Es común escuchar afirmaciones sobre colectivos desprotegidos o que carecen de la necesaria instrucción y consecuentemente no pueden ejercer ciertos derechos o cuentan con dificultad para lograr determinadas metas. El discurso, así planteado, instituye un conjunto de grupos sociales: mujeres, niños, indígenas, ancianos y otros, a los que se les atribuye la cualidad de no poder, por sí mismos, salir del aprieto en el que convenientemente se les sitúa. Creadas imaginariamente las colectividades, identificadas y fijadas sus limitaciones, sólo queda determinar el nivel de tutelaje y, por supuesto, designar al tutelador. Organización civil, política o sabio todopoderoso que termina por interpretar aquellas necesidades y erigirse como salvador de todos, como si fuera un perfecto conocedor de qué deben hacer aquellos “incapaces”. He ahí la razón de la ingente cantidad de organizaciones civiles y lidercillos mediocres que quieren tener razón cuando manifiestan categóricamente qué hacer con grupos de indígenas o qué es mejor para los ancianos, justificando que no saben o no pueden. Es el basamento político-populista del liderazgo oscuro que permea una sociedad cobarde, al consentir que otros lleven las riendas de su destino, sin darse cuenta -o permitiéndolo interesadamente- que todo es un entramado de intereses para saltarse reglas, acomodarlas a su provecho o mangonear al grupo de desposeídos.
La humanidad ha evolucionado a pesar de un analfabetismo histórico. Baste recordar la sociedad medieval y la cantidad de personas que vivían infinitamente peor que hoy y, sin embargo, se progresó y consiguió prosperidad y desarrollo inimaginable. Recordemos el surgimiento de la burguesía y de los emprendedores de los siglos XVI y XVII y observaremos que no es necesario más que contar con la puerta abierta -la libertad- para que el ser humano inicie una marcha imparable hacía el éxito. De hecho, grandes empresarios y emprendedores fueron (y lo son hoy día) analfabetas o con estudios mínimos.
No debemos, por tanto, aceptar pasivamente que nadie se erija en representante de los intereses y deseos de otros, mucho menos de colectivos tradicionalmente identificados, ni permitir esa osadía que únicamente hace progresar a quien la justifica con sus infames propósitos. La sociedad, por siglos, ha sobrevivido a gobiernos, a reyes absolutistas, a señores feudales, a dictadores asesinos y a otros abusadores. A nadie, por muy analfabeto que sea, le falta la mínima y suficiente capacidad de raciocinio que le permita emprender acciones para mejorar sus condiciones de vida. El problema de la falta de oportunidades estriba en trabas burocráticas, en muros artificiales que construyen normas legales o en el deseo de algunos de querer, a la fuerza, representar ciertos intereses (sindicados, por ejemplo), pero todo ello es generado por gobernantes o personajes inescrupulosos que creen tener derecho y razón para tutelar a esos grupos que identifican y limosnean, estableciendo una relación biunívoca que termina por convencer a los menesterosos de que su destino es mendigar toda la vida cual parásitos y sustentar a quien les promete pan y techo, sin darse cuenta de que es precisamente lo que impunemente les quita cada día.
Nunca es tarde para despertar y tener fe en las capacidades que poseemos como seres humanos, cualquiera que sea nuestra condición, y de la responsabilidad que tenemos al dejar en manos de esos “salvadores” nuestra vida, nuestras decisiones y el prometedor futuro. El problema de tanto lamento y tan frecuentemente es que desperdiciamos mucha energía creadora que podríamos emplear para avanzar, además de darles motivos para que sobrevivan todos esos manipuladores ladrones de libertad.
