lunes, 3 de mayo de 2021

El palo, la zanahoria, el burro y la oportunidad

Hay que dejar de ser el burro tradicional -que también simboliza el logo demócrata- y apostar por el liderazgo que el momento propicia

En junio está prevista la visita a Guatemala de la vicepresidenta Kamala Harris. La pasada semana, como anticipo, se llevaron a cabo dos reuniones, una con el presidente Giammattei y otra con representantes de distintas organizaciones civiles ¿Qué se puede deducir de esos esfuerzos políticos norteamericanos?

Fundamentalmente tres líneas de acción distintas -no necesariamente convergentes- de la actual administración demócrata. Una, objeto principal de la conversación con el presidente guatemalteco, es reforzar la vigilancia en las fronteras del país para frenar las migraciones. El problema de la migración es la piedra en el zapato de la administración Biden, y parecieran tener dificultades para salir de él. A los cien días de gobierno el panorama “reluce” en aspectos como avances en el COVID y la billonaria inversión en gastos social, de la que la inflación u otra crisis darán cuenta dentro de varios años, pero que por ahora no preocupa. No ocurre así con la migración que se ha convertido en un problema permanente y ensordecedor.

Otra línea de acción se materializó en la reunión con representantes de organizaciones. civiles Allí el discurso fue muy diferente y se centró en elogiar y destacar el papel de la lucha por los derechos humanos, la diversidad sexual y el apoyo a las ONG. Nada que no se haya hecho antes -sin éxito por cierto- pero que es muy bien recibido por quienes solicitan fondos de cooperación. En el fondo se trata de acercar el apoyo de distintos movimientos reivindicativos que siempre son útiles al ejercicio político, pero que está alejado del fin principal de la visita: la migración y como frenarla.

La tercera, reforzada con los sucesos del sábado pasado en El Salvador, evidencia que Guatemala es el único país del triángulo norte en que los norteamericanos parecen confiar, y seguramente muchas cosas se están fraguando desde ahora para la visita de junio. 

Hay una enorme oportunidad política para negociar con una administración USA necesitada de apoyo que puede encontrar aquí, salvo que optemos por tomar un rumbo desconcertante. Es momento favorable para conseguir una buena negociación que puede abarcar muchos aspectos de interés para Guatemala, más allá de la promesa de inversión de aquellos 4,000 millones de dólares. El palo y la zanahoria no tiene ahora cabía porque tanto Honduras como El Salvador representan piedras en el zapato demócrata y hay que dejar de ser el burro tradicional -que también simboliza el logo demócrata- y apostar por el liderazgo que el momento propicia y la iniciativa que las circunstancias ponen sobre la mesa.

Los USA parece que regalarán 60 millones de vacunas y, según el diario El País, tendrán un superavit de 300 millones allá por julio del presente año. Aquí que tenemos un importante faltante para el COVID, deberíamos solicitarlas a cambio de cumplir un papel importante en la seguridad norteamericana que sigue siendo el narcotráfico, el crimen organizado, el terrorismo y la migración, y también, ahora, ejercer un liderazgo regional en función de las circunstancias políticas de nuestros vecinos.

Escenarios como el presente no suelen darse a menudo ni mucho menos conformarse a gusto. Las circunstancias nos posicionan como el único país del triángulo norte con quien dialogar, y hay que tomar la oportunidad y aprovecharla ¿Está la diplomacia preparada y el gobierno tiene clara la ventaja que este entorno significa? Eso falta por ver, pero creo que por muy neófitos que sean está todo claro. A ver si no se duermen los próximos días o dejan que las migajas de la política nacional ensombrezcan la oportunidad que presenta el panorama regional.

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