Es responsabilidad ciudadana, y de nadie más, prescindir de los malos políticos
Con el inicio del año, el nuevo gobierno y las intenciones de cada cual, se ha perdido la perspectiva y olvidado debates de finales de 2011. En aquel entonces se hablaba -por parte de algunos crédulos- del liderazgo de Sandra Torres o de las posibilidades de futuro de Manuel Baldizón, ambos desaparecidos hoy de la arena pública. La hecatombe de la UNE, manifiesta con la salida de casi todos los diputados y particularmente de dos personajes fieles a la ex, revela que hay partidos y organizaciones construidas - con fines realmente preocupantes- en torno a ambiciosos personajes. Lección que debería servir para promover el necesario cambio y no llegar a 2015 con la misma maraña electoral ni con idénticos trepadores en el juego.
En el vecino El Salvador se debate la propuesta de elección directa de diputados -antes fue en Honduras- y aquí deberíamos comenzar a exigirla, de manera que se le ponga fin a los habituales sinvergüenzas. Algunos quieren mantener el sistema porque posibilita la corrupción. No hay otro argumento racional. El alto grado de transfuguismo permite inferir el precio al que se venden algunos y los valores que manejan. Las contrataciones masivas de personal “auxiliar” en el Congreso -a precios muy superiores a los del mercado- son el pago de favores y la forma rentista y mercantilista con la que se manejan. El despilfarro de dinero público en viajes, festejos, regalos o fondo rotativos, es otro indicador de su actuar y del fin último de un colectivo que se autoprotege y no se denuncia entre ellos. Como ciudadanos que pagamos todas esas bacanales, es preciso tomar las riendas del tema y proponer (e implementar) la elección de los diputados con listas abiertas, independientemente del partido al que estén adscritos, así como suspender a aquel que se cambie a otro partido mientras deba responder a sus electores por la formación que fue electo. Con ello el votante -el que tiene y delega el poder- podría castigar directa y puntualmente a quienes actúan de forma deshonrosa y el acceso al Congreso se haría en función de una designación directa y no a través de la compra de la plaza, sea esta aportando fondos económicos, votantes, privilegios, influencia o cualquier otra.
Esta claro que el “liderazgo” no se discute ni se configura dentro de los partidos. No hay discusión interna. Sandra Torres imponía condiciones cuando tenía poder (¡así le ha ido!); Baldizón funcionaba de idéntica manera (¡así le va!). Arzú impuso a su esposa para una candidatura estéril y pueril (¡así le irá!), y se descubre que cada voto del Unionismo ha salido por un ojo de la cara (el más alto de toda la campaña), aunque como es subvencionado con dinero público a los déspotas que manejan esas situaciones les importa un soberano bledo. Todo les va bien, mientras sigan viviendo del cuento y ejerciendo un autoritarismo que para nada responde a los parámetros republicanos (democráticos dirían algunos) propios de la organización política que tenemos. Dejemos la frágil memoria a un lado y emprendamos el camino necesario -imperativo- del cambio para que este choteo de congresista, políticos aprovechados y otros vividores del sistema sea una historia que contar a nuestros nietos y de preferencia, todavía, a nuestros hijos. No podemos seguir con este modelo de privilegios y de manoseo indiscriminado de dinero publico sin que quienes lo sustentan y permiten no estén en la cárcel, delante de un juez o fuera de la política.
Este es un blog personal donde se editan las columnas de opinion (y otras) que semanalmente publico en el diario PRENSA LIBRE de Guatemala. La idea es generar un espacio de debate y opinión con los lectores, de forma que la libertad de expresión sea en doble sentido.
