lunes, 18 de marzo de 2019

La enredada situación nacional


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Deberemos seleccionar no al menos malo, como de costumbre, sino a quien creamos que hará menos daño al país

Quizá sea percepción de mi círculo cercano o sensación de aquellos con los que comento la situación nacional, pero estamos igual o peor que en 2015. Veinticuatro partidos han inscrito binomio presidencial aunque la ciudadanía duda por quien votar y el 85% de candidatos propuestos son desconocidos. En resumen: estamos como hace cuatro años, con un “Baldizón” de otro género pero sin tonto útil a quien elegir, como si ocurrió en 2015. Un montón de postulantes de relleno que no llegarán a ninguna parte aunque darán visos de legitimidad y pluralidad a un proceso vacío de democracia, al carecer de partidos políticos que más allá de buscar rentas, propongan un programa de gobierno que permita un salto cualitativo. La oferta electoral es la habitual: nada que pueda resolver la situación nacional. Lo que queda, a lo sumo, es votar por quien percibimos más decente aún corriendo el riesgo de volver a elegir a alguien parecido a aquel que se ofrecía como “ni corrupto ni ladrón” pero que por mucho no dio la talla, como las camisas que usa Neto Bran. Deberemos seleccionar no al menos malo, como de costumbre, sino a quien creamos que hará menos daño al país ¡El chiste se cuenta solo! Nacemos crédulos y nos engañan con pasmosa facilidad.
En ese deprimente escenario, sacan del tablero a Zury Ríos y seguramente a Thelma Aldana  y dejan la última palabra sobre la mesa de la CC, institución no muy veloz ni eficiente en algunos asuntos. Supongo -y en justicia corresponde- que la apelación al rechazo in límine de la Corte Suprema respecto de levantar el antejuicio e investigar a Sandra Torres, sea un tema abordado por la CC en tiempo oportuno, lo que agregará sal y pimienta porque estarán judicializadas las candidaturas de las tres aspirantes que destacan en las encuestas.
Por otra parte, algunos habituales -contumaces o desorientados- siguen con esa matraca de que por fin somos independientes y soberanos, discurso vigorizado tras las quejas norteamericanas por el uso dado por el gobierno guatemalteco a los donados vehículos J8. Y es que a las puertas del bicentenario de la “independencia nacional”, el país sigue quejumbroso por los años de la Conquista pero soslaya la discusión sobre lo no hecho -o mal hecho- en 200 años de autogestión. Tenemos la oportunidad, pero no hay voluntad ni ganas, y a la falta de una política interna mínimamente efectiva, se une la incapacidad histórica para establecer relaciones adecuadas con nuestros vecinos o generar un sistema menos dependiente que no nos arrodille con frecuencia ¡Por supuesto que no lo van a arreglar quienes en un mundo globalizado, reclaman tontamente soberanía nacional! La solución pasa por hacer las cosas con ética y suficiente grado de dignidad más que seguir aplicando el betún de soberbia tradicional con el que nos embadurnamos frecuentemente.
Me preocupa más que nunca el futuro del país y no comprendo cómo el poder o los prejuicios ideológicos ciegan tanto como para no ver lo que la razón pone a centímetros de la nariz. En 2015 hubo una alianza nefasta y delincuencial entre el PP y LIDER, partidos desaparecidos y con sus cuadros encarcelados o procesados, ahora el FCN se conviene con la UNE. Idéntica maniobra con partidos diferentes que refuerzan una nefasta alianza estratégica con mucho dinero, intereses y el crimen organizado en la sombra.
Mientras, un despreocupado y anestesiado Presidente pasea en un mini cooper rojo con volante a la derecha, y no política precisamente.
¡Mi Wuate, ese país optimista de la eterna primavera!

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