El Comisionado de la CICIG presentó resultados de su gestión ante la ONU. Esencialmente un resumen de actividades y las investigaciones más destacadas que se han evidenciado en el tiempo que lleva al frente de la Comisión.
Nos congratulamos de tener a un ex presidente en prisión, un insólito asunto Rosenberg con algunos detenidos y otros en busca y captura, un arrestado pendiente de expatriación por el asesinato de Víctor Rivera y otras perlas todavía inacabadas. Éxitos y logros que deben reconocerse y resaltarse pero que no pasan de ser el boceto en lapicero de un magistral cuadro al óleo.
Me picotea la curiosidad sobre el estado de aquel asunto del ex fiscal Matus y ese otro sumario relacionado con la señora Monterroso quien pedía dejara la investigación el organismo internacional, además del error de mantener preso a un ciudadano que finalmente fue liberado. Dicho de una manera más inquisitiva: ¿qué ha pasado, casi un año después, con aquellos “laureles” que en su momento tuvieron tanta difusión mediática? La respuesta parece clara: absolutamente nada. Se olvidaron en alguna parte y se borraron de nuestras mentes ¡Lo de siempre!
Ese es básicamente mi argumento ¿Qué ocurrirá con los procedimientos que están en fiscalía o tribunales? Me temo que nada. Es cuestión de esperar y olvidarlos como ha ocurrido con otros, sencillamente porque nada o muy poco se ha invertido en mejorar el funcionamiento del sistema nacional de justicia que es finalmente el que debe asumir la responsabilidad de los expedientes y mientras eso no ocurra lo único que quedará será mucha esperanza desvanecida e inversiones millonarias insuficientemente eficaces y eficientes.
Sin ánimo de mala interpretación preguntémonos, ¿Qué hace la CICIG que no pueda hacer cualquier equipo de investigadores nacionales? Absolutamente nada. La sola diferencia es que ellos lo hacen y estos no. Y no por falta de capacidad sino porque la mayoría de funcionarios no asumen sus responsabilidades ni se ponen los pantalones que es necesario portar en ciertos cargos. Es decir: por miedo, cobardía, tradicional desidia o porque únicamente piensan en dilapidar fondos públicos en viajes, algunos con secretaria.
De poco vale optimizar el cacareado proceso de elección de fiscal si a quien se designe no muestra la energía, la valentía y el coraje necesarios para emprender las investigaciones que en la mayoría de los casos es posible finalizarlas exitosamente con un mínimo esfuerzo, pero que requieren de voluntad. De nada valdrá que otros hayan demostrado que las cosas son posibles si no se cuenta con el suficiente grado de vergüenza y ganas de trabajar honestamente. Para nada servirá tener detectados a los culpables o encerrados en la cárcel si el día que la CICIG desaparezca serán puestos en libertad porque nadie asumirá el compromiso que otros contrajeron ¿Quién se acuerda a estas alturas de la extradición de Portillo a USA?.
Algunos pusilánimes implorarán para que la CICIG continúe y esperarán que siga haciendo nuestros deberes. Craso error pensar o creer que siempre habrá alguien dispuesto a solucionarnos los problemas y menos a correr con los gastos. Dejemos de gimotear y patalear puerilmente por nuestro miserable futuro y llamemos a las cosas por su nombre: esta impresentable situación no se arregla por falta de huevos ¡Huy dijo huevos! Cursis y mojigatos que únicamente alimentan discursos falaces, vacíos y políticamente correctos. Por cierto, muy al gusto chapín.
Este es un blog personal donde se editan las columnas de opinion (y otras) que semanalmente publico en el diario PRENSA LIBRE de Guatemala. La idea es generar un espacio de debate y opinión con los lectores, de forma que la libertad de expresión sea en doble sentido.
lunes, 26 de abril de 2010
lunes, 19 de abril de 2010
Mulas y muladas
Llega a mis manos un pasquín interesadamente divulgado, donde algunos -o los de siempre- pretenden generar un cierto grado de alarma por supuestas actuaciones previstas por el gobierno para descalabrar a todos sus opositores. Es lo que se ha denominado Plan Victoria 2012.
Me viene literalmente del norte, esto es me pela, si el libelo está elaborado por algunos del gobierno (muy posible) o por otros (más probable) descerebrados con IQ similar y muy por debajo del mínimo exigible para pertenecer a la especie humana, no es ese mi punto. Me preocupa, por el contrario, que algunas personas, entre las que me incluyo, figuremos en él porque eso quiere decir que esos infelices (quienes sean) piensan que debemos ser blanco de sus despreciables y bajos instintos, algunos por cierto con importante dosis de criminalidad.