lunes, 27 de febrero de 2012
lunes, 20 de febrero de 2012
Urgente e importante
Si se dedica mucho tiempo a lo urgente, nunca se llegará a realizar lo importante
Con apenas unas pocas discusiones aprobaron -de urgencia nacional- la ley de actualización tributaria, por medio de un enredado proceso que permite sancionar una norma y, una vez hecho, continuar discutiendo como redactar las enmiendas presentadas, lo que obliga a preguntarse: ¡entonces, qué fue lo que aprobaron? Entender así la política es únicamente comprensible para quienes manejan intereses burdos y escondidos. En todo caso, cuando quede claro lo que finalmente acordaron, seguramente los que pagamos impuestos -que no somos todos- deberemos pagar mas, algo que desde ahora está fuera de duda. Sin embargo, hay ciertas cosillas que este gobierno -con las prisas de la urgencia- está dejando en el tintero de la importancia y que deberían haber ido asociadas e incluidas en ese “renovado” paquete fiscal. A pesar de proyectar una “mejor” (léase más alta) recaudación, no es suficiente para cubrir el agujero del desfinanciado presupuesto vigente ni tampoco parta reducir la alta deuda hasta ahora contraída, por lo que seguiremos igual de mal y sin arreglar el problema. Las leyes asociadas al enriquecimiento ilícito no fueron aprobadas, lo que permitirá a ladrones y otros delincuentes -muchos de ellos en la política o en su entorno como todos sabemos- continuar haciendo negocios a pesar de que nos saquen más a quienes honradamente trabajamos y cumplimos con nuestras obligaciones fiscales. La tercera, es que la realidad de pagar más -quienes lo hacemos- contrasta con la por ahora presunción de en cuánto reducirán los gastos del gobierno, cómo los optimizarán o en qué cantidad limitarán los sustanciales montos que van a parar, por ejemplo, a empresarios de buses y otros colectivos de privilegiados (sindicatos gritones como el magisterial incluidos). Se quedaron en desconocidos buenos propósitos respecto de la efectividad, que era su parte del “trato” y nada garantiza que finalmente cumplan. Un botón de muestra: la página de trasparencia del Congreso (fondo rotativo) quedó “congelada” en diciembre 2011. Esta nueva administración ha sido incapaz, por ahora, de subir la liquidación de enero 2012, a pesar de enarbolar la bandera de la claridad e imponerle a la ciudadanía una mayor carga impositiva. Otro, el contrato de proveedores de medicinas, pendiente desde…. siempre.
A la mencionada ley le faltan algunos anexos. Duras sanciones para el enriquecimiento ilícito, disminución del gasto gubernamental, publicidad de los que hacen, eficiencia con el actual presupuesto, prohibición de gasta más de lo que se ingresa y trasparencia y reducción de la ayuda a sectores que se oponen al trasluz económico de su gestión con dinero público, entre otros. Nada nuevo y que ahora, por cierto, implementan a fuego en Europa (y lo incluyen en alguna constitución) para evitar hundirse más de lo que están. El mensaje del gobierno pareciera estar mal elaborado y escondida lo que debería ser la prioridad. Olvidaron (o relegaron) lo importante: claridad en el gasto, eficiencia y ajuste del mismo a las posibilidades económicas del país, y se fueron por la vía cómoda: ¡que pague más quien ya paga!, un proyectil directo a la línea de flotación de futuros inversores aunque continuidad de la comodidad para sectores informales, privilegiados, evasores y mafiosos. Otros gobiernos tardaron algunos meses en desprestigiarse, esperemos que éste no se desinfle tan pronto ¡Quieren colaboración? Primero dar para luego recibir. Lo importante y urgente, en este caso, es que establezcan los pilares básicos sobre los que construir confianza: trasparencia y eficiencia. Las buenas intenciones, a lo sumo, dejarlas para empedrar el camino al infierno.
