El que escupe para arriba, en la cara le cae
(refrán)
Comentarios diversos se generaron
tras conocerse la lista de seleccionados para Fiscal General por la comisión
postuladora. Dos sobresalen en el ranking. Uno, pone en duda la credibilidad o
el trabajo de la comisión. Otro, cuestiona que la actual Fiscal General no
figure en la lista. A la mayoría de la sesiones públicas no asistieron personas
que ahora opinan con cierta autoridad y uso interesado de vocablos o acusaciones
sin pruebas. De haber estado presentes, quizá
modularían sus reflexiones sustentadas más en rumores o interés mediático-ideológico
que en razones fundadas, producto de la observación y vivencia directa de esas
sesiones abiertas. Señalan a los comisionados por no haber incluido -que no
excluido- a la candidata Paz, argumentando que tenía mayor puntuación. Olvidan
que idéntico motivo podría utilizarse para otros candidatos tampoco incluidos,
aunque únicamente centran la atención en ella ¡Así llegó, sin embargo, a su
puesto en 2010, no siendo la mejor calificada ni contando con experiencia penal!
¿Serán juicios racionales y estándares o intereses personales o grupales? ¡Duda
más que razonable!
Seguramente algunos comisionados recibieran instrucciones sobre
cómo votar, algo incorrecto e inmoral ¡Allá ellos con su conciencia! Probablemente otros fueron presionados -“de
aquí y de allí”- pero a muchos ni siquiera se les acercaron porque hubieran denunciado
el hecho. Todavía hay, afortunadamente, valientes que no se prostituyen ni lo
permiten. Del proceso me llama la atención dos cosas: la ausencia de un decano
el día de la votación, algo anormal, a pesar de contar con certificado médico
-libertad de cada quien y consecuente responsabilidad-; y -mucho más trascendente-
que la actual Fiscal cuente únicamente con cuatro votos de los trece posible.
Se puede pensar que todos los comisionados son corruptos y estaban manipulados,
“argumento” que algunos sostienen sin pruebas y abiertamente manifiestan con el
hígado o es preciso admitir que la postulante Paz no es vista por la mayoría de
profesionales como esa funcionaria independiente, eficiente y “única”, que ciertos
colectivos se esforzaron en mostrar.
La ley de rendimientos decrecientes
puede explicarlo. Si abona su grama crece; si la vuelve a abonar, sigue
creciendo; pero si continua abonándola termina por quemarse y muere. Eso fue lo
que pudo pasar con doña Claudia: homenajes, condecoraciones varias, apoyo explícito
e inusual de embajadas, panfletos exaltándola, exitosas estadísticas
manipuladas, manifestaciones de apoyo… y, ¡zas!, terminó por saturar la mente y
el corazón de muchos. Además -y no hay que ocultarlo, aunque se pretende- señalamientos
graves que han sido callado o insuficientemente explicados en prensa y que
algún comisionado quería apachar a toda costa (i.e. caso colegio alemán, donde
tiene intereses y cuyo gobierno la condecoró).
No todos los comisionados están
corrompidos. No todo es podredumbre, aunque desde fuera se señalan cosas más
por interés que con razón. Muchos dicen que esto es “un atentado a la justicia
y al Derecho”. Hablan -¡claro!- desde su concepción personal, sin analizar
normas ni atender reglas del juego que ellos mismos permitieron y apoyaron.
Lanzaron el bumerang y volvió a romperles la nariz. Seguirán quejándose de lo
malos que son (los otros); de lo enferma que está la justicia (cuando no les favorece);
de la corrupción imperante (sin sentirse parte de ella), y de lo polarizado del
país (sin advertir que lo dicen desde una esquina) ¡Quieren “justicia”, pero ajustada
a sus ideologizados intereses!
Pedro, algo que pudo restarle votos a Claudia Paz y Paz con los magistrados es el haberse querido aferrar al puesto cuandonla CC dictaminó que el periodo terminaba en mayo y no en diciembre. Como funcionaria pública, debió acatar la resolución de la CC, y no impugnar la resolución.
ResponderEliminarHubiera dejado que quienes la apoyan hubieran interpuesto los recursos, y ella demostrar profesionalismo y respeto a la mayor instancia del país en temas constitucionales.
Si hubiera tomado esa postura, estoy seguro que no hubiera generado tantos anticuerpos.
Arturo Ortiz