Este es un blog personal donde se editan las columnas de opinion (y otras) que semanalmente publico en el diario PRENSA LIBRE de Guatemala. La idea es generar un espacio de debate y opinión con los lectores, de forma que la libertad de expresión sea en doble sentido.
lunes, 29 de noviembre de 2010
lunes, 22 de noviembre de 2010
Telenovela
En tanto se disipaba el excesivo protagonismo mediático de su antecesor, el comisionado de la CICIG guardó silencio y presuntamente trabajó, dos grandes virtudes de un juez. Sin embargo, el repertorio de “fracasos” -o de falta de pulcritud en la investigación- de muchos de los casos presentados por la comisión, el señalamiento de acoso sexual contra uno de los inmunes investigadores, las reveladoras declaraciones de la ex fiscal Guiselle Rivera y la negativa de la jueza encargada del caso de Giammattei de modificarle el delito, desataron la tormenta. Se consolidó aquel refrán de quien siembra vientos recoge tempestades.
La omnipotente CIGIG, entidad político-jurídica porque política es su designación (y parece que su juego), cuenta con dos de los incentivos más perversos: el dinero que cobran y el poder que tienen. Cuando rindió cuentas a los donantes, presentó “éxitos” de su gestión que, en parte, ahora se desvanecen. Pesquisas mediocres, inocentes en prisión, presiones desde diferentes ópticas y atrevidas, delictivas e impunes acusaciones públicas sin consistencia pero con mucha difusión, enmarcan el esperpento. Raudales de arbitrariedad, injusticia y autoritarismo judicial, algo que supuestamente iban a combatir. El artificial andamiaje está apuntalado por grupúsculos de la “sociedad civil”, organizaciones paralelas de poder que se proyectan como “los buenos” y exigen ser consultadas antes de que se tomen ciertas decisiones. El actual comisionado no es una excepción y tuvo que contar con el plácet de los que alborotan el país si las cosas no se hacen como ellos, autoritarios civiles consagrados, dicen. La justicia sólo se acepta y aplaude cuando está en sintonía con los intereses de esos grupos cuyos secretos fondos de financiación sirven para exigir la transparencia de otros. Hipócritas asociados en ciertas ONG,s que viven del cuento, de la limosna internacional y del expertis del que carecen.
El señalamiento a Castresana de haber mantenido relación con una de sus pasantes, desató toda una persecución a periodistas, analistas y comunicadores acusándolos de “conspiración”. Ahora que tampoco luce bien el panorama, regresa el mismo trillado discurso. Lo que no funciona bien -nunca lo hizo- fue el tal organismo, pero los mismos de siempre que lo acaparan y pervierten, se niegan a reconocer su responsabilidad. La reunión privada con la “comunidad internacional” y las posteriores declaraciones de un embajador, dicen poco de ese conjunto de funcionarios que protegidos por su impunidad creen poseer la verdad y se invisten de autoridad judicial por sobre la independencia de aquella. Queda por responder -y extender a todos esos- aquella interesante cuestión del vice Stein: ¿Quién supervisa a la CICIG para que no se desboque?
La gota que colma es la orden de captura dictada por un juez, apresuradamente y con nocturnidad, contra un policía y la ex fiscal Rivera quienes objetan una investigación en curso, impidiendo que el tribunal escuche otro relato de los hechos distinto a la versión oficial. Este atropello no es nada nuevo y cuenta con antecedentes en otro ente internacional: MINUGUA y el caso Gerardi. En aquel entonces, la discrepancia con la versión manejada le costó el puesto a un policía que esgrimía otra tesis del asesinato y de la participación del famoso perro Baloo. Este tinte añejo y político de la “versión oficial” suele desdibujar las cosas, aclarar poco, crear muchas dudas y apesta a amañamiento. El tico tiene un reto y, aunque concertado por las élites oenegistas del país, no termina de ser calibrado por muchos, ni siquiera de quienes lo recomendaron ¡Ah, y no soy conspirador!