Con apenas unas pocas discusiones aprobaron -de urgencia nacional- la ley de actualización tributaria, por medio de un enredado proceso que permite sancionar una norma y, una vez hecho, continuar discutiendo como redactar las enmiendas presentadas, lo que obliga a preguntarse: ¡entonces, qué fue lo que aprobaron? Entender así la política es únicamente comprensible para quienes manejan intereses burdos y escondidos. En todo caso, cuando quede claro lo que finalmente acordaron, seguramente los que pagamos impuestos -que no somos todos- deberemos pagar mas, algo que desde ahora está fuera de duda. Sin embargo, hay ciertas cosillas que este gobierno -con las prisas de la urgencia- está dejando en el tintero de la importancia y que deberían haber ido asociadas e incluidas en ese “renovado” paquete fiscal. A pesar de proyectar una “mejor” (léase más alta) recaudación, no es suficiente para cubrir el agujero del desfinanciado presupuesto vigente ni tampoco parta reducir la alta deuda hasta ahora contraída, por lo que seguiremos igual de mal y sin arreglar el problema. Las leyes asociadas al enriquecimiento ilícito no fueron aprobadas, lo que permitirá a ladrones y otros delincuentes -muchos de ellos en la política o en su entorno como todos sabemos- continuar haciendo negocios a pesar de que nos saquen más a quienes honradamente trabajamos y cumplimos con nuestras obligaciones fiscales. La tercera, es que la realidad de pagar más -quienes lo hacemos- contrasta con la por ahora presunción de en cuánto reducirán los gastos del gobierno, cómo los optimizarán o en qué cantidad limitarán los sustanciales montos que van a parar, por ejemplo, a empresarios de buses y otros colectivos de privilegiados (sindicatos gritones como el magisterial incluidos). Se quedaron en desconocidos buenos propósitos respecto de la efectividad, que era su parte del “trato” y nada garantiza que finalmente cumplan. Un botón de muestra: la página de trasparencia del Congreso (fondo rotativo) quedó “congelada” en diciembre 2011. Esta nueva administración ha sido incapaz, por ahora, de subir la liquidación de enero 2012, a pesar de enarbolar la bandera de la claridad e imponerle a la ciudadanía una mayor carga impositiva. Otro, el contrato de proveedores de medicinas, pendiente desde…. siempre.
A la mencionada ley le faltan algunos anexos. Duras sanciones para el enriquecimiento ilícito, disminución del gasto gubernamental, publicidad de los que hacen, eficiencia con el actual presupuesto, prohibición de gasta más de lo que se ingresa y trasparencia y reducción de la ayuda a sectores que se oponen al trasluz económico de su gestión con dinero público, entre otros. Nada nuevo y que ahora, por cierto, implementan a fuego en Europa (y lo incluyen en alguna constitución) para evitar hundirse más de lo que están. El mensaje del gobierno pareciera estar mal elaborado y escondida lo que debería ser la prioridad. Olvidaron (o relegaron) lo importante: claridad en el gasto, eficiencia y ajuste del mismo a las posibilidades económicas del país, y se fueron por la vía cómoda: ¡que pague más quien ya paga!, un proyectil directo a la línea de flotación de futuros inversores aunque continuidad de la comodidad para sectores informales, privilegiados, evasores y mafiosos. Otros gobiernos tardaron algunos meses en desprestigiarse, esperemos que éste no se desinfle tan pronto ¡Quieren colaboración? Primero dar para luego recibir. Lo importante y urgente, en este caso, es que establezcan los pilares básicos sobre los que construir confianza: trasparencia y eficiencia. Las buenas intenciones, a lo sumo, dejarlas para empedrar el camino al infierno.
martes, 14 de febrero de 2012
Amores y desencantos
Las heridas que no se ven son las más profundas. W. Shakespeare
No tengo ni idea quien inventó el día del cariño, del amor o de la amistad, o todos junto para ser más inclusivo. No obstante, parece hermoso que una vez al año, por lo menos, se reflexione sobre tan nobles sentimientos. Hecho de menos, sin embargo, una meditación sobre el desamor -que propongo se haga con urgencia- puesto que aportaría mucho más que otras fútiles celebraciones. Sería una excelente jornada para recordar a papás irresponsables que -pasen o no pensión alimenticia a sus hijos- ignoran que la semana tiene siete días, que van de viaje con el colegio, necesitan útiles para hacer deberes, les gusta el cine y otros menesteres no incluidos en la cantidad que, incluso, algunos limitan, niegan o amenazan con retirar. También para las ex parejas que mezquinamente se resisten a conceder el divorcio con excusas y presiones de todo tipo, impidiendo que el otro pueda rehacer su vida o desconectarse de una vez por todas. A quienes amenazan a su “ex” de diferente forma -armas especialmente- e impiden que rehaga su vida porque no gusta de que conociera a tal o cual persona, hace caso a chismes de las malas lenguas (que las hay) o su estrechez mental no lo permite. No digamos de los (las) despreciables que levantan la mano o amenazan con hacerlo, sin importar a quien ni el porqué. Día para acordarse de los hijos que quedan desamparados o son atendidos únicamente hasta los 18 como si a partir de ese cumpleaños ya fueran autosuficientes, no tuvieran que cursar estudios universitarios o dispusiesen de recursos para hacer su propia vida, sin darse cuenta que generalmente siguen viviendo con la mamá y tienen gastos propios de su edad y condición. Como nadie se libra de esta realidad del desamor, es necesario también reflexionar sobre mujeres que se incluyen en el estereotipo de mamás abnegadas pero que son capaces de abandonar a su prole, desatenderla o incluso maltratarla haciéndole vivir situaciones difíciles de describir o cerrando los ojos a maridos violadores.
