Con la infraestructura del país destrozada, la violencia criminal recorriendo ociosa e impunemente las calles más transitadas y supuestamente “vigiladas” de la ciudad, en plena discusión del presupuesto 2011 y con la CICIG estampillada de prepotencia mediática e ineficiencia judicial, la pareja presidencial dispuso darse una vuelta por Japón. Además del dinero que costo la aventura asiática al erario público, el Presidente viajó, de ser ciertas las insinuaciones de una sagaz periodista, con más asientos reservados de los que sus augustas posaderas son capaces de cubrir en un viaje, salvo que deseara disfrutar de todo el sake de business class (clase de negocios como cursimente matizo el funcionario Robles).
Mientras tomaba fotos con el Fujiyama al fondo, su ministro de Sanidad fue interpelado por “donar” graciablemente la grosera cantidad de 685 millones de quetzales al sombrío engendro de Cohesión Social. Impertérrito, lo confeso, ante la diputada Montenegro, sin que se le pararan los pelos, sitiera pena por quienes no pueden ser atendidos en los hospitales públicos “porque faltan recursos” o vergüenza de otra clase. Nada como una cara dura bien cimentada y el suficiente grado de desfachatez para hacer esas declaraciones. Como chico bueno, prometió no hacerlo más si se aprueba el próximo presupuesto. Mientras tanto, aquel que prometió que cuidaría esos asuntos, sigue ensimismado, impertérrito y soñando con pititangas y pildorillas erectoras, mientras le dure el chance.
Entre los grandes logros alcanzados en el país nipón -ante la imposibilidad de engañar más a los donantes europeos- está un préstamo de 120 millones de dólares. Si fuera japonés preguntaría para qué quiere esa cantidad de dinero cuando su ministro obsequia y despilfarra aquella otra antes indicada, pero como los nipones son muy correctos e inclinan la cabeza para saludar, es presumible que guarden prudente silencio ante manifiesto descaro. No debería ignorar el mandatario que esos orientales tienen su orgullo y una decencia muy especial y acentuada que no admite el engaño ni la mala administración y cuando algunos así actúan, se suicidan haciéndose el harakiri. ¡Cuidado mi gordo!, no vayamos a tener un incidente diplomático si descubren el pastel.
Finalizado el viaje, además de alguna indigestión de sushi y fotos para el álbum familiar (cuando fue a Cuba apenas trajo postales) tendremos, en el mejor de los casos, una nueva deuda, otro gasto inútil, un ejercicio más de falta de visión y nula inversión. Es decir, lo de siempre. Y como el préstamo es pagadero dentro de 18 años, este gobierno será recordado por los actuales alumnos de jardín y kínder por haberles creado una obligación a tan temprana edad ¡Triste forma de pasar a la historia! Me preocupa, sin embargo, los rumores de aquellos que dicen que consultó a los amigos que ayudaron al ex presidente Fujimori cuando salió precipitadamente huyendo a la isla antes de que la justicia le pidiera cuentas, ¿será? No creo, porque se delataría rápidamente por la ausencia de rasgos orientales, aunque peores cosas se han visto.
Conceder créditos a manirrotos que durante tres años han demostrado carecer de planes, convierte en culpables a los donantes de esa “comunidad internacional” que no se entera, parece autista, lava su conciencia y es cómplice de la debacle que vivimos. ¿Quieren ayudar?, mejor no presten ni un centavo más. La “ayuda internacional” solo sirve para promover y sostener a políticos abusivos o ineficientes más que para salvar a ningún país ¿Acaso hay algún ejemplo virtuoso? ¡Pues entonces!
Este es un blog personal donde se editan las columnas de opinion (y otras) que semanalmente publico en el diario PRENSA LIBRE de Guatemala. La idea es generar un espacio de debate y opinión con los lectores, de forma que la libertad de expresión sea en doble sentido.
domingo, 24 de octubre de 2010
lunes, 18 de octubre de 2010
Un par, ¿De ejemplos?