La omnipotente CIGIG, entidad político-jurídica porque política es su designación (y parece que su juego), cuenta con dos de los incentivos más perversos: el dinero que cobran y el poder que tienen. Cuando rindió cuentas a los donantes, presentó “éxitos” de su gestión que, en parte, ahora se desvanecen. Pesquisas mediocres, inocentes en prisión, presiones desde diferentes ópticas y atrevidas, delictivas e impunes acusaciones públicas sin consistencia pero con mucha difusión, enmarcan el esperpento. Raudales de arbitrariedad, injusticia y autoritarismo judicial, algo que supuestamente iban a combatir. El artificial andamiaje está apuntalado por grupúsculos de la “sociedad civil”, organizaciones paralelas de poder que se proyectan como “los buenos” y exigen ser consultadas antes de que se tomen ciertas decisiones. El actual comisionado no es una excepción y tuvo que contar con el plácet de los que alborotan el país si las cosas no se hacen como ellos, autoritarios civiles consagrados, dicen. La justicia sólo se acepta y aplaude cuando está en sintonía con los intereses de esos grupos cuyos secretos fondos de financiación sirven para exigir la transparencia de otros. Hipócritas asociados en ciertas ONG,s que viven del cuento, de la limosna internacional y del expertis del que carecen.
El señalamiento a Castresana de haber mantenido relación con una de sus pasantes, desató toda una persecución a periodistas, analistas y comunicadores acusándolos de “conspiración”. Ahora que tampoco luce bien el panorama, regresa el mismo trillado discurso. Lo que no funciona bien -nunca lo hizo- fue el tal organismo, pero los mismos de siempre que lo acaparan y pervierten, se niegan a reconocer su responsabilidad. La reunión privada con la “comunidad internacional” y las posteriores declaraciones de un embajador, dicen poco de ese conjunto de funcionarios que protegidos por su impunidad creen poseer la verdad y se invisten de autoridad judicial por sobre la independencia de aquella. Queda por responder -y extender a todos esos- aquella interesante cuestión del vice Stein: ¿Quién supervisa a la CICIG para que no se desboque?
La gota que colma es la orden de captura dictada por un juez, apresuradamente y con nocturnidad, contra un policía y la ex fiscal Rivera quienes objetan una investigación en curso, impidiendo que el tribunal escuche otro relato de los hechos distinto a la versión oficial. Este atropello no es nada nuevo y cuenta con antecedentes en otro ente internacional: MINUGUA y el caso Gerardi. En aquel entonces, la discrepancia con la versión manejada le costó el puesto a un policía que esgrimía otra tesis del asesinato y de la participación del famoso perro Baloo. Este tinte añejo y político de la “versión oficial” suele desdibujar las cosas, aclarar poco, crear muchas dudas y apesta a amañamiento. El tico tiene un reto y, aunque concertado por las élites oenegistas del país, no termina de ser calibrado por muchos, ni siquiera de quienes lo recomendaron ¡Ah, y no soy conspirador!
lunes, 15 de noviembre de 2010
Damas primero
El preludio del galanteo político del partido VIVA con Nineth Montenegro, que la puede llevar a postularse como vicepresidenta de la república, incrementa el número de mujeres que podrían estar en el candelero electoral 2011. Lo femenino, la femineidad o el género, como ahora se denomina, no dejan de figurar en el debate nacional, sin importar el tema, el momento o el área.
El podio aguardaría a Sandra Torres, Nineth Montenegro, Zury Ríos y Rosana Baldetti y, todavía por ver, a Adela Torrebiarte y alguien que se anime a última hora. Todas, gusten o no como opción política o incluso como personas, tienen en común alta capacidad de trabajo, marcado liderazgo y algunas hasta el mal carácter. Mujeres que han demostrado saber estar y hacer las cosas que se propusieron y aunque no siempre fueron nobles propósitos, no les resta mérito en el logro de sus particulares resultados. En un país que se reconoce machista, el hecho de que un proceso electoral convoque a tantas mujeres para altos puestos, parece todo un evento digno de mención. Verdad es que una golondrina no hace verano, pero al menos anuncia el inicio del mismo.
