; O lo tomaron como algo contrapuesto a otros terribles conceptos: “haz el amor y no la guerra”. Los mas materialista, crearon el día del amor reduciendo lo afectivo a un simplismo preocupante. Como ven todo un abanico de opciones, clasificaciones y posibilidades.
Algunos más, no nos complicamos la vida cavilando sobre todo lo anterior. Es más, ni nos importa. El amor es un sentimiento que cuando se ha querido explicar racionalmente ha terminado por desvirtuarse o por destruirse. No podemos entender ciertas cosas, pero peor es querer descifrarlas. Sencillamente se siente y toda especulación en torno al mismo pareciera inútil e innecesaria. Intentar explicar el frío o el calor, es un esfuerzo colosal, pero mucho más fácil que hacerlo con otras sensaciones donde es posible que el amor ocupe la cúspide.
Te amo, porque te amo y si se busca una razón del porqué se puede entrar en un terreno donde falten las palabras y se empleen términos imprecisos. No se ama o se deja de amar a capricho, el amor no es siempre manejable. Me apunto a la sugerencia pascaliana: “El corazón tiene razones que la razón desconoce” o a la agustina: “La medida del amor, es el amor sin medida”. Y, si así se despacharon el filosofo y el santo, ¿quiénes somos nosotros para buscar muchas más aclaraciones o poner límites?. “Sencillamente”, te amo, punto. ¿Acaso debo renunciar a ello o tengo que explicarlo más?. Mejor dejarlo ahí.
Este es un blog personal donde se editan las columnas de opinion (y otras) que semanalmente publico en el diario PRENSA LIBRE de Guatemala. La idea es generar un espacio de debate y opinión con los lectores, de forma que la libertad de expresión sea en doble sentido.
lunes, 26 de octubre de 2009
lunes, 19 de octubre de 2009
La puntita
Una vez elegidos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y de las salas apelaciones, con una especie de sentimiento de satisfacción por parte de casi todos, aunque no total, parece que lo que queda ahora, como muchos han evidenciado, es fiscalizar la actuación de los mismos en orden a constatar que sus decisiones se ajustan a Derecho y no son “capricho del azar” o producto de la presión o del típico amañamiento. Hay una especie de “sensación de triunfo” por haber logrado sacar a corruptos y cuestionados de las listas y también de que fueran designados por el Congreso como titulares de la plaza. De alguna forma ¡todos contentos!.
Sin embargo, y lamentablemente, la última palabra en este país no la tienen ni unos ni otros de los designados. La decisión final, por interés político, la tiene la Corte de Constitucionalidad (CC), constituida en Súper Tribunal Superior de Justicia que acapara las misiones propias de cualquier CC y las de la CSJ, sin haber dejado espacio para que esta última sea realmente el eslabón final de una secuencial cadena y la única alta magistratura en decidir asuntos judiciales, salvo aquellos que realmente se refieran a interpretación de la Constitución.
Es decir, la punta del iceberg está en la CC pero, ¿quiénes designan a los magistrados de esa Corte?. Curiosamente el Congreso, el Colegio de abogados, la USAC, el Ejecutivo y el Organismo Judicial. ¡Ráscate lo que yo me sé!. Resulta que todos ellos son precisamente los que han sido señalados por actuación “ligera”, cuanto no dudosa, ahora que no encuentro palabras que no ofendan. El Congreso ya demostró que si no se le presiona hubiera nombrado a cuestionados; el Presidente declaró que la UNE (y también su cuñada, aunque eso lo dijo otro) llevaba dos años trabajando en el proceso; El Colegio de abogados está dirigido, al igual que el Tribunal de honor del mismo, por una planilla promovida por el “rey del tenis”, según él mismo declaró en TV; La USAC….., uhfff, para que seguir. Creímos haber solucionado lo oscuro y lo oculto del problema y, finalmente, todas las resoluciones que tomen los elegidos llegarán en última instancia a los decisores supremos que pueden terminar por responder a criterios políticos, porque políticamente han sido designados y no por méritos de otra clase. ¿Qué hemos arreglado pues?. Esto no ha sido mas que una cosmética, un alegrón de burro, un lifting veraniego, pero el problema sigue ahí, es más, posiblemente perdamos la visión global si seguimos enfocados en lo puntual que se ha “resuelto”.