Trascendentes noticias fueron la visita y declaraciones del ex presidente Uribe y el exitoso rescate de los mineros en Chile, tras meses de enérgico trabajo. Gobierno, columnistas de prensa, periodistas de diferentes medios y muchos otros, destacaron ambos acontecimientos y, especialmente, los consejos y ejemplos del líder colombiano durante de su gestión. Los medios escritos incluso acentuaron la propuesta del Presidente Colom al paisa para que fuera testigo de una posible reforma fiscal en el país. “Héroes” de referencia usados como símbolo por muchos sectores del país que alabaron esos comportamientos. Lo siguiente, sugerido por muchos, es aplicar las medidas que por allí resultaron exitosas, sobre todo las relacionadas con el tema fiscal y la violencia. Hacemos como en el “cole” y algo que muchos no terminan de descartar como práctica deshonesta e inútil: el copy and paste.
Manifiestamente incapaces de generar alguna política pública exitosa, a pesar de los años transcurridos, querrán copiar lo que hacen esos países sin darse cuenta que ahí no radica el meollo. Contarán, eso sí, con algo para continuar confundiendo hasta que dentro de un año sean juzgados en las urnas y sacados de circulación por ostensible ineptitud. Deberían haber preguntado a ambos mandatarios de dónde sacaron fuerza y carácter para implementar todo eso que se les reconoce como exitoso (y que sustancialmente lo es). Descubrirían, posiblemente, que debajo de la superficie de las políticas públicas hay, sobre todo, voluntad férrea de ejecutarlas, lo que implica una fuerza implementadora que es finalmente la que catapulta exitosamente la idea hasta el objetivo. Eso se llama, en buen francés, agallas, tesón, arrojo y es precisamente lo que aquí falta.
Traigan asesores, consulten a expertos internacionales, nacionales o extraterrestres, pongan a los “peludos y pelones” a rumiar e incluso zangoloteen por tiempo indefinido sobre “las medidas más convenientes y oportunas en función de la situación coyuntural, las reformas estructurales por hacer y la ingobernabilidad que todo ello genera” ¡Da igual! Se requiere algo que no hay: valor, traducido en coraje necesario para poner las cosas en marcha y tomar decisiones firmes y mantenerlas a pesar de los obstáculos. Hemos visto con frecuencia como el gobernante dice algo de lo que se desdice al poco. La intervención del RENAP fue una de tantas reculadas en su gestión. La indecisión, junto con la ausencia de objetivos y de ideas claras, son características destacadas de esta administración. Pero, no se puede pedir peras al olmo.
Piñeira movilizó Chile, hasta conseguir salvar a ciudadanos enterrados y Uribe frenó e inició el fin de un grupo de narco-terroristas sicarios. Aquí somos incapaces de parar un solo día para evitar una veintena de asesinatos por jornada, más bien nos acribillan en nuestra propia casa o en centros comerciales ¡Esa es la diferencia! Es preciso programar, en alguna granja de pollos, un curso intensivo sobre cómo hacer crecer los bemoles, de lo contrario no habrá fórmula que resulte exitosa. Atendemos la forma, pero obviamos el fondo desde donde se impulsa exitosamente los planes. El referente colombiano y el chileno, por cierto de centro-derecha que se les olvida a muchos de los criticones de ese sector del espectro político, resultan ser ahora dos de los mejores modelos de acción de gobierno en América Latina. Pregúntenle al gobierno de Chile como, además de salvar a sus mineros, ha salido de un terremoto destructor sin mendigar ayuda internacional ni dar apariencia de lastimero ¡Aprendan a tener un par!, y no precisamente de países referentes.