Con mujeres al frente -no importa donde- la gestión político-administrativa se ha caracterizado por mayor ausencia de corrupción y mejor eficiencia. Ningún absoluto suele ser cierto y este tampoco, pero hay que reconocer que así son las cosas. Países como este, donde la mujer es relegada (o se relega ella misma), se sostienen, precisamente, por el papel primordial que desempeñan. Son ellas las que mantienen hogares vacíos de paternidad; quienes estiran hasta el infinito el poco dinero que les llega o les pasan maridos inescrupulosos; las que enfrentan a esposos “machos” que no les permiten divorciarse o las abandonan; las que crían y cuidan a sus hijos y muchas veces a padres, abuelos y familiares cercanos y las que solidifican el pilar de un hogar, aunque no exista.
Una sociedad que “rechaza” o no da plena cabida al 50% de su población (las mujeres) está abocada al fracaso porque desprecia la mitad de su potencial humano. No es necesario crear el ministerio de equidad (estupidez zapaterista) ni promover leyes de cuotas para empoderar a las féminas. Hay que dejarlas salir del closet y -no nos rasguemos las vestiduras- que ellas quieran salir y enfrentar retos sin facilidades, prebendas ni vaselina. Valoremos al ser humano por encima del sexo (género) a qué pertenezca y veremos cómo funciona sin necesidad de reservar espacios con normas particulares de dudosa eficacia ¿Alguna ley las hace reinas del hogar, merecedoras del amor de sus hijos y supremas sustentadoras de la sociedad en qué vivimos? Ninguna, solo su fuerza de voluntad, su carácter, su entusiasmo, su liderazgo y su decisión.
¿Estamos preparados? Esa pregunta se la hicieron norteamericanos y franceses en pasadas elecciones y dieron su particular respuesta. También chilenos o brasileños y dieron la suya. Es posible que sin copiar, como siempre hacemos, haya llegado el momento de cuestionárnoslo. Las opciones comienzan a aparecer, eso ya es muy bueno, pero no suficiente. Sin embargo, ¡atención!, tampoco idealicemos a todas las damas. Recordemos a Valeria Mesalina, Lucrecia Borgia, la bruja de Blancanieves y otras más locales y con peor mala leche. No todo vale ni es necesario deslumbrarse y comprar el producto, sin antes leer las instrucciones. A fin de cuentas “Mujeres divinas”, es solo una canción. Mejor actuar con prudencia, mesura y diferenciando, así avanzaremos.
El podio aguardaría a Sandra Torres, Nineth Montenegro, Zury Ríos y Rosana Baldetti y, todavía por ver, a Adela Torrebiarte y alguien que se anime a última hora. Todas, gusten o no como opción política o incluso como personas, tienen en común alta capacidad de trabajo, marcado liderazgo y algunas hasta el mal carácter. Mujeres que han demostrado saber estar y hacer las cosas que se propusieron y aunque no siempre fueron nobles propósitos, no les resta mérito en el logro de sus particulares resultados. En un país que se reconoce machista, el hecho de que un proceso electoral convoque a tantas mujeres para altos puestos, parece todo un evento digno de mención. Verdad es que una golondrina no hace verano, pero al menos anuncia el inicio del mismo.
Con mujeres al frente -no importa donde- la gestión político-administrativa se ha caracterizado por mayor ausencia de corrupción y mejor eficiencia. Ningún absoluto suele ser cierto y este tampoco, pero hay que reconocer que así son las cosas. Países como este, donde la mujer es relegada (o se relega ella misma), se sostienen, precisamente, por el papel primordial que desempeñan. Son ellas las que mantienen hogares vacíos de paternidad; quienes estiran hasta el infinito el poco dinero que les llega o les pasan maridos inescrupulosos; las que enfrentan a esposos “machos” que no les permiten divorciarse o las abandonan; las que crían y cuidan a sus hijos y muchas veces a padres, abuelos y familiares cercanos y las que solidifican el pilar de un hogar, aunque no exista.
