En un sistema presidencialista
sin reelección el presidente pierde valor el día que toma posesión del cargo
Tómese el tiempo de ver las propuestas de binomios
-presidente/vicepresidente- que para las próximas elecciones han hecho algunos
partidos políticos y tenga en cuenta otras que se barajan para los que tienen
pendiente tal tarea. Seguramente un alto porcentaje de los nombres -y caras- no
le sonarán; no los ha escuchado antes ni ha oído hablar de ellos. En estas
elecciones, a diferencia de otras, hay mucho desconocido. En las pasadas, la
mayoría eran caras habituales y alguno nuevo, sin embargo ahora es a la inversa
¿A qué obedece esta particularidad?
Pudiera ser que el ambiente -sobra decir que revuelto- amilane a algunos
de los que nos hubiese gustado ver ahí y que, contrariamente, anime a caras
nuevas a salir a la palestra, sin olvidar el grupo de quienes piensan que “si
Jimmy pudo, él también”. Una última suposición -de eso se trata- es que todo
esto obedezca a una casualidad o a una estrategia planificada, algo que un
conocido mío ilustra cuando dice que los políticos son tan retorcidos que no se
puede pensar en casualidades, aunque tan torpes que no le daría la cabeza para
grandes planes estratégicos.
Con motivo de las modificaciones a la ley electoral y de partidos
políticos, al estricto control del financiamiento del dinero invertido en las elecciones
y a la mayor “garra” del TSE, muchos partidos se han visto disuadidos de
promover una campaña para dar a conocer a sus candidatos y alcanzar la
presidencia. De esa cuenta, los binomios presidenciales no son importantes ni
trascendentes -más allá de servir para temas de publicidad electoral- y
“cualquiera” puede ser incluido en una propuesta aunque de entrada sea perdedora.
Los partidos apuestan realmente por el poder en el Legislativo y, los que pueden,
complementarlo con el poder local, razón
por la que usted no conoce a la mayoría. Han entendido que en un sistema
presidencialista sin reelección -como el guatemalteco- el presidente pierde
valor el día que toma posesión del cargo, algo así como cuando usted saca un carro
nuevo de agencia que se devalúa en la puerta. Por tanto, contar con un capital
humano de diputados dispuestos a negociar con otros en similares condiciones,
es una oportunidad de oro en el momento actual, y concentra el poder real de
este sistema. Baste remitirse a las pruebas de lo hecho por este Congreso
cuando una bancada paupérrima del FCN -en sus inicios- terminó por aglutinar a
todo un #PactoDeCorruptos, primero con tránsfugas y luego con aliados y arrimados
unidos con un mismo fin: saltarse las trancas de la justicia, servir fines
perversos y perpetuar la actual debacle. De esa cuenta, muchos partidos de un determinado
espectro ideológico podrán incorporar al Congreso dos o tres diputados cada uno
y, aunque de procedencia distinta, formar una sólida unión que empuje la agenda
de la discusión política nacional y de camino “secuestren” a un posible Ejecutivo
no afín a sus intereses. Nos distraemos y prestamos demasiada atención a los
presidenciables -excepción hecho de partidos con posibilidades como la UNE,
VAMOS o SEMILLA si finalmente incluye a Thelma Aldana- pero el análisis hay que
hacerlo escarbando en las listas de diputados y alcaldes para entender el
verdadero fondo del asunto: la estrategia de control desde el Legislativo.
Hágase la pregunta -sobradamente sabida- de quienes confeccionan esos
listados de diputados y proponen los binomios para la presidencia ¿La bases del
partido dice usted?, eso no ha ocurrido en este país jamás y ahora no es
excepción, pero además, en este momento, se ha convertido en la forma más
segura de seguir ostentando el poder.
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