Manifiestamente incapaces de generar alguna política pública exitosa, a pesar de los años transcurridos, querrán copiar lo que hacen esos países sin darse cuenta que ahí no radica el meollo. Contarán, eso sí, con algo para continuar confundiendo hasta que dentro de un año sean juzgados en las urnas y sacados de circulación por ostensible ineptitud. Deberían haber preguntado a ambos mandatarios de dónde sacaron fuerza y carácter para implementar todo eso que se les reconoce como exitoso (y que sustancialmente lo es). Descubrirían, posiblemente, que debajo de la superficie de las políticas públicas hay, sobre todo, voluntad férrea de ejecutarlas, lo que implica una fuerza implementadora que es finalmente la que catapulta exitosamente la idea hasta el objetivo. Eso se llama, en buen francés, agallas, tesón, arrojo y es precisamente lo que aquí falta.
Traigan asesores, consulten a expertos internacionales, nacionales o extraterrestres, pongan a los “peludos y pelones” a rumiar e incluso zangoloteen por tiempo indefinido sobre “las medidas más convenientes y oportunas en función de la situación coyuntural, las reformas estructurales por hacer y la ingobernabilidad que todo ello genera” ¡Da igual! Se requiere algo que no hay: valor, traducido en coraje necesario para poner las cosas en marcha y tomar decisiones firmes y mantenerlas a pesar de los obstáculos. Hemos visto con frecuencia como el gobernante dice algo de lo que se desdice al poco. La intervención del RENAP fue una de tantas reculadas en su gestión. La indecisión, junto con la ausencia de objetivos y de ideas claras, son características destacadas de esta administración. Pero, no se puede pedir peras al olmo.
Piñeira movilizó Chile, hasta conseguir salvar a ciudadanos enterrados y Uribe frenó e inició el fin de un grupo de narco-terroristas sicarios. Aquí somos incapaces de parar un solo día para evitar una veintena de asesinatos por jornada, más bien nos acribillan en nuestra propia casa o en centros comerciales ¡Esa es la diferencia! Es preciso programar, en alguna granja de pollos, un curso intensivo sobre cómo hacer crecer los bemoles, de lo contrario no habrá fórmula que resulte exitosa. Atendemos la forma, pero obviamos el fondo desde donde se impulsa exitosamente los planes. El referente colombiano y el chileno, por cierto de centro-derecha que se les olvida a muchos de los criticones de ese sector del espectro político, resultan ser ahora dos de los mejores modelos de acción de gobierno en América Latina. Pregúntenle al gobierno de Chile como, además de salvar a sus mineros, ha salido de un terremoto destructor sin mendigar ayuda internacional ni dar apariencia de lastimero ¡Aprendan a tener un par!, y no precisamente de países referentes.
lunes, 11 de octubre de 2010
Lobotomía
Días atrás, durante un debate universitario, un joven asistente tomó la palabra y alabó las bondades del régimen cubano. Entre otras charadas destacó los “logros” en educación, salud, seguridad y justicia. Sus sentimientos, quizá bienintencionados por esas “conquistas sociales” en una de las dictaduras más despiadadas y duraderas de la historia, eran manifiestos y profundos. Al finalizar su intervención le pregunté si había visitado Cuba y su respuesta fue negativa. ¿Cómo entonces, le dije, hace ese tipo de afirmaciones enfáticas sobre algo que desconoce? Y es en ese punto, donde comenzó mi preocupación.
Un adolescente apenas de 18 años, alumno de la USAC y que lucía una camiseta con el logo de la “tricentenaria” rodeado de personajes como el dictador Castro, el asesino Guevara, los delincuentes Chávez (golpista) y Ortega (violador) y alguno más, es capaz en un foro público, sin haber tenido experiencia vivencial alguna, de defender las “bondades” de una dictadura que cada día asesina a muchos cubanos ¿Quién introdujo esas ideas, y de esa forma, en un cerebro que apenas comienza a vivir? ¿Qué fuerza le hizo presentar su pobre argumento en público, sin avergonzarse de cuanto decía ni temor a sufrir una confrontación que era incapaz de sostener? Todo un ejemplo de sin sentido, cuando no de maléfica intención, que se repite en muchos jóvenes que abanderan ese discurso manipulado y asimilable a aquel otro del conflicto armado interno pero que son incapaces de sustentar.