Una sociedad que “rechaza” o no da plena cabida al 50% de su población (las mujeres) está abocada al fracaso porque desprecia la mitad de su potencial humano. No es necesario crear el ministerio de equidad (estupidez zapaterista) ni promover leyes de cuotas para empoderar a las féminas. Hay que dejarlas salir del closet y -no nos rasguemos las vestiduras- que ellas quieran salir y enfrentar retos sin facilidades, prebendas ni vaselina. Valoremos al ser humano por encima del sexo (género) a qué pertenezca y veremos cómo funciona sin necesidad de reservar espacios con normas particulares de dudosa eficacia ¿Alguna ley las hace reinas del hogar, merecedoras del amor de sus hijos y supremas sustentadoras de la sociedad en qué vivimos? Ninguna, solo su fuerza de voluntad, su carácter, su entusiasmo, su liderazgo y su decisión.
¿Estamos preparados? Esa pregunta se la hicieron norteamericanos y franceses en pasadas elecciones y dieron su particular respuesta. También chilenos o brasileños y dieron la suya. Es posible que sin copiar, como siempre hacemos, haya llegado el momento de cuestionárnoslo. Las opciones comienzan a aparecer, eso ya es muy bueno, pero no suficiente. Sin embargo, ¡atención!, tampoco idealicemos a todas las damas. Recordemos a Valeria Mesalina, Lucrecia Borgia, la bruja de Blancanieves y otras más locales y con peor mala leche. No todo vale ni es necesario deslumbrarse y comprar el producto, sin antes leer las instrucciones. A fin de cuentas “Mujeres divinas”, es solo una canción. Mejor actuar con prudencia, mesura y diferenciando, así avanzaremos.
lunes, 8 de noviembre de 2010
Perdónanos tata
El señor Presidente, que continuamente pide incrementar los impuestos, promueve la reforma fiscal y mendiga ayuda y préstamos porque no le alcanza el dinero del presupuesto, decidió condonar deudas impositivas a un “selecto” grupo de entidades y personas. Grotesca burla y vil nepotismo que reclama una categórica reacción, un contundente rechazo y un posterior escarmiento en las próximas elecciones ¡Casualidad que sean diputados afines, una empresa pública y cercanos colaboradores! Cualquier calificativo queda corto ante tamaña arbitrariedad.
Hay que tener una cara de piedra para pedirle al ciudadano honrado que haga otro esfuerzo y ponga más dinero del que normalmente le despojan, mientras quienes deben pagar por negligentes son eximidos en función de oscuras y preocupantes razones. Esa actitud simplemente no tiene cabida en ningún sistema de convivencia. Esquivó la responsabilidad del perdón presidencial a los condenados a muerte y no tuvo la valentía de enfrentar el problema de indultarlos públicamente, si así lo creía (yo sí lo creo), pero nos sorprende con el perdón fiscal, mucho más sutil, rastrero y selectivo. Incapaz de ejercer su derecho constitucional para evitar que algunos mueran, sí lo hizo para impedir que los que deben de pagar lo hagan ¿Cómo reaccionar ante esa pérfida actitud mientras hospitales, seguridad, escuelas y carreteras son un desastre?