En el cuerpo del panfleto figuramos, entre otros: Estuardo Zapeta, Mario Fuentes Destarac, Dionisio Gutiérrez, José Rubén Zamora, Mario Antonio Sandoval, Javier Zepeda, Jorge Briz, Carlos Zúñiga y algunos más. La mayoría amigos míos, además de personas honorables, con cualidades muy distantes de quienes perdieron el tiempo en garabatear semejantes pendejadas y devanarse el poco contenido cerebral con el que cuentan promoviendo estrategias generadoras de miedo o provocadoras de crisis. A fin de cuentas, mentecatos iletrados que creen que todos razonamos con su miseria encefálica.
Ès lamentable el grado de violencia con el que pretenden arrancar campañas electoreras adelantadas o promover ciertas ideas o candidaturas. Nos están advirtiendo que todo valdrá y que algunos les estorbamos. ¡No importa compadres!, aquí seguiremos, mitad bastión contra la lacra inepta, inútil, perversa y criminal a la que pertenecen; mitad túmulo que aminore vuestra furia y bajeza, cuando no el instinto sicario. La libertad de expresión y el comportamiento honesto terminará, como siempre, triunfando sobre vuestros intereses burdos y mezquinos.
Pudiera ser que parte de toda esa trama, o la confusión que promueve, fuera la culpable de lo que le ocurrió a mi distinguido amigo Luis Felipe Valenzuela, al terminar de un día en el que habíamos realizado un interesante programa radiofónico por la mañana. Dios, en quien cree profundamente, y la suerte que le acompañó, permiten que sigamos disfrutando de su humor y capacidad de trabajo, algo de lo que carecen sus agresores que seguramente nunca aparecerán ¿Cómo podrán conducirse por el mundo sin ser capaces de sonreír?
Atravesamos momentos difíciles y el pronóstico es que vendrán tiempos peores. Ese tipo de panfletos y de campañas vulgares, pueriles, malintencionadas y apócrifas pretenden promover intimidación y terror que es lo que algunos desean porque solamente en ese caldo nauseabundo saben desenvolverse. Son los pobres de espíritu de siempre, los incapaces, los que reducen sus valores a la mínima expresión y aquellos otros ambiciosos que nunca fueron nadie y, aunque no lo acepten, tampoco lo son ahora, aunque crean saber hacer Planes.
Podrán seguir lanzando ponzoña, regodearse en su miseria o promover situaciones enmarañadas. Lo que nunca lograrán, y eso deberían haberlo aprendido si su mollera le sirviera para algo, es modificar comportamientos honestos que están muy por encima de su capacidad de comprensión y entendimiento. Son los politiquillos peludos de toda la vida: ineptos, delincuentes y malhumorados.
Me viene literalmente del norte, esto es me pela, si el libelo está elaborado por algunos del gobierno (muy posible) o por otros (más probable) descerebrados con IQ similar y muy por debajo del mínimo exigible para pertenecer a la especie humana, no es ese mi punto. Me preocupa, por el contrario, que algunas personas, entre las que me incluyo, figuremos en él porque eso quiere decir que esos infelices (quienes sean) piensan que debemos ser blanco de sus despreciables y bajos instintos, algunos por cierto con importante dosis de criminalidad.
En el cuerpo del panfleto figuramos, entre otros: Estuardo Zapeta, Mario Fuentes Destarac, Dionisio Gutiérrez, José Rubén Zamora, Mario Antonio Sandoval, Javier Zepeda, Jorge Briz, Carlos Zúñiga y algunos más. La mayoría amigos míos, además de personas honorables, con cualidades muy distantes de quienes perdieron el tiempo en garabatear semejantes pendejadas y devanarse el poco contenido cerebral con el que cuentan promoviendo estrategias generadoras de miedo o provocadoras de crisis. A fin de cuentas, mentecatos iletrados que creen que todos razonamos con su miseria encefálica.
Ès lamentable el grado de violencia con el que pretenden arrancar campañas electoreras adelantadas o promover ciertas ideas o candidaturas. Nos están advirtiendo que todo valdrá y que algunos les estorbamos. ¡No importa compadres!, aquí seguiremos, mitad bastión contra la lacra inepta, inútil, perversa y criminal a la que pertenecen; mitad túmulo que aminore vuestra furia y bajeza, cuando no el instinto sicario. La libertad de expresión y el comportamiento honesto terminará, como siempre, triunfando sobre vuestros intereses burdos y mezquinos.