Lo expuesto, junto con esa otra ilegal chulada de minorías manipuladoras y enmascaradas que ha tenido cerrada a la fuerza la universidad estatal, debe promover una seria reflexión sobre qué se está creando y a qué precio. El afán de poder, producto de una normativa añeja y malintencionada, hace que el noble fin de la educación deje paso a otro no tan noble: la injerencia en la toma de decisiones públicas.
Sin embargo, el sesgo ideológico, el “coco wash” y la manipulación por medio de cualquier forma de presión, incluso ilegal y violenta como se ha demostrado, parecieran ser objetivos superiores que se han posicionado por encima de otros más distinguidos e importantes. Hay que sacar a la USAC del juego político y de las influencias y del manoseo a que se ha acostumbrado. Un importante número de sus miembros desean estar ahí no para mejorar la calidad educativa sino para imponer sus candidatos y criterios en las múltiples comisiones de las que forman parte. Se trata, en definitiva, de utilizar el presupuesto nacional y el abrigo de la enseñanza superior para manejar el país en función de espurios intereses políticos. Una insoportable perversión que vicia muchos procesos y destruye a cientos de jóvenes.
Espero que algún diputado (o una ONG,s) de esos que se rasgas las vestiduras cuando el Ejército gasta mal tal o cual cantidad de su presupuesto, por cierto supervisado al céntimo, decida pedir cuentas a la universidad estatal que disipa no se sabe cuánto ni cómo y nadie se atreve a fiscalizar o a pedir rendición de cuentas por el uso de fondos públicos. Se desconoce cuánto cuesta un graduado, en qué rubros se gasta el dinero, cuánto perciben sus funcionarios ni como se ejecuta el presupuesto. Lo peor es que nadie se ha atrevido a hacerlo, así que reto a los fiscalizadores para que exijan que se publique y analice una ejecución presupuestaria detallada, como ocurre con otros organismos. Nadie ha osado enfrentar a la todopoderosa maquinaria política de la universidad estatal y eso es realmente penoso ¡Dejen de ser cómplices!
Un adolescente apenas de 18 años, alumno de la USAC y que lucía una camiseta con el logo de la “tricentenaria” rodeado de personajes como el dictador Castro, el asesino Guevara, los delincuentes Chávez (golpista) y Ortega (violador) y alguno más, es capaz en un foro público, sin haber tenido experiencia vivencial alguna, de defender las “bondades” de una dictadura que cada día asesina a muchos cubanos ¿Quién introdujo esas ideas, y de esa forma, en un cerebro que apenas comienza a vivir? ¿Qué fuerza le hizo presentar su pobre argumento en público, sin avergonzarse de cuanto decía ni temor a sufrir una confrontación que era incapaz de sostener? Todo un ejemplo de sin sentido, cuando no de maléfica intención, que se repite en muchos jóvenes que abanderan ese discurso manipulado y asimilable a aquel otro del conflicto armado interno pero que son incapaces de sustentar.
Lo expuesto, junto con esa otra ilegal chulada de minorías manipuladoras y enmascaradas que ha tenido cerrada a la fuerza la universidad estatal, debe promover una seria reflexión sobre qué se está creando y a qué precio. El afán de poder, producto de una normativa añeja y malintencionada, hace que el noble fin de la educación deje paso a otro no tan noble: la injerencia en la toma de decisiones públicas.