La comunidad internacional debe suspender inmediatamente cualquier apoyo; o ser cómplice. Mientras los impuestos de españoles, noruegos, canadienses, norteamericanos y de otros, llegan al país a través de donaciones, se envía al mundo el mensaje de que aquí -si son consentidos presidenciales- no hay que cumplir la ley; aquellos otros ciudadanos ya cubrirán los gastos ¿Cómo atraer inversiones y que nos miren como un país con suficiente grado de decencia, honestidad y valores? La medida presidencial solo contribuye a destruir la imagen dañada que queda tras haber descendido sustancialmente en el índice de corrupción, en el de desarrollo humano y en el doing business. Hunden el país por segundos ante el silencio cómplice de muchos, el consentimiento asustadizo de otros, la colaboración diplomática y la pasividad de la mayoría. Tanto viaje a Japón para pedir préstamos o limosnear plañideramente ante la Unión Europea, cuando no hay voluntad de cobrar las tasas correspondientes al impago que debieron efectuar en su día ciertos favoritos. A otros, sin embargo, les cae la SAT con toda su capacidad fiscalizadora y sus multas. Esta desvergüenza no debe silenciarse.
El Vicepresidente, por su parte, manifestó no estar enterado. Ya nos hemos dado cuenta de que siempre se entera tarde, porque permite que una rosca lo mantenga aprisionado. Lo imperdonable es que él, que abandera la transparencia, siga ahí, apuntalando ese tipo de actuaciones que lo desmeritan. Hace un par de años, por Octubre, sugerí su dimisión, algo que amable y cordialmente me recordó en su momento. Pasado este tiempo reitero de nuevo, con todo mi respeto, aquella solicitud, sustentado en algo que por su experiencia, formación, prestigio y edad debe mantener: DIGNIDAD. No debe continuar siendo parte de una administración que maneja los fondos públicos despóticamente y exprime al contribuyente honrado con exigencias impositivas mientras condona a un selecto grupo de amigos cercanos. Eso es insostenible, imperdonable e inaceptable, a poco que quede vergüenza y algo de decencia.
Dejemos ya los lamentos, empresarios incluidos. Somos una caterva de pasivos capones que permitimos esos abusos y nos falta carácter para decirlo así de claro ¡De qué carajo nos quejamos!, estamos condenados al fracaso ¿Es solución un boicot fiscal?
Hay que tener una cara de piedra para pedirle al ciudadano honrado que haga otro esfuerzo y ponga más dinero del que normalmente le despojan, mientras quienes deben pagar por negligentes son eximidos en función de oscuras y preocupantes razones. Esa actitud simplemente no tiene cabida en ningún sistema de convivencia. Esquivó la responsabilidad del perdón presidencial a los condenados a muerte y no tuvo la valentía de enfrentar el problema de indultarlos públicamente, si así lo creía (yo sí lo creo), pero nos sorprende con el perdón fiscal, mucho más sutil, rastrero y selectivo. Incapaz de ejercer su derecho constitucional para evitar que algunos mueran, sí lo hizo para impedir que los que deben de pagar lo hagan ¿Cómo reaccionar ante esa pérfida actitud mientras hospitales, seguridad, escuelas y carreteras son un desastre?
La comunidad internacional debe suspender inmediatamente cualquier apoyo; o ser cómplice. Mientras los impuestos de españoles, noruegos, canadienses, norteamericanos y de otros, llegan al país a través de donaciones, se envía al mundo el mensaje de que aquí -si son consentidos presidenciales- no hay que cumplir la ley; aquellos otros ciudadanos ya cubrirán los gastos ¿Cómo atraer inversiones y que nos miren como un país con suficiente grado de decencia, honestidad y valores? La medida presidencial solo contribuye a destruir la imagen dañada que queda tras haber descendido sustancialmente en el índice de corrupción, en el de desarrollo humano y en el doing business. Hunden el país por segundos ante el silencio cómplice de muchos, el consentimiento asustadizo de otros, la colaboración diplomática y la pasividad de la mayoría. Tanto viaje a Japón para pedir préstamos o limosnear plañideramente ante la Unión Europea, cuando no hay voluntad de cobrar las tasas correspondientes al impago que debieron efectuar en su día ciertos favoritos. A otros, sin embargo, les cae la SAT con toda su capacidad fiscalizadora y sus multas. Esta desvergüenza no debe silenciarse.
