lunes, 7 de junio de 2010

Diagnóstico

Al un año de convocatoria electoral, las cosas están preocupantemente mal. No son augurios pesimistas ni adivinanzas de funesto visionario, simplemente hechos que se suceden y desdibujan el futuro próximo que deberemos de enfrentar.
Movimientos sociales manipulados promueven la intervención de las empresas eléctricas, en nombre de la soberanía energética. El proyecto de ley de Desarrollo Rural permite que el Estado disponga qué, cuándo y dónde se debe sembrar lo que, bajo el concepto de soberanía alimentaria, terminará por permitir la expropiación de fincas que incumplan los mandados gubernamentales. Un spot televisivo, en boca de la esposa del presidente, “sugería” a la gremial de azucareros que bajaran el precio del azúcar, con un tono amedrentador que permitía elucubrar sobre lo que podía ocurrir de no seguir tan insinuante consejo. El adoctrinamiento de niños con materiales elaborados y discursos confrontativos, es una realidad en el interior en giras de ciertos funcionarios. Hay importantes y descaradas presiones a ciertos empresarios, por parte de instituciones públicas dedicadas a la fiscalización bancaria. En discursos políticos, la polarización ricos-pobres aparece con demasiada frecuencia. La afiliación forzada y el voto condicionado es una realidad rural que facilitará ganar las elecciones y la futura CC, nombrada y controlada por fuerzas afines a quienes pretenden quedarse con el país, darán forma legal a esos y otros caprichos, posiblemente hasta con intentos de reformas constitucionales. Elementos cubanos, venezolanos y nacionales extremos al frente de un viejo y trasnochado ex diplomático comunista, elaboran estrategias de control de masas que activan cada vez que quieren presionar o exhibir fuerza, cortar carreteras o apoyar cualquier actuación sesgada de grupos de presión. El control de los medios de comunicación se basa en el miedo, el recorte de recursos o la amenaza en la renovación de frecuencias, apoyada por la denuncia judicial de otros con idéntica estrategia. Modificaciones al Código Municipal, empodera a los alcaldes y les da atribuciones para controlar empresas insidiosas, ofreciéndoles vías para que puedan recolectar más fondos, así los contentan e incorporan al silencio complaciente. Finalmente, aunque no es lo último, la creciente violencia nos encierra en casa y nos hace callar, para prevenir que la “delincuencia común” nos suprima y enmudezca para siempre. Es el miedo que precede a toda involución y sin el cual no es posible intimidar y amedrentar a grupos que todavía respiran y luchan contra lo que cada vez es más evidente en Cuba, Venezuela o Nicaragua.
El mutismo es cómplice de la inacción. Una importante cantidad de ciudadanos no terminan de entender lo que sucede o piensan que es “contra otros” y esperan confiados que la ola pase. Lo mismo creyeron en Venezuela y ahora quieren salir con urgencia del país o sufren recortes de luz o supresión del INTERNET y se lamentan por no haber tenido el coraje de enfrentar unidos el problema al inicio. Esta situación nacional no es casual, más bien la ejecución de un plan detallado que nos puede llevar a un escenario infinitamente peor. Hay gente expectantes pero muy pocos hacen algo eficiente. Los que quieren controlar este país por años, o para siempre, siguen su estrategia bien definida, muy elaborada y asesorada por quienes la practicaron por años. Podemos seguir dormidos o reaccionar de una vez por todas. Comienza a ser tarde, pero no imposible. ¡Por cierto!, la erupción del Pacaya es ajena al Gobierno. Al menos, eso dicen.

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