Sin embargo, el sesgo ideológico, el “coco wash” y la manipulación por medio de cualquier forma de presión, incluso ilegal y violenta como se ha demostrado, parecieran ser objetivos superiores que se han posicionado por encima de otros más distinguidos e importantes. Hay que sacar a la USAC del juego político y de las influencias y del manoseo a que se ha acostumbrado. Un importante número de sus miembros desean estar ahí no para mejorar la calidad educativa sino para imponer sus candidatos y criterios en las múltiples comisiones de las que forman parte. Se trata, en definitiva, de utilizar el presupuesto nacional y el abrigo de la enseñanza superior para manejar el país en función de espurios intereses políticos. Una insoportable perversión que vicia muchos procesos y destruye a cientos de jóvenes.
Espero que algún diputado (o una ONG,s) de esos que se rasgas las vestiduras cuando el Ejército gasta mal tal o cual cantidad de su presupuesto, por cierto supervisado al céntimo, decida pedir cuentas a la universidad estatal que disipa no se sabe cuánto ni cómo y nadie se atreve a fiscalizar o a pedir rendición de cuentas por el uso de fondos públicos. Se desconoce cuánto cuesta un graduado, en qué rubros se gasta el dinero, cuánto perciben sus funcionarios ni como se ejecuta el presupuesto. Lo peor es que nadie se ha atrevido a hacerlo, así que reto a los fiscalizadores para que exijan que se publique y analice una ejecución presupuestaria detallada, como ocurre con otros organismos. Nadie ha osado enfrentar a la todopoderosa maquinaria política de la universidad estatal y eso es realmente penoso ¡Dejen de ser cómplices!
lunes, 4 de octubre de 2010
Reto para la CC
Dos años se lleva supervisando concienzudamente la elección de magistrados a la Corte Suprema, de Contralor, de Fiscal General y de otras autoridades públicas, de forma que las generalidades que para los mismos señala la Constitución se observen y amplíen en aquellas otras en que los tiempos y las exigencias sociales determinan que hay que mejorar, como la honestidad y otras.
El esfuerzo no ha dado todavía los resultados apetecidos, pero al menos ha servido para reflexionar sobre la clase de autoridades que el país necesita en orden a promover la transparencia, la eficacia del sistema y el ejercicio honesto del cargo. De hecho, cuando un Fiscal General fue señalado por diversas causas, la CC determinó anular el proceso de selección y elección del mismo y comenzar de nuevo. Todo parece plausible, coherente y hasta sano para contar con unas autoridades con alto grado de moralidad y de capacidad profesional.
En poco tiempo elegirán a los miembros de la futura CC. Poco se ha hablado de ello y no hay suficiente debate sobre las cualidades que deben poseer los mismos. Sin embargo, el tema es crucial. La elección es puramente política, tal y como determina la Constitución, lo que posibilita que desde el poder se nombre a quienes pueden garantizar a muchos “un cierto grado de confianza, lealtad y tranquilidad” durante los años siguientes. El peligro: el máximo tribunal podría tomar decisiones con preocupante componenda política.
Es preciso fiscalizar, al igual que se ha venido haciendo, ese proceso, incluso de matizar como deben entenderse los lineamientos que recoge el artículo 270, de forma que la simpleza en la redacción no permita que se nombren a amigos, a operadores de decisiones políticas ni a allegados al poder, como podría ocurrir. La próxima CC será, en última instancia, quien dilucide si algunas personas pueden ser candidatas y tomará decisiones trascendentales para la vida del país, algunas con difícil irretroactividad si luego, como ya ha ocurrido, se constata que no fueron del todo acordes con la legalidad sino producto del oportunismo político. Aquí no hay comisiones de postulación ni tiempo para investigar a los candidatos, de ahí la necesidad de comenzar lo más pronto posible.
Lo que sucede en Nicaragua debe ponernos sobre aviso. El dictador Ortega ha nombrado a sus amigos magistrados y creado un corpus judicial que ha terminado, como en Cuba y Venezuela, por darle forma legal a las arbitrariedades que se les ocurren a esos dictadores, entre ellas las de perpetuarse en el poder. Esa politización de la justicia sirve, exclusivamente, para aparentar un modelo democrático que tiene de todo menos de aquello y que termina por judicializar la política y posibilitar la perpetuación de ese grupo de totalitarios y sus aventajados alumnos.