El Vicepresidente, por su parte, manifestó no estar enterado. Ya nos hemos dado cuenta de que siempre se entera tarde, porque permite que una rosca lo mantenga aprisionado. Lo imperdonable es que él, que abandera la transparencia, siga ahí, apuntalando ese tipo de actuaciones que lo desmeritan. Hace un par de años, por Octubre, sugerí su dimisión, algo que amable y cordialmente me recordó en su momento. Pasado este tiempo reitero de nuevo, con todo mi respeto, aquella solicitud, sustentado en algo que por su experiencia, formación, prestigio y edad debe mantener: DIGNIDAD. No debe continuar siendo parte de una administración que maneja los fondos públicos despóticamente y exprime al contribuyente honrado con exigencias impositivas mientras condona a un selecto grupo de amigos cercanos. Eso es insostenible, imperdonable e inaceptable, a poco que quede vergüenza y algo de decencia.
Dejemos ya los lamentos, empresarios incluidos. Somos una caterva de pasivos capones que permitimos esos abusos y nos falta carácter para decirlo así de claro ¡De qué carajo nos quejamos!, estamos condenados al fracaso ¿Es solución un boicot fiscal?
martes, 2 de noviembre de 2010
Mas corrupción
El informe de Transparencia Internacional 2010 sitúa a Guatemala nueve puestos por debajo de 2009. Es decir, ocupa un peor lugar en percepción de corrupción. Quien haya seguido la dinámica político-económica del país, no debería sorprenderse ni extrañarse ya que es la consecuencia inevitable del mal gobierno que padecemos. Contrasta, sin embargo, con esta administración que ha cacareado insistentemente su apuesta por la transparencia, aunque ahí están los resultados cosechados !Dime de qué presumes y te diré de qué careces!
Crearon un viceministerio y un observatorio contra la corrupción y el vicepresidente enarboló la bandera de una lucha que tenía perdida de antemano desde el interior de la estructura política a la que pertenece. El viceministerio no sirvió para nada. Del observatorio no se oyó hablar después de la ruidosa presentación, a pesar de estar conformado por “personalidades ilustres de la academia, la sociedad civil y bla, bla, bla”. Y el vice, supuesto adalid de esa lucha (como de otras), hace tiempo que perdió la credibilidad y otras cosas. En política, como en casi todo, los resultados son los que cuentan y lo constatado es que los traslados millonarios de fondos continúan, cesaron a un ministro por no entregar los datos requeridos de MIFAPRO (consentido por el Presidente que no ordenó lo debido) y dilataron las peticiones de una diputada sobre informes del mismo programa. Cuando se proporcionaron, fue imposible trabajarlos porque el formato electrónico tenía toda clase de candados. Ademas, ahora parece que se exoneró o amnistió del pago de impuestos a “ciertos contribuyentes”. El Gobierno trabaja arduamente para impedir lo que dice promover: la transparencia.
Las primeras declaraciones gubernamentales, tras la publicación del informe, fueron de "preocupación", lo que traducido a lenguaje comprensible significa que les pela que digan tal o cual cosa porque ellos van a seguir haciendo lo mismo sin inmutarse. Ejemplo y curiosidad semántica de como una sola palabra es capaz de concentrar todo ese contenido, algo que sólo ocurre en política. Permitirán que la mayoría de las obras publicas sean construidas por ONG,s de amigos; financiarán como les venga en gana programas fantasma o gestionados por espíritus o brujas; repartirán ingentes cantidades millonarias para promover obras, otra frasesita que significa que lo gastarán o robarán como de costumbre; usarán fondos públicos destinados a un fin para desviarlos a otro diferente donde el descontrol sea la norma; sollozarán lastimosa y apesadumbradamente para ver a quien engañan esta vez -después de europeos y japoneses- y así conseguir donaciones o prestamos millonarios que tirarán a la basura, como de costumbre; manifestarán, con cara compungida, que están muy preocupados y constreñidos y que el país necesita reformas estructurales e invitarán a expertos de ONU para declarar que hay que subir los impuestos, que también traducido quiere decir que desean más para despilfarrar y seguir consolidando la caradura habitual frente a la impavidez del ciudadano que todo lo cree o permite por falta de carácter para denunciar públicamente este engaño manipulador al que es diariamente sometido.