Prefiero hablar de amor. No obstante, se observa demasiado desamor hacia la pareja que comparte la vida, hacia los hijos o los amigos en general ¡Qué bueno celebrar¡ pero no dejemos de pensar en esas otras situaciones que las estadísticas reflejan mas graves de lo deseable en una sociedad que aspira a convivir en paz. Esto del desamor, termina siendo más importante que el propio amor que funciona solo y no necesita de celebración puesto que esta implícita en si mismo, lo que no ocurre con su antónimo. Mejor meditar un día sobre las causas y consecuencias de la falta de amor que frecuentemente se torna en rechazo, menosprecio y hasta odio. No se si habrá un indicador al respecto pero quizá si se elaborara apareceríamos en un puesto preocupante porque los casos conocidos, que afloran o te cuentan, son realmente patéticos. Tampoco es especifico de tal o cual colectivo, sino que se observa en todo grupo social. Por ello -ahora que se declara día de cualquier cosa- aprovecho para proclamar el “día del desamor y del desencuentro” como jornada de intensa reflexión para destruir malos hábitos. Cabeza y razón para el desamor, dejemos el corazón y la pasión para el amor. Quizá si se emplease la parte del cuerpo adecuada a cada momento, aforarían soluciones mucho menos hirientes. Para mientras, ¡feliz día!, de lo que cada quien "celebre".
No tengo ni idea quien inventó el día del cariño, del amor o de la amistad, o todos junto para ser más inclusivo. No obstante, parece hermoso que una vez al año, por lo menos, se reflexione sobre tan nobles sentimientos. Hecho de menos, sin embargo, una meditación sobre el desamor -que propongo se haga con urgencia- puesto que aportaría mucho más que otras fútiles celebraciones. Sería una excelente jornada para recordar a papás irresponsables que -pasen o no pensión alimenticia a sus hijos- ignoran que la semana tiene siete días, que van de viaje con el colegio, necesitan útiles para hacer deberes, les gusta el cine y otros menesteres no incluidos en la cantidad que, incluso, algunos limitan, niegan o amenazan con retirar. También para las ex parejas que mezquinamente se resisten a conceder el divorcio con excusas y presiones de todo tipo, impidiendo que el otro pueda rehacer su vida o desconectarse de una vez por todas. A quienes amenazan a su “ex” de diferente forma -armas especialmente- e impiden que rehaga su vida porque no gusta de que conociera a tal o cual persona, hace caso a chismes de las malas lenguas (que las hay) o su estrechez mental no lo permite. No digamos de los (las) despreciables que levantan la mano o amenazan con hacerlo, sin importar a quien ni el porqué. Día para acordarse de los hijos que quedan desamparados o son atendidos únicamente hasta los 18 como si a partir de ese cumpleaños ya fueran autosuficientes, no tuvieran que cursar estudios universitarios o dispusiesen de recursos para hacer su propia vida, sin darse cuenta que generalmente siguen viviendo con la mamá y tienen gastos propios de su edad y condición. Como nadie se libra de esta realidad del desamor, es necesario también reflexionar sobre mujeres que se incluyen en el estereotipo de mamás abnegadas pero que son capaces de abandonar a su prole, desatenderla o incluso maltratarla haciéndole vivir situaciones difíciles de describir o cerrando los ojos a maridos violadores.
