lunes, 28 de octubre de 2024

El estatismo de los estatistas

Los Estados, cada vez más, se apoderan de espacios de libertad individual para condicionar a los ciudadanos sobre qué pueden hacer, cómo y cuándo 

En el espectro político hay quienes abogan por un estado todopoderoso e interventor; otros, contrariamente, por un mundo sin Estado, aunque entre los dos polos hay un elemento sustancial que distingue a uno respecto del otro. Mientras el intervencionista aboga por un grupo de personas que decidan por los demás, el anarquista defiende su libertad de hacer y decidir, lo que resulta loable e infinitamente más responsable. En medio, encontramos aquellos que defienden un Estado mínimo y los que prefieren que el Estado les arregle problemas relacionados con la salud, el medioambiente, las carreteras, la educación y una largo etcétera. De igual forma, entre estos grupos -no extremos- son nuevamente el aprecio por la libertad y la asunción de la responsabilidad las diferencias. El Estado mínimo reduce sustancialmente la dependencia y permite que sea el individuo quien busque soluciones en función de sus preferencias, puesto que los problemas son muy diferentes para cada uno.

En ese espectro político-conceptual -que da para reflexionar mucho sobre quien prefiere ser más libre e independiente o estar manejado por otros- hay cuestiones que hemos terminado por asumir sin cuestionarnos. Los Estados, cada vez más, se apoderan de espacios de libertad individual para condicionar a los ciudadanos sobre qué pueden hacer, cómo y cuándo, e imponen el coste de su ineficiente gestión. Quienes aceptan el estatismo apuestan “por el suyo” -o por el que hacen los suyos, porque son ávidos cuestionadores de los demás-, en una contradicción ilógica al buscar hacer libremente lo que desean, siempre después de imponer sus condiciones de gobierno al resto.

Además, pareciéramos no haber advertido sobre el dinero que se dilapida, tanto en esa amplia gestión estatal como en otros aspectos fuera del marco general descrito. No se trata ya de cómo o con cuánto se financia la salud, la educación, la seguridad o la carreteras, pozos sin fondo para los que el dinero asignando nunca es suficiente y siempre pide más, sino que lo trascendente es que todos esos fondos son pagados por ciudadanos trabajadores, a quienes les reducen el poder adquisitivo y la capacidad de inversión, al sustraérselos arbitraria y violentamente de sus bolsillos. No son partidas presupuestarias que tengan un reflejo social, como pretenden justificar muchas de ellas, sino gastos hormiga que desangran las arcas públicas: salas VIP en aeropuertos, orquestas nacionales, subvenciones al cine o a determinada música alternativa que no es demanda en un mercado libre, festivales populares, pactos colectivos, timbre de colegios profesionales, ferias y patronazgos municipales, vehículos oficiales, transporte aéreo en clase preferente, residencias oficiales, distinciones a los conyugues y familiares, contrataciones discrecionales, servicio doméstico y pago de comidas, teléfonos celulares, seguros de vida y enfermedad, combustible, pensiones vitalicias, etc. Todo ello representa centenas de millones en privilegios que pagamos los contribuyentes y que detrae el Estado del bolsillo del contribuyente, a quien disminuye su poder de compra. 

Estatismo de estatistas que realmente es imposición de sinvergüenzas y aprovechados que toman y disfrutan esos lujos porque la enorme mayoría lo permite irresponsablemente y sin cuestionarlo abiertamente, además de censurarlo públicamente. Los países cambian en la medidas que exijamos libertad y seamos consecuentemente con la responsabilidad que conlleva. Cuando por recibir miserias -que pagamos muy caras- agachamos la cabeza y doblamos la columna, estamos condenados al espolio permanente de estatistas coartadores de la libertad. 

Mientras cada cual prefiera que otros hagan las cosas por él, sólo promoverá una suerte de esclavitud progresiva y de abuso consentido.

lunes, 21 de octubre de 2024

De la revolución a la involución

El Presidente -siendo una persona honorablemente y no cuestionada, algo que reflejan los sondeos- no toma las riendas del país, al menos como era de esperar

Si después de más de 200 años de independencia seguimos echándole la culpa a la Conquista -posiblemente para evitar echárnosla a nosotros- a los 80 años de la revolución del 44 parece seguirle la involución de 2024. Da la impresión de que nos gusta perder el tiempo e ignorar la responsabilidad que tenemos en los fracasos que como país evidenciamos cada día.

Las encuestas de mayo pasado dejaban clara una caída estrepitosa en la popularidad presidencial -unos 30 puntos-, y ahora que hay nueva encuesta, el gobierno la esconde -como hiciera Gimmattei con el Informe de Desarrollo del PNUD que no le favorecía- para evitar que se comente el batacazo en aceptación. 

Sondeos de opinión -que en mayo hablaban de un 28% de aprobación- reducen en octubre a un 15% quienes opinan que la gestión presidencial es excelente o buena. Sin embargo, “la impunidad mediática” oculta y calla este tema, y mucho menos reclama al gobierno que si ha hecho el estudio con dinero público lo dé a conocer. Independientemente de lo anterior, una entidad gubernamental no tiene el derecho de ocultar a sus ciudadanos esos análisis.