Excusas para todo, aunque no harán lo principal: impedir el robo, la malversación o el despilfarro de los recursos públicos. La noticia será opacada por otras similares o peores y en pocos días no recordaremos nada de todo esto que viene sucediendo por años y que estoica o estúpidamente soportamos con pasmosa complacencia. Ya estamos peor que el año pasado y aquí no pasa nada. Seguimos lejos de Sudán y Congo pero debajo de Liberia y Malawi. Ahora, !a promover la inversión y el desarrollo!.
Crearon un viceministerio y un observatorio contra la corrupción y el vicepresidente enarboló la bandera de una lucha que tenía perdida de antemano desde el interior de la estructura política a la que pertenece. El viceministerio no sirvió para nada. Del observatorio no se oyó hablar después de la ruidosa presentación, a pesar de estar conformado por “personalidades ilustres de la academia, la sociedad civil y bla, bla, bla”. Y el vice, supuesto adalid de esa lucha (como de otras), hace tiempo que perdió la credibilidad y otras cosas. En política, como en casi todo, los resultados son los que cuentan y lo constatado es que los traslados millonarios de fondos continúan, cesaron a un ministro por no entregar los datos requeridos de MIFAPRO (consentido por el Presidente que no ordenó lo debido) y dilataron las peticiones de una diputada sobre informes del mismo programa. Cuando se proporcionaron, fue imposible trabajarlos porque el formato electrónico tenía toda clase de candados. Ademas, ahora parece que se exoneró o amnistió del pago de impuestos a “ciertos contribuyentes”. El Gobierno trabaja arduamente para impedir lo que dice promover: la transparencia.
Las primeras declaraciones gubernamentales, tras la publicación del informe, fueron de "preocupación", lo que traducido a lenguaje comprensible significa que les pela que digan tal o cual cosa porque ellos van a seguir haciendo lo mismo sin inmutarse. Ejemplo y curiosidad semántica de como una sola palabra es capaz de concentrar todo ese contenido, algo que sólo ocurre en política. Permitirán que la mayoría de las obras publicas sean construidas por ONG,s de amigos; financiarán como les venga en gana programas fantasma o gestionados por espíritus o brujas; repartirán ingentes cantidades millonarias para promover obras, otra frasesita que significa que lo gastarán o robarán como de costumbre; usarán fondos públicos destinados a un fin para desviarlos a otro diferente donde el descontrol sea la norma; sollozarán lastimosa y apesadumbradamente para ver a quien engañan esta vez -después de europeos y japoneses- y así conseguir donaciones o prestamos millonarios que tirarán a la basura, como de costumbre; manifestarán, con cara compungida, que están muy preocupados y constreñidos y que el país necesita reformas estructurales e invitarán a expertos de ONU para declarar que hay que subir los impuestos, que también traducido quiere decir que desean más para despilfarrar y seguir consolidando la caradura habitual frente a la impavidez del ciudadano que todo lo cree o permite por falta de carácter para denunciar públicamente este engaño manipulador al que es diariamente sometido.
Excusas para todo, aunque no harán lo principal: impedir el robo, la malversación o el despilfarro de los recursos públicos. La noticia será opacada por otras similares o peores y en pocos días no recordaremos nada de todo esto que viene sucediendo por años y que estoica o estúpidamente soportamos con pasmosa complacencia. Ya estamos peor que el año pasado y aquí no pasa nada. Seguimos lejos de Sudán y Congo pero debajo de Liberia y Malawi. Ahora, !a promover la inversión y el desarrollo!.