Pudiera ser que parte de toda esa trama, o la confusión que promueve, fuera la culpable de lo que le ocurrió a mi distinguido amigo Luis Felipe Valenzuela, al terminar de un día en el que habíamos realizado un interesante programa radiofónico por la mañana. Dios, en quien cree profundamente, y la suerte que le acompañó, permiten que sigamos disfrutando de su humor y capacidad de trabajo, algo de lo que carecen sus agresores que seguramente nunca aparecerán ¿Cómo podrán conducirse por el mundo sin ser capaces de sonreír?
Atravesamos momentos difíciles y el pronóstico es que vendrán tiempos peores. Ese tipo de panfletos y de campañas vulgares, pueriles, malintencionadas y apócrifas pretenden promover intimidación y terror que es lo que algunos desean porque solamente en ese caldo nauseabundo saben desenvolverse. Son los pobres de espíritu de siempre, los incapaces, los que reducen sus valores a la mínima expresión y aquellos otros ambiciosos que nunca fueron nadie y, aunque no lo acepten, tampoco lo son ahora, aunque crean saber hacer Planes.
Podrán seguir lanzando ponzoña, regodearse en su miseria o promover situaciones enmarañadas. Lo que nunca lograrán, y eso deberían haberlo aprendido si su mollera le sirviera para algo, es modificar comportamientos honestos que están muy por encima de su capacidad de comprensión y entendimiento. Son los politiquillos peludos de toda la vida: ineptos, delincuentes y malhumorados.
lunes, 12 de abril de 2010
Paraísos terroristas
Lejanos están aquellos días en que los terroristas de la ETA, y también del IRA, podían pasear impunemente por algunos países europeos que los acogían como refugiados políticos y desconocían realidades nacionales que permitían la participación política y que en modo alguno reprimían movimientos que se mantuviesen dentro del marco general de legalidad vigente, por cierto, ajustado a parámetros democráticos clásicos.
Superados aquellos escollos y con una Unión Europea consolidada en materia policial, los terrorista, especialmente de la ETA, buscaron refugio en otros países árabes y latinoamericanos. Estos últimos, con estados débiles que no tenían pleno control del territorio, permitían que muchos huidos o buscados internacionalmente pudiesen permanecer en ellos camuflados bajo identidad falsa, algo sencillo por otra parte de conseguir, o ignorados por una administración pública con grandes problemas donde la migración ilegal, aún de criminales, no estaba en sus prioridades. Hasta que Hugo Chávez, abierta y públicamente, comenzara a permitir que terroristas de ETA ocuparan importantes cargos dentro de su dictatorial gobierno, no ha sido que la temática ha saltado nuevamente a la discusión y a las primeras páginas de los noticieros.
En el año 2008, la diputada española Díez González, elevó una pregunta al gobierno en la que dejaba constancia, con nombres y apellidos, de cómo algunos terroristas etarras estaban asociados con el movimiento bolivariano, colaboraban con él e incluso ocupaban posiciones significativas dentro del organigrama de la administración chavista. En la misma, confirmaba la existencia de otros terroristas de la banda en territorio venezolano. El Gobierno, en su respuesta, reconoció lo expuesto por la diputada y aludió a la voluntad de acelerar la tramitación de los expedientes pendientes de extradición.
A idéntica conclusión llegó el investigador Kenneth Rijock quien manifestó que cada uno de los supuestos terroristas de ETA solicitados por España habrían encontrado un lugar seguro en Venezuela, país que le pagaba 600 dólares a la semana para sus gastos y, en fechas similares, el periódico Libertad Digital recogía las declaraciones del presidente del Institute for Global Economic quien aseguraba que el presidente venezolano había destinado alrededor de “33 mil millones de dólares a ‘causas’ dirigidas a influir en la política de países latinoamericanos, y prestado apoyo financiero a terroristas de ETA, FARC, Hamas o Hezbola”.
La reciente y silenciosa expulsión de Venezuela de Walter Wendelin “representante” de un partido político extremista y asociado al terrorismo etarra, deja en evidencia cuanto se había venido comentado y reduce los lugares de refugio de estos delincuentes que cada día ven en la geografía internacional menos espacio donde continuar, directamente o a través de ONG,s, su labor de destrucción sistemática, amenaza que cada vez se evidencia más especialmente cuando se constatan la relación con grupos como las FARC, células de terroristas yihadistas o algunos gobiernos interesados y sin escrúpulos.
Sin embargo, son necesarias todavía posturas de gobierno más claras y contundente. Frente a este tipo de criminalidad no cabe la tibieza, la permisividad ni mucho menos la omisión de deber. La lucha contra el terrorismo es un trabajo de todos y un fin último que asegura la convivencia pacífica. El pez, cada vez tiene menos agua donde moverse, esa es la buena noticia.