La estrepitosa caída tiene diferentes causas: el mal estado de la carreteras -pero sobre todo la incapacidad mostrada para arreglarlas-, el estado del aeropuerto -y las famosas escaleras mecánicas-, el dengue y, en general, la falta de acciones contundente en salud, el pulso silencioso del sindicato con el ministerio de educación, la inoperatividad de los ministerios de agricultura y desarrollo, y ciertas contrataciones arbitrarias de amigos, novias, simpatizantes, hijos -lo mismo que le reprochaban a Miguel Martínez-, además de ciertos gastos suntuosos de la SAAS, señalados en época de Jimmy Morales. Hay que sumar el papel jugado por los congresistas oficiales en sus pactos en el Congreso para elegir magistrados y su actuación en al PARLACEN para permitir el ingreso de Rusia como observador.

La “inacción es incompatible con el ejercicio del mando” y “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno” son dos afirmaciones que, por activa y pasiva, tanto nacionales como extranjeros, han utilizado para hacer ver que el Presidente -siendo una persona honorablemente y no cuestionada, algo que reflejan los sondeos- no toma las riendas del país, al menos como era de esperar por ciudadanos cansados que, quizá, elevaron sus esperanzas más de lo que los números y la realidad electoral indicaban. En cualquier caso, la luna de miel pareciera haber concluido.

La pugna con el MP, y el mal funcionamiento de la justicia, es algo con lo que no ha podido el Ejecutivo, y los amparos y consultas que en su momento hiciera se revirtieron mediáticamente en su contra, lastrando la percepción positiva del votante. No es que se pidan acciones ilegales, como algunos han señalado en ciertos medios, es que ni siquiera las legales parecen advertirse, y quienes están exiliados generan tal cantidad de reclamos y críticas que se han convertido en oposición, y reflejan esos bajos números.

Es posible que el Presidente deba de hacer cambios ministeriales, promover un acuerdo nacional de mínimos o buscar cualquier otro tipo de “pacto estatal”, eso si desea seguir protagonizando mínimamente la política nacional, y sobre todo debe intentar cambiar el rumbo del país. Aquello de fuera el ejército de la seguridad ciudadana o “un mundo sin CACIF”, parece que les ha generado algo de gastritis política, porque han tenido que acudir a ambas instituciones para que las cosas no les vayan peor.

¡En política hay que aprender en no escupir al cielo!

lunes, 14 de octubre de 2024

Sandra la incombustible

Lo entiendo más por parte de ella -acostumbrada a hacer y deshacer a voluntad desde 2008- porque no fueron únicamente los años del poder oficial

El pasado fin de semana se celebró una Asamblea General de la UNE, capitaneada por Sandra Torres. Expulsó a los diputados díscolos, se paseó por los indecisos y conformó una directiva con aquellos que todavía hacen genuflexión a su paso. Doña Sandra no pasa de moda.

Más como una reliquia del pasado -con valor de antigüedad- que como modelo del presente, y no digamos de esperanza de futuro, la eterna política parece no querer aceptar la realidad de los votos ciudadanos que la desecharon varias veces de la opción presidencial. Además, la CC no la dejó participar, en otra ocasión, por actuar de mala fe con aquel divorcio exprés, toda una burla para perpetuar el nefasto gobierno de la UNE que lideró desde la sombra con el apoyo de la mayoría de quienes ahora la critican y se pasan al lado de la oposición, en otra burla de la política.

Quisiera, sin embargo, entender a aquellos que la sostienen en el poder, porque desde luego no es por el liderazgo de la señora, las posibilidades de que pueda llegar a ser presidenta ni cuestiones relacionados con la ideología del partido. Solamente se me ocurre -quizá porque no hay otra cosa- una relación de poder y dinero que no quieren soltar sus afines, lo que es realmente pernicioso para un país que no termina de iniciar su transformación hacía prácticas políticas correctas.

Lo entiendo más por parte de ella -acostumbrada a hacer y deshacer a voluntad desde 2008- porque no fueron únicamente los años del poder oficial, sino que después, por el número de diputados -solos o en coalición con LIDER- y la cantidad de alcaldes del partido, pudieron nombra a magistrados de la CC, como la insigne Gloria Porra -en dos ocasiones nombrada por la UNE y una tercera que frustró la CC-, pero también contralor, magistrados a la CSJ y salas de apelaciones y otras autoridades no menores. Sin embargo, la implosión interna, producto de ese ambición desmedida que parece no tener límite, pareciera que reduce su influencia, pero no la deja en la cuneta porque cuenta con seguidores amarrados, y eso es lo que intento comprender.

Así que desde esa última asamblea seguramente muchos cambiarán lealtades y veremos al menos, dos grupos, aunque da la sensación de que a la hora de votar por ciertos intereses como los magistrados de la CSJ y la ampliación presupuestaria, los cuates de siempre no olvidan lo que siguen teniendo en común.