Por ello, los interesados se han conformado y no han hecho alboroto. A fin de cuentas influyen, y seguirán haciéndolo, en el “Super Tribunal” porque ellos son quienes nombraron, y nombrarán, dentro de año y pico a los nuevos integrantes. ¿Por qué no cambiar también el procedimiento para la próxima elección?. Alguno de los actuales magistrados cuenta con impedimentos similares a los que se les señalaron a esos otros que no dejaron elegir ahora.
Hay que poner el ojo no solamente en las decisiones de los nuevos magistrados, más bien en las que emita la CC y evidenciar los malos manejos que se puedan producir. No podemos conformarnos con haber reparado las bisagras si la puerta tiene la cerradura en mal estado. Ahí, en la CC, convergen realmente los intereses políticos y parece que el teléfono suena más de lo debido o es el lugar donde alguno redacta su ponencia en función de otros intereses más allá de los puramente legales. ¡Alguien tiene un ejemplo!. ¡Yo, si!.
Sin embargo, y lamentablemente, la última palabra en este país no la tienen ni unos ni otros de los designados. La decisión final, por interés político, la tiene la Corte de Constitucionalidad (CC), constituida en Súper Tribunal Superior de Justicia que acapara las misiones propias de cualquier CC y las de la CSJ, sin haber dejado espacio para que esta última sea realmente el eslabón final de una secuencial cadena y la única alta magistratura en decidir asuntos judiciales, salvo aquellos que realmente se refieran a interpretación de la Constitución.
Es decir, la punta del iceberg está en la CC pero, ¿quiénes designan a los magistrados de esa Corte?. Curiosamente el Congreso, el Colegio de abogados, la USAC, el Ejecutivo y el Organismo Judicial. ¡Ráscate lo que yo me sé!. Resulta que todos ellos son precisamente los que han sido señalados por actuación “ligera”, cuanto no dudosa, ahora que no encuentro palabras que no ofendan. El Congreso ya demostró que si no se le presiona hubiera nombrado a cuestionados; el Presidente declaró que la UNE (y también su cuñada, aunque eso lo dijo otro) llevaba dos años trabajando en el proceso; El Colegio de abogados está dirigido, al igual que el Tribunal de honor del mismo, por una planilla promovida por el “rey del tenis”, según él mismo declaró en TV; La USAC….., uhfff, para que seguir. Creímos haber solucionado lo oscuro y lo oculto del problema y, finalmente, todas las resoluciones que tomen los elegidos llegarán en última instancia a los decisores supremos que pueden terminar por responder a criterios políticos, porque políticamente han sido designados y no por méritos de otra clase. ¿Qué hemos arreglado pues?. Esto no ha sido mas que una cosmética, un alegrón de burro, un lifting veraniego, pero el problema sigue ahí, es más, posiblemente perdamos la visión global si seguimos enfocados en lo puntual que se ha “resuelto”.
Por ello, los interesados se han conformado y no han hecho alboroto. A fin de cuentas influyen, y seguirán haciéndolo, en el “Super Tribunal” porque ellos son quienes nombraron, y nombrarán, dentro de año y pico a los nuevos integrantes. ¿Por qué no cambiar también el procedimiento para la próxima elección?. Alguno de los actuales magistrados cuenta con impedimentos similares a los que se les señalaron a esos otros que no dejaron elegir ahora.
Hay que poner el ojo no solamente en las decisiones de los nuevos magistrados, más bien en las que emita la CC y evidenciar los malos manejos que se puedan producir. No podemos conformarnos con haber reparado las bisagras si la puerta tiene la cerradura en mal estado. Ahí, en la CC, convergen realmente los intereses políticos y parece que el teléfono suena más de lo debido o es el lugar donde alguno redacta su ponencia en función de otros intereses más allá de los puramente legales. ¡Alguien tiene un ejemplo!. ¡Yo, si!.
lunes, 12 de octubre de 2009
Justi-CICIG-a
¡Valiente embrollo en el que andamos metidos!. De la nueva normativa para seleccionar magistrados, lo más importante es que se aplicaron”criterios de representación de minorías”, lo que impidió, como antaño, las aplanadoras pactadas en planillas amañadas. Eso no evitó el calor de costumbre en el seno de la Comisión de Postulación (CP). En pleno proceso, la Decana de la Universidad Mariano Gálvez abandonó la misma alegando amenazas y nadie ocupó su puesto ni se preocuparon por sustituirla, salvo antes de la última votación, donde se quiso enviar a un representante. ¿Qué intereses hubo al final que no se reconocieron en el ínterin?; ¿Cometió delito de abandono de funciones?.