Superados aquellos escollos y con una Unión Europea consolidada en materia policial, los terrorista, especialmente de la ETA, buscaron refugio en otros países árabes y latinoamericanos. Estos últimos, con estados débiles que no tenían pleno control del territorio, permitían que muchos huidos o buscados internacionalmente pudiesen permanecer en ellos camuflados bajo identidad falsa, algo sencillo por otra parte de conseguir, o ignorados por una administración pública con grandes problemas donde la migración ilegal, aún de criminales, no estaba en sus prioridades. Hasta que Hugo Chávez, abierta y públicamente, comenzara a permitir que terroristas de ETA ocuparan importantes cargos dentro de su dictatorial gobierno, no ha sido que la temática ha saltado nuevamente a la discusión y a las primeras páginas de los noticieros.
En el año 2008, la diputada española Díez González, elevó una pregunta al gobierno en la que dejaba constancia, con nombres y apellidos, de cómo algunos terroristas etarras estaban asociados con el movimiento bolivariano, colaboraban con él e incluso ocupaban posiciones significativas dentro del organigrama de la administración chavista. En la misma, confirmaba la existencia de otros terroristas de la banda en territorio venezolano. El Gobierno, en su respuesta, reconoció lo expuesto por la diputada y aludió a la voluntad de acelerar la tramitación de los expedientes pendientes de extradición.
A idéntica conclusión llegó el investigador Kenneth Rijock quien manifestó que cada uno de los supuestos terroristas de ETA solicitados por España habrían encontrado un lugar seguro en Venezuela, país que le pagaba 600 dólares a la semana para sus gastos y, en fechas similares, el periódico Libertad Digital recogía las declaraciones del presidente del Institute for Global Economic quien aseguraba que el presidente venezolano había destinado alrededor de “33 mil millones de dólares a ‘causas’ dirigidas a influir en la política de países latinoamericanos, y prestado apoyo financiero a terroristas de ETA, FARC, Hamas o Hezbola”.
La reciente y silenciosa expulsión de Venezuela de Walter Wendelin “representante” de un partido político extremista y asociado al terrorismo etarra, deja en evidencia cuanto se había venido comentado y reduce los lugares de refugio de estos delincuentes que cada día ven en la geografía internacional menos espacio donde continuar, directamente o a través de ONG,s, su labor de destrucción sistemática, amenaza que cada vez se evidencia más especialmente cuando se constatan la relación con grupos como las FARC, células de terroristas yihadistas o algunos gobiernos interesados y sin escrúpulos.
Sin embargo, son necesarias todavía posturas de gobierno más claras y contundente. Frente a este tipo de criminalidad no cabe la tibieza, la permisividad ni mucho menos la omisión de deber. La lucha contra el terrorismo es un trabajo de todos y un fin último que asegura la convivencia pacífica. El pez, cada vez tiene menos agua donde moverse, esa es la buena noticia.
lunes, 5 de abril de 2010
Esperanza
Esperanza, como muchas otras mujeres de cualquier lugar del mundo, es una heroína anónima. Si llega a conocerla, habla con ella un rato o comparte un vino -de preferencia español- de esos que gusta saborear de vez en cuando, es posible que no perciba de inmediato toda una centenaria historia. Madre de muchos hijos, ¡como Dios manda! o mandaba hace años, fue profesora de piano hasta que la edad y otras circunstancias determinaron que era momento de retirarse, aunque sigue siendo lectora infatigable de clásicos: Shakespeare, Dostoyevsky, Cervantes y otros más contemporáneos como Cela o Pérez de Antón que revitalizan la mente, alegran el espíritu y reconfortan el ánimo. Tampoco escapa a su interés la prensa y diversos semanarios en un afán por estar al día y continuar aprendiendo. Incluso su espíritu esencialmente juvenil, le anima a recortar y coleccionar fotos de Brad Pitt o de G. Cloney ¿Quién se atrevió a ponerle límites a la mocedad?.
Diríase que sonríe reservadamente, pero con el tiempo ha sido capaz de delinear una distinguida y aristócrata sonrisa a quienes la visitan y especialmente a sus nietos, bisnietos y tataranietos, porque Esperanza que es menuda y proyecta inmensa ternura, cumplirá 101 años. Ha visto morir a más de la mitad de sus hijos y sobrellevado estoicamente funerales y plegarias por quienes un día parió y le tatuaron el alma para siempre. No hizo la naturaleza a una madre para ver morir a sus hijos; mucho menos para sobreponerse a la muerte de tantos. Uno, asesinado por Navidad en la puerta de su casa.
