No me gusta nada que haga postrarse a un hombre (El rey Arturo)
Chocarrera, por su
efecto contraproducente, es la campaña municipal pinulera sobre el 50% “de rebaja” en las multas de tránsito, ¡sólo hasta
final de julio! Eso de “rebajas” suena a remate de paca, donde puedes comprar
con descuento aquello que en temporada estuvo más caro. Sugiero a la administración
de Santa Catarina Pinula repensar lo que propone y promueve con este tipo de promociones.
El mensaje que envía la Muni es muy
simple: no paguen multas a tiempo, no es preciso que cumplan con sus deberes. Si
amanece de buen talante, el funcionario correspondiente perdonará lo que le parezca,
pero si actúa correctamente y hace efectivo el importe en un plazo razonable,
terminará pagando más que el moroso que retrasa su deber, porque el burócrata
decide -en un embate de ascetismo- rebajar la cantidad de la infracción, por el
tiempo que considera y en el porcentaje que estima oportuno. Fraude se llama
eso, además de una clara política pública a favor de la corrupción y contra el
cumplimiento de las reglas. Unido a lo anterior el Presidente propone una
moratoria a la minería metálica. El mensaje es idéntico: no cumplan las normas
vigentes, porque el político de turno -que cree saber más que quien lo colocó
ahí- hará lo que le venga en gana, pasándose por el arco del triunfo la legislación
vigente.
No es de extrañar que
muy pocos pagaran el impuesto de circulación (antes de reducirlo) y que otros
tantos hagan igual con las multas de tránsito, por no hablar de otras normas
incumplidas. Cuando la ley vigente no es exigida por quien debe hacerla acatar y
la adapta o reinterpreta a su capricho o conveniencia, el ciudadano capta
enseguida como debe de actuar: presionar o hacer caso omiso a ella. A partir de
ahí, el criterio de cada quien es válido y evidentemente impera en sus
decisiones. Respecto de la inversión empresarial ocurre exactamente lo mismo.
Cuando se cumple la normativa vigente y se pretende explorar y explotar un
determinado yacimiento, pero se es interrumpido por criterios de gobierno
producto de la necesidad de incrementar la popularidad, quedar bien con la
iglesia o quitarse de en medio a grupos de presión, el aprendizaje también es
rápido: compre al político o pague a los lideres que promueven esas manifestaciones.
No es preciso cumplir con la ley, lo importante es evitarla por cualquier
medio. De nuevo la corrupción monopoliza el primer lugar de la lista de
opciones.
Este país es corrupto porque esa perversidad está incrustada en el alma de demasiados ciudadanos que, por cierto, son los que eligen a los políticos para esos puestos de dirección. La idea no es rodearse de un conjunto de preceptos generales sino promover prebendas sectoriales que sirvan para joder al vecino o, en el más piadoso de los casos, producir un beneficio personal sin preocuparse mucho de lo que le sucede al de enfrente. La lucha no es únicamente política, también las cámaras empresariales caen en ella, de ahí que unas no quiera endeudarse más y otras apoyen los bonos para hacer frente al pago de eternas y costosas facturas impagadas del ministerio de Comunicaciones. Eso aquí y en Katmandú, se llama apostar por legislación mercantilista, alejar el Estado de Derecho y obviar conceptos y principios básicos universales por los que apuestan las sociedad en desarrollo ¡Claro, estamos como estamos!, cada día, a fin de cuentas, nos humillamos un poquito mas.
Este país es corrupto porque esa perversidad está incrustada en el alma de demasiados ciudadanos que, por cierto, son los que eligen a los políticos para esos puestos de dirección. La idea no es rodearse de un conjunto de preceptos generales sino promover prebendas sectoriales que sirvan para joder al vecino o, en el más piadoso de los casos, producir un beneficio personal sin preocuparse mucho de lo que le sucede al de enfrente. La lucha no es únicamente política, también las cámaras empresariales caen en ella, de ahí que unas no quiera endeudarse más y otras apoyen los bonos para hacer frente al pago de eternas y costosas facturas impagadas del ministerio de Comunicaciones. Eso aquí y en Katmandú, se llama apostar por legislación mercantilista, alejar el Estado de Derecho y obviar conceptos y principios básicos universales por los que apuestan las sociedad en desarrollo ¡Claro, estamos como estamos!, cada día, a fin de cuentas, nos humillamos un poquito mas.
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