Muchos cuestionan a la CP por no haber realizado una buena selección. Sin embargo, la honorabilidad y la ética, eran puntuadas sobre la base de tres o cuatro certificados: antecedentes policiales, ausencia de denuncias, etc., es decir, algo que cualquiera puede obtener en blanco, a pesar de estar manchado de negro. ¿Era esa la forma o la fórmula?, posiblemente no, pero fue sobre la que se hizo. Presiones tampoco faltaron. El “Nadal chapín”, que sabía cómo influir y lo había perfeccionado anteriormente, parece que es el gran derrotado en este proceso al no incluir a ninguno de sus patrocinados.
Los “grupos de la sociedad civil” también hay que presentarlos de frente y con sus intereses. El 80% de las denuncias no sirvieron para nada. Eran anónimas o estaban firmadas por quienes no representaban legalmente a los movimientos que incluían sus logos, alguno de los cuales, como la Asociación de Abogados Mayas, llegó a presentarse en determinado momento a decir que el suyo había sido utilizado, en esa ocasión, sin su consentimiento. ¿Qué fundamento real tenían ciertas denuncias?, ¡hay que verlas!. Algunas consistieron en acusar a la magistrada de tener hasta cuatro amantes (tesis doctoral para psicólogos, pero no tema para la CP) o de haber cambiado de carro.
Por su parte, la CICIG nunca presentó en la CP alegato alguno ni prueba fundamental, de las que luego tuvo conocimiento el Congreso ni estuvo en las vistas públicas, algo que hubiese sido más útil y efectivo, aunque menos mediático, y decidió reservar la información “por si no lo hacía bien”. Sin memorial acusador, ahora extemporáneo, es imposible que aquellos evaluadores determinaran la idoneidad de algunos/as.
En la votación final, a última hora de la noche del domingo y en las primeras del lunes, hubo personas que con su presencia trataron de presionar a alguno de los miembros de la Comisión, concretamente de entre los Decanos. Sus demás colegas alentaban al jurista observado en sus posaderas para que no se dejara influir. Mientras, un grupito telefoneaba descaradamente a ver por quien debían votar y, finalmente, fue el que eligió a los seis señalados. El Presidente, como postre, declaró que la UNE llevaba dos años de negociaciones y trabajo para este proceso de nombramiento de jueces. ¿Lo quieren más claro?. R.I.P., para los corruptos manipuladores.
Ahora los magistrados deben comenzar a ajustar sus decisiones realmente a Derecho y no a intereses que les comprometen. Los tribunales no pueden ser mesas de negociación, sino aplicadores fieles de normas generales donde la razón está al margen de la presión o el amiguismo.
A todo esto, hay un importante porcentaje olvidado de personas de bien que han iniciado una revolución de fondo en el país. ¡Un aplauso a los que ejercieron el liderazgo esperado a pesar de las críticas!.
Muchos cuestionan a la CP por no haber realizado una buena selección. Sin embargo, la honorabilidad y la ética, eran puntuadas sobre la base de tres o cuatro certificados: antecedentes policiales, ausencia de denuncias, etc., es decir, algo que cualquiera puede obtener en blanco, a pesar de estar manchado de negro. ¿Era esa la forma o la fórmula?, posiblemente no, pero fue sobre la que se hizo. Presiones tampoco faltaron. El “Nadal chapín”, que sabía cómo influir y lo había perfeccionado anteriormente, parece que es el gran derrotado en este proceso al no incluir a ninguno de sus patrocinados.
Los “grupos de la sociedad civil” también hay que presentarlos de frente y con sus intereses. El 80% de las denuncias no sirvieron para nada. Eran anónimas o estaban firmadas por quienes no representaban legalmente a los movimientos que incluían sus logos, alguno de los cuales, como la Asociación de Abogados Mayas, llegó a presentarse en determinado momento a decir que el suyo había sido utilizado, en esa ocasión, sin su consentimiento. ¿Qué fundamento real tenían ciertas denuncias?, ¡hay que verlas!. Algunas consistieron en acusar a la magistrada de tener hasta cuatro amantes (tesis doctoral para psicólogos, pero no tema para la CP) o de haber cambiado de carro.
Por su parte, la CICIG nunca presentó en la CP alegato alguno ni prueba fundamental, de las que luego tuvo conocimiento el Congreso ni estuvo en las vistas públicas, algo que hubiese sido más útil y efectivo, aunque menos mediático, y decidió reservar la información “por si no lo hacía bien”. Sin memorial acusador, ahora extemporáneo, es imposible que aquellos evaluadores determinaran la idoneidad de algunos/as.