Hay personajes que, como Freddy Krueger, parecieran ser una pesadilla permanente en la política nacional y se aparecen periódicamente para recordarnos que lejos de estar dormidos seguimos despiertos. No se frente a qué auditorio se pondría Sandra Torres en 2027, a quienes convencería todavía o qué promesas traería que ya no se conozcan, hayan evaluado y desechado en diferentes momentos. Quizá pase a la historia como la persona que más presidentes ha puesto, porque pasar con ella a la segunda vuelta garantiza, sin duda, alcanzar el poder, incluso contando con una apoyos insignificantes, como en este último caso.

Será cuestión de prestar atención a sus ofertas y actuaciones, porque basta recordar algo que demasiados olvidan y es que la inmensa mayoría del gobierno de la UNE fue procesado por el “fiscal estrella” Sandoval, aunque ese proceso permanece en silencio, soslayado y sin avances, aunque no recibe las críticas de quienes cuentan la falta de actuación del MP en otros casos. Una especie de memoria selectiva nacional versión 2.0, porque la 1.0 -que era igual- fue superada hace unos 10 meses.

¡No salimos del atolladero!


lunes, 7 de octubre de 2024

Las hojas que no dejaron ver el bosque

Quedó claro que el partido SEMILLA sólo cuenta con alrededor de 55 votos lo que deja una ajustada mayoría cualificada de 105 a la oposición

Tanto la selección como la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, tuvieron una fijación sobre ciertos aspirantes. En análisis y debates era frecuente exponer que “lo importante era que no pasaran los afines al MP”, y se logró, porque ninguno entró. Esa fijación, especialmente por el partido oficialista y sus aliados en medios y redes, hizo que se desenfocaran en el proceso de elección y, finalmente, ingresaran alrededor de diez magistrados -de los 13- con cuestionamientos, y apadrinamientos de los habituales: rey del tenis, los Alejos -Gustavo y Felipe-, Gálvez y los habituales de la mafias en la judicatura.

Después del conformismo de las comisiones de postulación, cuyo mensaje fue: “elegimos lo mejor en las condiciones existentes, ahora le toca al Congreso”, la batalla de los pactos y la fijación contra el magistrado afín al MP, concentró la atención e hizo perder el equilibrio.

Se pudieron ver pactos entre todos, incluido SEMILLA-UNE; ceder espacios a magistrados muy cuestionados en beneficio de ingresar otros afines, y ese largo etcétera que representa una elección política -nada de judicial- para dejar claro de qué lado queda la prostituida y desajustada balanza de la justica, porque nada que ver por establecer un sistema neutral y técnico, como debería ser.

Varios diputados declaraban contar con la mayoría necesaria, pero se inició la votación cuando todos estaban convencidos de que ganarían, de lo contrario seguirían entrampados. Finalmente 10 de los electos cuentan con graves cuestionamientos y tres de los 13 actuales han sido reelegidos, a pesar de las críticas sobre sus pasadas resoluciones. Quedó claro que el partido SEMILLA sólo cuenta con alrededor de 55 votos cuando ellos y sus aliados se unen contra algo, lo que deja una ajustada mayoría cualificada de 105 a la oposición, algo a considerar para la votación del presupuesto 2025, la elección de mesa directiva en el Congreso, las leyes que quedan por votar y el pendiente antejuicio presidencial.

Además, y aunque se pregonó lo contrario, el partido más fragmentado en las votaciones de los 13 magistrados fue SEMILLA. El resto, aun con votos no unificados, presentaron porcentajes muchos menores en su división interna. En SEMILLA llego al 50% en las votaciones de los magistrados Galicia y Cifuentes, lo que no se observa en otro partido ¿Fueron engañados?, ¿Hubo libertad de voto? ¿Los convencieron? ¿Hubo dinero de por medio? Son algunas de las preguntas que hacen quienes no alcanzan a entender aquel partido unificado y unido que decían tener.

El descontento, a pesar de la condescendencia de ciertos medios y analistas con esta administración, se pudo ver rápidamente en redes sociales a través de los comentarios de personas que están fuera del país y que mostraron su contundente rechazo a esta nueva corte, al considerar que no es diferente a la actual. El propio Presidente Arévalo tuiteó sobre la responsabilidad de cada diputado por lo que hizo con su voto, y otros personajes fueron mucho más contundentes y críticos con el resultado, aunque quieran aceitarlo con suaves declaraciones.

Se demostró quien tiene el poder en el país y aquellos otros que no harán nada para que las cosas cambien, por más que digan que quieren cambiarlas. El MP quedará, ahora, subordinado a la nueva CSJ que lo está a su vez al Congreso y a los oscuros personajes que tradicionalmente dirigen la marimba nacional. Se elegirá una futura CC que integrará a parte de los magistrados actuales, y se esperará un 2026 sin sorpresa que agiten las aguas más de lo debió. 

Todo cambia para que nada cambie, en esta repetición habitual de la historia nacional.