Prefiero hablar de amor. No obstante, se observa demasiado desamor hacia la pareja que comparte la vida, hacia los hijos o los amigos en general ¡Qué bueno celebrar¡ pero no dejemos de pensar en esas otras situaciones que las estadísticas reflejan mas graves de lo deseable en una sociedad que aspira a convivir en paz. Esto del desamor, termina siendo más importante que el propio amor que funciona solo y no necesita de celebración puesto que esta implícita en si mismo, lo que no ocurre con su antónimo. Mejor meditar un día sobre las causas y consecuencias de la falta de amor que frecuentemente se torna en rechazo, menosprecio y hasta odio. No se si habrá un indicador al respecto pero quizá si se elaborara apareceríamos en un puesto preocupante porque los casos conocidos, que afloran o te cuentan, son realmente patéticos. Tampoco es especifico de tal o cual colectivo, sino que se observa en todo grupo social. Por ello -ahora que se declara día de cualquier cosa- aprovecho para proclamar el “día del desamor y del desencuentro” como jornada de intensa reflexión para destruir malos hábitos. Cabeza y razón para el desamor, dejemos el corazón y la pasión para el amor. Quizá si se emplease la parte del cuerpo adecuada a cada momento, aforarían soluciones mucho menos hirientes. Para mientras, ¡feliz día!, de lo que cada quien "celebre".
lunes, 6 de febrero de 2012
Por aquí...., y por allá
Las comparaciones suelen ser odiosas, pero en ocasiones necesarias.
Aquí se procesa al general Ríos Montt, mientras en España se hace lo propio con al juez Baltasar Garzón. Ambos casos con similitudes que deberían llamar a la reflexión. Allá hubo una guerra civil que duró tres años y causó un millón de muertos. Aquí un conflicto interno que permaneció por 36 años y provocó entre 47 mil y 250 mil víctimas (según el informe/libro que se lea). Los números sugieren que aquel fue más intenso por la concentración en el tiempo y porque provocó -al menos- entre cuatro y veinte veces más víctimas (según los datos elegidos).
Allí, gobiernos de corte socialista como el de Felipe González o el de Zapatero alternaron con otros de centro (UCD) o centro-derecha (PP) y generaron proyectos y cambios consensuados que todavía perduran, en orden a buscar un equilibrio que superara una inservible e interminable confrontación. Fue durante la pasada administración socialista que se procedió a encausar al juez Garzón por querer abrir una “memoria histórica” ignorando la Ley de Amnistía aprobada en 1977 -con personal sesgo y apreciable grado de prevaricación-, que es a fin de cuentas por lo que se le acusa. En España, mal que bien, se cerró una herida histórica y el país y su sistema no están dispuestos a que nadie -siguiendo lineamientos pagados por activistas inescrupulosos- abra aquello que costó mucho cicatrizar. Aquí, mientras tanto, ideólogos de la antigua guerrilla y los vividores tradicionales del conflicto (que no coinciden necesariamente con las víctimas) siguen insistiendo en aquello que les da de comer y de paso ocultan parte de la historia -que ahora se comienza a desvelar- de la que fueron responsables.
Casos similares se reprodujeron en varios países europeos en diferentes momentos histórico-políticos y también en otros latinoamericanos. En ambas regiones se actuó de igual forma. Allí se cerraron, acá siguen interesadamente abiertos como en Argentina y Chile, por poner botones de muestra. Las heridas no curarán mientras existan quienes reciben su paga mensual para provocar problemas y rascar el alma de las auténticas víctimas, en beneficio de un presente tumultuoso que únicamente interesa y favorece a esos alborotadores, maestros en fingir, lamentarse, tergiversas y promover continuamente violencia verbal, mediática o física ¿Legitimidad para reclamar?, por supuesto que si, pero teniendo claro que toda la población fue afectada y no solamente quienes enarbolan esa bandera de forma monopólica. Allá y acá han ocurrido cosas iguales y diferentes. Allí, gobernaron socialistas; aquí “social-demócratas”. Ahora gobierna el PP, como acá. España no ha permitido que nadie desentierre muertos en su propio beneficio ni destruya una paz que costó mucho lograr. Guatemala no termina de encontrar esa vía de cierre que permita avanzar más allá del horizonte inmediato y continuamente se ancla o retrocede. Allí no tuvieron cabida los vividores ni los recalcitrantes y se evidencio que en ambos bandos hubo asesinos y abusadores; aquí, los de siempre, no dejan de aparecer y presionar y siguen viviendo como en el monte, aunque ahora sea capitalinos burgueses que dejaron (aparentemente) de apoyar aquello que les sirvió y que generó muchos cadáveres de los que son responsables cómo cómplices o autores, aunque no quieran asumir ese adeudo físico o intelectual. Allá la justicia ha acometido la limpieza de su propia imagen; acá falta mucho jabón por emplear ¿Mejor o peor? Pues es cuestión de gustos, porque nunca llueve a gusto de todos, pero creo que las cuentas salen allí, más claras que aquí.
