lunes, 17 de junio de 2024

Un Presidente en la distancia

Da la sensación de que estamos en un “Reino de Taifas” en el que muchos ministros comienzan a tomar protagonismo y ejercer liderazgo por orfandad.

Quizá la pandemia del COVID-19 dejó esa sensación de que todo puede hacerse a distancia, desde casa, y el Presidente lo tomó en serio. No puede ser que en cinco meses haya viajado cuatro veces, y la última, de no haber sido por la presión mediático-popular, también lo habría hecho ¿Quién aconseja al Presidente? ¿Acaso no ve los problemas del país y su caída de popularidad?

No es ciertamente responsable de la situación que ha encontrado, pero sí de solucionarla o, al menos, de prestarle atención, y no seguir distraído como embajador itinerante. Uno de los “defectos” del sistema presidencialista -expuesto por Juan Linz- es que el jefe de Estado es al mismo tiempo jefe de Gobierno, y eso de tener dos trabajos en los que en uno representa el interés general del país y en otro trabaja con la ideología de su partido, no es conciliador.

Da la sensación de que estamos en un “Reino de Taifas” en el que muchos ministros comienzan a tomar protagonismo y ejercer liderazgo por orfandad. El de Defensa hizo lo suyo, y algunos amparos detuvieron ilegalidades que se pretendía cometer. El de Finanzas se ha tornado astuto coordinador de pactos con diputados para sacar adelante difíciles votaciones futuras, e intenta hacer lo que todos los gobiernos: dar presupuesto en obras para que alcaldes y diputados lo manejen a través de COCODES y municipalidades, y reciban su tajada, sin haber ejecutado -en muchos casos y a la fecha- nada del presupuesto ordinario asignado. En Salud se han producido dos dimisiones que no obedecen -al menos ambas- a cuestiones de salud de sus protagonistas, sino a cuestiones que seguramente se conocerán en su momento. Educación sigue lidiando con el pacto magisterial sin contar a la población como van las cosas, y el silencio es la comunicación más asertiva que han encontrado. En Comunicaciones, después de la destitución de la exministra -todavía poco explicada- un nuevo ministro afronta una serie de dificultades advertidas hace rato por las condiciones invernales imperantes en el país. Desarrollo Social, lo mejor que ha encontrado es repetir programas que venían siendo criticados desde hace 15 años, como son las transferencias condicionadas, desconociendo -aunque no lo dicen- que la millonada gastada en esos programas no ha sacada a nadie de la pobreza, sino que contrariamente ahora hay más pobres. Eso sí, pretenden dilapidar tal cantidad que si llegan a cumplir con las previsiones de su programa de campaña nos iremos fácilmente a unos Q3,000 millones/años, sin sumar las subvenciones a la electricidad que también han aumentado.

Me da la sensación de que frente a esa caída de 24 puntos de popularidad presidencial -de enero a mayo de este año- lo único que se le ha ocurrido al pensante del grupo -no creo que haya muchos- es regalar dinero y crear una masa social dependiente de cierta cantidad mensual, algo no muy diferente a lo que hiciera la UNE de Sandra Torres, y se continuara después. Eso sí, argumentando que todo es diferente, que es justamente lo mismo que dijeron los otros.

Cuando no se está preparado para gobernar ocurre lo que estamos viendo: improvisación y muchos técnicos y consultores internacionales al frente de instituciones, pero poca capacidad de ejecutar los planes que ellos proponían a otros para salir adelante. Pura teoría de despacho que no saben trasladar a la práctica ni siquiera quienes la elaboran. 

Cada vez estoy más convencido de que este gobierno no es más que una gran concurrencia de buenas voluntades, y seguramente de buena gente, pero poco más. Un bluf político más.

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