Demasiada energía llevamos gastada, pero todavía debe quedar para exigir a la actual CC que concrete y haga público el perfil de los nuevos magistrados y promueva la adecuada fiscalización, de forma que no se terminen nombrando a los amigos del poder para que hacernos creer que las decisiones posteriores se ajustarán a Derecho y no serán sentencias emitidas en función de los intereses de quienes los nombraron. El Estado de Derecho, el respeto a la justicia, la observancia de las normas y una serie de valores universales y necesarios pueden desplomarse y encontrarnos con una democracia que en modo alguno responde más allá de los intereses de grupos oscuros. Es la hora del último empujón y debemos contar con la suficiente fuerza para llevarlo a cabo.
El esfuerzo no ha dado todavía los resultados apetecidos, pero al menos ha servido para reflexionar sobre la clase de autoridades que el país necesita en orden a promover la transparencia, la eficacia del sistema y el ejercicio honesto del cargo. De hecho, cuando un Fiscal General fue señalado por diversas causas, la CC determinó anular el proceso de selección y elección del mismo y comenzar de nuevo. Todo parece plausible, coherente y hasta sano para contar con unas autoridades con alto grado de moralidad y de capacidad profesional.
En poco tiempo elegirán a los miembros de la futura CC. Poco se ha hablado de ello y no hay suficiente debate sobre las cualidades que deben poseer los mismos. Sin embargo, el tema es crucial. La elección es puramente política, tal y como determina la Constitución, lo que posibilita que desde el poder se nombre a quienes pueden garantizar a muchos “un cierto grado de confianza, lealtad y tranquilidad” durante los años siguientes. El peligro: el máximo tribunal podría tomar decisiones con preocupante componenda política.
Es preciso fiscalizar, al igual que se ha venido haciendo, ese proceso, incluso de matizar como deben entenderse los lineamientos que recoge el artículo 270, de forma que la simpleza en la redacción no permita que se nombren a amigos, a operadores de decisiones políticas ni a allegados al poder, como podría ocurrir. La próxima CC será, en última instancia, quien dilucide si algunas personas pueden ser candidatas y tomará decisiones trascendentales para la vida del país, algunas con difícil irretroactividad si luego, como ya ha ocurrido, se constata que no fueron del todo acordes con la legalidad sino producto del oportunismo político. Aquí no hay comisiones de postulación ni tiempo para investigar a los candidatos, de ahí la necesidad de comenzar lo más pronto posible.
Lo que sucede en Nicaragua debe ponernos sobre aviso. El dictador Ortega ha nombrado a sus amigos magistrados y creado un corpus judicial que ha terminado, como en Cuba y Venezuela, por darle forma legal a las arbitrariedades que se les ocurren a esos dictadores, entre ellas las de perpetuarse en el poder. Esa politización de la justicia sirve, exclusivamente, para aparentar un modelo democrático que tiene de todo menos de aquello y que termina por judicializar la política y posibilitar la perpetuación de ese grupo de totalitarios y sus aventajados alumnos.
Demasiada energía llevamos gastada, pero todavía debe quedar para exigir a la actual CC que concrete y haga público el perfil de los nuevos magistrados y promueva la adecuada fiscalización, de forma que no se terminen nombrando a los amigos del poder para que hacernos creer que las decisiones posteriores se ajustarán a Derecho y no serán sentencias emitidas en función de los intereses de quienes los nombraron. El Estado de Derecho, el respeto a la justicia, la observancia de las normas y una serie de valores universales y necesarios pueden desplomarse y encontrarnos con una democracia que en modo alguno responde más allá de los intereses de grupos oscuros. Es la hora del último empujón y debemos contar con la suficiente fuerza para llevarlo a cabo.