Esperanza es agradecida con todo; duerme en su catre sin aspirar a cama king; come frugal y disciplinadamente a la hora que su costumbre, edad y salud reclaman; viste sin presunción; ejercita continuamente su mente con lecturas en español, francés o inglés, donde la Biblia está presente; de seguro reza y posiblemente llore en horas que nadie está despierto para verla u oírla. Siempre tiene la palabra amable y adecuada para cada uno, el gesto preciso para conectarse con su interlocutor y la claridad mental para saber quién es y preguntarle por el trabajo o la familia. Me cuesta aún entender como procesa las 24 horas de cada día y combina tal cantidad de experiencias, recuerdos, penas, sueños, temores e incluso planes de futuro. Toda una enciclopedia de vida, no siempre sabrosa, que se debe entremezclar entre mente y corazón y que provocará diferentes estados de ánimo aunque sean imperceptibles para los demás que constantemente ven en ella un espíritu radiante y optimista además de enérgico y vivaz.
No comparto con Esperanza todo lo que quisiera, culpa de la distancia, del tiempo, del trabajo y de otros factores que yo creo que ella tiene superados, mientras los demás seguimos padeciendo por controlarlos, a pesar de ser ellos realmente quienes nos dominan. Recuerdo con enorme satisfacción y asombro el discurso que hizo durante un homenaje a su persona en la USAC, un día internacional de la mujer. Me sorprendió, como a muchos de los asistentes, la capacidad y habilidad de situar las génesis de la discriminación femenina en las ¨doce tribus de Israel¨.
Esperanza, a fin de cuentas, nos da esperanza a cuantos vivimos en este país y tenemos el enorme placer de conocerla. Constata que se puede vivir plenamente una vida a pesar de los sinsabores porque, en definitiva, las satisfacciones acumuladas son mayores y más gratificantes.
Por cierto, no lo había dicho y creo que es muy conveniente: Esperanza es mi abuelita, a la que todos respetamos y adoramos.
Diríase que sonríe reservadamente, pero con el tiempo ha sido capaz de delinear una distinguida y aristócrata sonrisa a quienes la visitan y especialmente a sus nietos, bisnietos y tataranietos, porque Esperanza que es menuda y proyecta inmensa ternura, cumplirá 101 años. Ha visto morir a más de la mitad de sus hijos y sobrellevado estoicamente funerales y plegarias por quienes un día parió y le tatuaron el alma para siempre. No hizo la naturaleza a una madre para ver morir a sus hijos; mucho menos para sobreponerse a la muerte de tantos. Uno, asesinado por Navidad en la puerta de su casa.
Esperanza es agradecida con todo; duerme en su catre sin aspirar a cama king; come frugal y disciplinadamente a la hora que su costumbre, edad y salud reclaman; viste sin presunción; ejercita continuamente su mente con lecturas en español, francés o inglés, donde la Biblia está presente; de seguro reza y posiblemente llore en horas que nadie está despierto para verla u oírla. Siempre tiene la palabra amable y adecuada para cada uno, el gesto preciso para conectarse con su interlocutor y la claridad mental para saber quién es y preguntarle por el trabajo o la familia. Me cuesta aún entender como procesa las 24 horas de cada día y combina tal cantidad de experiencias, recuerdos, penas, sueños, temores e incluso planes de futuro. Toda una enciclopedia de vida, no siempre sabrosa, que se debe entremezclar entre mente y corazón y que provocará diferentes estados de ánimo aunque sean imperceptibles para los demás que constantemente ven en ella un espíritu radiante y optimista además de enérgico y vivaz.
No comparto con Esperanza todo lo que quisiera, culpa de la distancia, del tiempo, del trabajo y de otros factores que yo creo que ella tiene superados, mientras los demás seguimos padeciendo por controlarlos, a pesar de ser ellos realmente quienes nos dominan. Recuerdo con enorme satisfacción y asombro el discurso que hizo durante un homenaje a su persona en la USAC, un día internacional de la mujer. Me sorprendió, como a muchos de los asistentes, la capacidad y habilidad de situar las génesis de la discriminación femenina en las ¨doce tribus de Israel¨.
Esperanza, a fin de cuentas, nos da esperanza a cuantos vivimos en este país y tenemos el enorme placer de conocerla. Constata que se puede vivir plenamente una vida a pesar de los sinsabores porque, en definitiva, las satisfacciones acumuladas son mayores y más gratificantes.
Por cierto, no lo había dicho y creo que es muy conveniente: Esperanza es mi abuelita, a la que todos respetamos y adoramos.