Aquí se procesa al general Ríos Montt, mientras en España se hace lo propio con al juez Baltasar Garzón. Ambos casos con similitudes que deberían llamar a la reflexión. Allá hubo una guerra civil que duró tres años y causó un millón de muertos. Aquí un conflicto interno que permaneció por 36 años y provocó entre 47 mil y 250 mil víctimas (según el informe/libro que se lea). Los números sugieren que aquel fue más intenso por la concentración en el tiempo y porque provocó -al menos- entre cuatro y veinte veces más víctimas (según los datos elegidos).
Allí, gobiernos de corte socialista como el de Felipe González o el de Zapatero alternaron con otros de centro (UCD) o centro-derecha (PP) y generaron proyectos y cambios consensuados que todavía perduran, en orden a buscar un equilibrio que superara una inservible e interminable confrontación. Fue durante la pasada administración socialista que se procedió a encausar al juez Garzón por querer abrir una “memoria histórica” ignorando la Ley de Amnistía aprobada en 1977 -con personal sesgo y apreciable grado de prevaricación-, que es a fin de cuentas por lo que se le acusa. En España, mal que bien, se cerró una herida histórica y el país y su sistema no están dispuestos a que nadie -siguiendo lineamientos pagados por activistas inescrupulosos- abra aquello que costó mucho cicatrizar. Aquí, mientras tanto, ideólogos de la antigua guerrilla y los vividores tradicionales del conflicto (que no coinciden necesariamente con las víctimas) siguen insistiendo en aquello que les da de comer y de paso ocultan parte de la historia -que ahora se comienza a desvelar- de la que fueron responsables.
Casos similares se reprodujeron en varios países europeos en diferentes momentos histórico-políticos y también en otros latinoamericanos. En ambas regiones se actuó de igual forma. Allí se cerraron, acá siguen interesadamente abiertos como en Argentina y Chile, por poner botones de muestra. Las heridas no curarán mientras existan quienes reciben su paga mensual para provocar problemas y rascar el alma de las auténticas víctimas, en beneficio de un presente tumultuoso que únicamente interesa y favorece a esos alborotadores, maestros en fingir, lamentarse, tergiversas y promover continuamente violencia verbal, mediática o física ¿Legitimidad para reclamar?, por supuesto que si, pero teniendo claro que toda la población fue afectada y no solamente quienes enarbolan esa bandera de forma monopólica. Allá y acá han ocurrido cosas iguales y diferentes. Allí, gobernaron socialistas; aquí “social-demócratas”. Ahora gobierna el PP, como acá. España no ha permitido que nadie desentierre muertos en su propio beneficio ni destruya una paz que costó mucho lograr. Guatemala no termina de encontrar esa vía de cierre que permita avanzar más allá del horizonte inmediato y continuamente se ancla o retrocede. Allí no tuvieron cabida los vividores ni los recalcitrantes y se evidencio que en ambos bandos hubo asesinos y abusadores; aquí, los de siempre, no dejan de aparecer y presionar y siguen viviendo como en el monte, aunque ahora sea capitalinos burgueses que dejaron (aparentemente) de apoyar aquello que les sirvió y que generó muchos cadáveres de los que son responsables cómo cómplices o autores, aunque no quieran asumir ese adeudo físico o intelectual. Allá la justicia ha acometido la limpieza de su propia imagen; acá falta mucho jabón por emplear ¿Mejor o peor? Pues es cuestión de gustos, porque nunca llueve a gusto de todos, pero creo que las cuentas salen allí, más claras que aquí.