En la votación final, a última hora de la noche del domingo y en las primeras del lunes, hubo personas que con su presencia trataron de presionar a alguno de los miembros de la Comisión, concretamente de entre los Decanos. Sus demás colegas alentaban al jurista observado en sus posaderas para que no se dejara influir. Mientras, un grupito telefoneaba descaradamente a ver por quien debían votar y, finalmente, fue el que eligió a los seis señalados. El Presidente, como postre, declaró que la UNE llevaba dos años de negociaciones y trabajo para este proceso de nombramiento de jueces. ¿Lo quieren más claro?. R.I.P., para los corruptos manipuladores.
Ahora los magistrados deben comenzar a ajustar sus decisiones realmente a Derecho y no a intereses que les comprometen. Los tribunales no pueden ser mesas de negociación, sino aplicadores fieles de normas generales donde la razón está al margen de la presión o el amiguismo.
A todo esto, hay un importante porcentaje olvidado de personas de bien que han iniciado una revolución de fondo en el país. ¡Un aplauso a los que ejercieron el liderazgo esperado a pesar de las críticas!.
lunes, 5 de octubre de 2009
El cuarto poder
ESTE ARTICULO ES INEDITO. NO SE HA PUBLICADO PORQUE LA COLUMNA, ESE DIA, APARECIO EN BLANCO BAJO EL TITULO DE !INJUSTICIA!, COMO CONDENA SOLIDARIA A QUIENES HAN MANIPULADO EL PROCESO DE SELECCIÓN DE MAGISTRADOS.
!!!MI DESPRECIO A TODOS ELLOS!!!
Montañas de comentarios ha traído la selección de los magistrados a la Corte Suprema de Justicia. Inicialmente se comenzó por criticar, fiscalizar y hasta presionar a la Comisión de Postulación. Muchos de los integrantes, lejos de hacer su trabajo, se dedicaron a hablar continuamente por teléfono para solicitar instrucciones a quienes, desde afuera, realmente dirigían y opinaban en aquellas discusiones por boca de algunos de los representantes pagados o manejados por intereses difusos. Al final, lograron conformar una lista de 26, muchos de los cuales no llegaron ni a 60 puntos, lo que evidencia el corto CV y la escasa calidad de los candidatos. ¡Habría que meditar sobre ello!.
También hay que criticar el desmedido protagonismo de los denominados “grupos de la sociedad civil”. Sin representar a nadie, más que a ellos mismos, y con un manejo mediático sin precedentes, apretaron hasta la saciedad. Enviaron propuestas, fotocopias de prensa como denuncias y sugerencias avaladas por firmar ilegibles, cuando no anónimos. A ellos no había quien los cuestionara ni fiscalizara. Querían quitar a los “malos”, pero no dejaban de imponer a los suyos, a los “buenos y honestos”. ¡Quién sabe dónde pusieron el rasero de medir!. A fin de cuentas, tenían que justificar millones de donaciones internacionales que los sustentan y les dicen en qué dirección actuar. Con todo ese alboroto, ¿qué abogado defenderá ahora a algún sospechoso de narco o qué juez dictara una sentencia que, dentro de unos años, digan que es “incorrecta” o amañada?. Hemos pasado de la presión de los grupos ocultos a la de los “juzgadores sociales”. ¿En qué mejoramos, pues?.
A esos de “la buena voluntad”, hay que sumarle la CICIG que también incidió lo suyo. Sin embargo, no puede ser admisible, que un juez de la categoría de Castresana, haga una denuncia pública ex temporánea y sin aportar pruebas. ¿Por qué no presentó los alegatos documentados en la Comisión?. Creo que se precipitó, y pudo ser por la presión de los mismos grupillos que compadrean en el ámbito internacional, y ya sabe que quienes pagan, exigen.
Finalmente, el triangulo se completa con el Congreso. Haciendo caso omiso de cualquier sugerencia, ya tenían pactado quienes serían los magistrados. ¡Acaso no son ellos los que mandan!. ¿Quién se cree todavía eso de que son “los representantes del pueblo”?. Los diputados solo se representan a ellos mismos y a quienes les pusieron ahí, los demás, les importamos un carajo. No es criticable el pacto, sino más bien como lo hicieron y con la elegancia que se pasaron cualquier consideración por la entrepierna.
