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Deberemos seleccionar
no al menos malo, como de costumbre, sino a quien creamos que hará menos daño
al país
Quizá sea
percepción de mi círculo cercano o sensación de aquellos con los que comento la
situación nacional, pero estamos igual o peor que en 2015. Veinticuatro
partidos han inscrito binomio presidencial aunque la ciudadanía duda por quien
votar y el 85% de candidatos propuestos son desconocidos. En resumen: estamos
como hace cuatro años, con un “Baldizón” de otro género pero sin tonto útil a
quien elegir, como si ocurrió en 2015. Un montón de postulantes de relleno que
no llegarán a ninguna parte aunque darán visos de legitimidad y pluralidad a un
proceso vacío de democracia, al carecer de partidos políticos que más allá de
buscar rentas, propongan un programa de gobierno que permita un salto cualitativo.
La oferta electoral es la habitual: nada que pueda resolver la situación
nacional. Lo que queda, a lo sumo, es votar por quien percibimos más decente
aún corriendo el riesgo de volver a elegir a alguien parecido a aquel que se ofrecía
como “ni corrupto ni ladrón” pero que por mucho no dio la talla, como las
camisas que usa Neto Bran. Deberemos seleccionar no al menos malo, como de
costumbre, sino a quien creamos que hará menos daño al país ¡El chiste se
cuenta solo! Nacemos crédulos y nos engañan con pasmosa facilidad.
En ese
deprimente escenario, sacan del tablero a Zury Ríos y seguramente a Thelma
Aldana y dejan la última palabra sobre
la mesa de la CC, institución no muy veloz ni eficiente en algunos asuntos.
Supongo -y en justicia corresponde- que la apelación al rechazo in límine de la
Corte Suprema respecto de levantar el antejuicio e investigar a Sandra Torres,
sea un tema abordado por la CC en tiempo oportuno, lo que agregará sal y
pimienta porque estarán judicializadas las candidaturas de las tres aspirantes
que destacan en las encuestas.
Por otra
parte, algunos habituales -contumaces o desorientados- siguen con esa matraca
de que por fin somos independientes y soberanos, discurso vigorizado tras las
quejas norteamericanas por el uso dado por el gobierno guatemalteco a los donados
vehículos J8. Y es que a las puertas del bicentenario de la “independencia
nacional”, el país sigue quejumbroso por los años de la Conquista pero soslaya
la discusión sobre lo no hecho -o mal hecho- en 200 años de autogestión. Tenemos
la oportunidad, pero no hay voluntad ni ganas, y a la falta de una política interna
mínimamente efectiva, se une la incapacidad histórica para establecer
relaciones adecuadas con nuestros vecinos o generar un sistema menos
dependiente que no nos arrodille con frecuencia ¡Por supuesto que no lo van a
arreglar quienes en un mundo globalizado, reclaman tontamente soberanía
nacional! La solución pasa por hacer las cosas con ética y suficiente grado de dignidad
más que seguir aplicando el betún de soberbia tradicional con el que nos
embadurnamos frecuentemente.
Me
preocupa más que nunca el futuro del país y no comprendo cómo el poder o los
prejuicios ideológicos ciegan tanto como para no ver lo que la razón pone a centímetros
de la nariz. En 2015 hubo una alianza nefasta y delincuencial entre el PP y
LIDER, partidos desaparecidos y con sus cuadros encarcelados o procesados,
ahora el FCN se conviene con la UNE. Idéntica maniobra con partidos diferentes que
refuerzan una nefasta alianza estratégica con mucho dinero, intereses y el
crimen organizado en la sombra.
Mientras,
un despreocupado y anestesiado Presidente pasea en un mini cooper rojo con
volante a la derecha, y no política precisamente.
¡Mi Wuate, ese país optimista de la eterna
primavera!
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