Darse cuenta de lo
que hay que hacer y no hacerlo es cobardía (Confucio)
El acoso y derribo es una
competición ecuestre que se realiza en pareja denominándose un participante
garrochista y el otro amparador. El objetivo consiste en voltear un toro con la
ayuda de una garrocha o pértiga (Wikipedia).
La práctica de tal pericia ha
sido perfeccionada por Baldizón/LIDER quienes hostigan, generalmente a través
de terceros (organizaciones, personajes o grupos), a todo el que se le
atraviesa críticamente en el camino. Atacan con desdén a Sandra Torres,
torpedean a Jimmy Morales, aventaron a Sinibaldi y recientemente denunciaron al
rector de la USAC y a Edgar Gutiérrez, o a mi persona, además de a otros. Poco,
o nada, reparan en sus cuadros corruptos o cuestionados. Aceptaron en sus huestes
a Hichos -señalado delictivamente por el MP/CICIG- o al alcalde Medrano, con innumerables
acusaciones por actos de corrupción. Descubiertos, súbitamente los expulsan,
pero ¿cuántos más quedan ocultos?
La técnica es siempre la misma. Basados
en contenidos de páginas web falsas y anónimas riegan, con torpeza y chapucería,
toda clase de insultos, descalificaciones y falsedades de las que dicen “aportar
pruebas”. Mas tarde, dicha “información” la traducen en denuncias sin contenido
o es tomada por sus medios -para eso sirven- y difundida continua y tergiversadamente
por pintorescos y dóciles personajes, pretendiendo, como en la época nazi, convertir
en verdad una mentira repetida mil veces. El procedimiento no es nuevo, aunque poco
útil en la era de la redes sociales. Arzú hizo algo similar, presionando desde
el poder, y consiguió cerrar la revista CRONICA. Estos, más torpes y rústicos, copian,
algo que hacen de maravilla, el modelo.
Es la forma de proceder de los autoritarios.
No toleran que les lleven la contraria, mucho menos permiten que los cuestionen
con argumentos y evidencias. Lo hizo Hitler y mas cercanamente Castro, Chávez,
Maduro, Cristina Kirchner o Correa. Todos, con mayor o menos éxito, silenciaron
a quienes les contaron las costillas. Manuel Baldizón no es diferente, sino
émulo. Ansioso de poder y con necesidad de alcanzarlo para hacer un
supermercado estatal con membresía limitada, no desea que nadie contradiga su mesiánica
visión. Si alguien cuestiona -¡con toda legitimidad!- su liderazgo, fortuna, múltiples
plagios, a los corruptos que le rodean, la financiación del partido, los
ingentes gastos en campaña, las marrullerías, las persecuciones y coacciones a
quienes nos expresamos libremente o incluso su preocupante estado de salud
mental (expuesto en un informe confidencial publicado en prensa), somos inmediatamente
denunciados y perseguidos con saña ¿Qué ocurrirá si llega al poder?
Los políticos se protegen entre
ellos, independientemente del partido a que pertenecen. Desean que esta marea
de protestas ciudadanas -de la que están divorciados- pase cuanto antes y no quieren
cambios ni prórrogas electorales, sino mantener el estatus quo que los protege
mientras navegan con bandera de pirata. Baste observar cómo la mayoría de
quienes están ahora en LIDER y/o elaboraron sus propuestas de gobierno son los
mismos que gobernaron y fracasaron con la UNE, tránsfugas que han vendido su
alma varias veces o gañanes caciques que se autodenominan líderes locales.
Podemos seguir quejándonos y
arrepentirnos dentro de veinte años (Cuba y Venezuela deberían hacernos pensar)
o tomar las riendas y enfrentar a potenciales déspotas. Para eso hay que dar la
cara y no quejarse en privado ¿Está dispuesto a enfrentar su futuro o prefiere
lamentarse de por vida? ¡Esa es ahora la cuestión!