En todo esto, nadie reparó, y por eso todo ha quedado igual que estaba, en quien manda en este país. Algunos ingenuos periodistas todavía fueron a pedir la opinión del Presidente en relación con la elección. ¿Creen, mis estimados, que es el Presidente quien decide?. Deben buscar a la sombra y con faldas quien, discretamente, mueve los hilos de este país y los convierte en sólidos amarres. El “grupito justiciero” ya había decidido quienes serían nombrados, que deberán hacer y, por supuesto, a quien deben obedecer en el futuro.
Seguimos mirando de reojo en lugar de enfocarnos en cómo están realmente las cosas. ¿A quién le interesar una justicia ad hoc?, pues a quien la tenga que maneja interesadamente. Está pendiente la elección presidencial, el caso Rosemberg y muchas otras cosas propias y de amigos que hay que resolver. Dejen de mirar la decoración y presten atención al poder en la sombra, de lo contrario, seguiremos sorprendiéndonos cada vez que ocurran cosas como estas.
!!!MI DESPRECIO A TODOS ELLOS!!!
Montañas de comentarios ha traído la selección de los magistrados a la Corte Suprema de Justicia. Inicialmente se comenzó por criticar, fiscalizar y hasta presionar a la Comisión de Postulación. Muchos de los integrantes, lejos de hacer su trabajo, se dedicaron a hablar continuamente por teléfono para solicitar instrucciones a quienes, desde afuera, realmente dirigían y opinaban en aquellas discusiones por boca de algunos de los representantes pagados o manejados por intereses difusos. Al final, lograron conformar una lista de 26, muchos de los cuales no llegaron ni a 60 puntos, lo que evidencia el corto CV y la escasa calidad de los candidatos. ¡Habría que meditar sobre ello!.
También hay que criticar el desmedido protagonismo de los denominados “grupos de la sociedad civil”. Sin representar a nadie, más que a ellos mismos, y con un manejo mediático sin precedentes, apretaron hasta la saciedad. Enviaron propuestas, fotocopias de prensa como denuncias y sugerencias avaladas por firmar ilegibles, cuando no anónimos. A ellos no había quien los cuestionara ni fiscalizara. Querían quitar a los “malos”, pero no dejaban de imponer a los suyos, a los “buenos y honestos”. ¡Quién sabe dónde pusieron el rasero de medir!. A fin de cuentas, tenían que justificar millones de donaciones internacionales que los sustentan y les dicen en qué dirección actuar. Con todo ese alboroto, ¿qué abogado defenderá ahora a algún sospechoso de narco o qué juez dictara una sentencia que, dentro de unos años, digan que es “incorrecta” o amañada?. Hemos pasado de la presión de los grupos ocultos a la de los “juzgadores sociales”. ¿En qué mejoramos, pues?.
A esos de “la buena voluntad”, hay que sumarle la CICIG que también incidió lo suyo. Sin embargo, no puede ser admisible, que un juez de la categoría de Castresana, haga una denuncia pública ex temporánea y sin aportar pruebas. ¿Por qué no presentó los alegatos documentados en la Comisión?. Creo que se precipitó, y pudo ser por la presión de los mismos grupillos que compadrean en el ámbito internacional, y ya sabe que quienes pagan, exigen.
Finalmente, el triangulo se completa con el Congreso. Haciendo caso omiso de cualquier sugerencia, ya tenían pactado quienes serían los magistrados. ¡Acaso no son ellos los que mandan!. ¿Quién se cree todavía eso de que son “los representantes del pueblo”?. Los diputados solo se representan a ellos mismos y a quienes les pusieron ahí, los demás, les importamos un carajo. No es criticable el pacto, sino más bien como lo hicieron y con la elegancia que se pasaron cualquier consideración por la entrepierna.
En todo esto, nadie reparó, y por eso todo ha quedado igual que estaba, en quien manda en este país. Algunos ingenuos periodistas todavía fueron a pedir la opinión del Presidente en relación con la elección. ¿Creen, mis estimados, que es el Presidente quien decide?. Deben buscar a la sombra y con faldas quien, discretamente, mueve los hilos de este país y los convierte en sólidos amarres. El “grupito justiciero” ya había decidido quienes serían nombrados, que deberán hacer y, por supuesto, a quien deben obedecer en el futuro.
Seguimos mirando de reojo en lugar de enfocarnos en cómo están realmente las cosas. ¿A quién le interesar una justicia ad hoc?, pues a quien la tenga que maneja interesadamente. Está pendiente la elección presidencial, el caso Rosemberg y muchas otras cosas propias y de amigos que hay que resolver. Dejen de mirar la decoración y presten atención al poder en la sombra, de lo contrario, seguiremos sorprendiéndonos cada vez que ocurran cosas como estas.