¡Cuando, a toda costa, se quiere
justificar la violencia!
Lo ocurrido en Barillas no es casualidad. Obedece a un
estructurado plan que hace metástasis en el país. Lo promueve redes de narcos,
parte de ayuda internacional, vividores del conflicto, ideólogos trasnochados y
columnistas asociados. La cortina de humo se conforma con cualquier combinado: un
asesinato por esclarecer, el discurso indigenista, el Convenio 169, la pobreza
o cualquier otro, como la matanza que planificaron y no consiguieron. No es la primera vez que se producen actos violentos en aquel
municipio. Ciertos grupos -solamente tres de las 26 comunidades- llevan tiempo
atemorizando, maltratando, amenazando, secuestrando a personas, ocupando
propiedades y quemando maquinaria. El incidente que dejó un muerto y dos
heridos, fue utilizado como punto de partida para pedir explicaciones al
gobierno, olvidando que es el MP -la Fiscalía General- quien tienen la
responsabilidad de investigar. Incluso dos columnistas -vividoras de aquella ayuda-
llegaron a culpar directamente a la empresa, supongo que tendrán sus pruebas o
una incontrolada frustración.
Meditado el asunto, hay aspectos que no
escapan al análisis racional. Uno es que la empresa -guste o no- cumple con
todos los requisitos legales para poder operar en el país. Otro, que se buscaba
una reacción violenta del ejército para contar con víctimas que ofrecer a este nuevo
modelo de revolución. La tercera, que asistimos a un pulso a la autoridad del
gobierno para provocar y presentarlo como un “gobierno militarista”. Las tres
convergen en diferentes actuaciones, no
sólo en Barillas sino en todo el territorio nacional. La mecánica es similar:
una turba utiliza la violencia, vulnera la ley y comete cualquier desmán que
luego justifican ciertos grupos, algunos “lideres”, vividores de “la sociedad
civil” y columnistas afines ¡Listo el complot! Entre todos promueven aquella
teoría de la espiral del silencio (Neumann) para sustituir las instituciones formales
(gobierno democráticamente elegido) por las informales (grupos de presión),
argumentando que la legalidad debe sustituirse por una prefabricada legitimidad.
La idea es que “ellos” digan qué es la ley, cuándo y cómo se aplica y a quién. Pero,
“ellos” están pagados, son minoría, delinquen y no cumplen la propia ley ¿Quién
dijo que la lucha ideológica se había acabado?
Muy pocos
han dedicado siquiera una línea a los héroes de aquellos acontecimientos: los
militares que estaban en el destacamento y un desconocido lugareño que, en Q´anjobál,
los defendió. Parece avergonzarnos que servidores públicos salieran exitosos de
las agresiones de aquella turba. Algunos hubieran deseado que dispararan para
acusarlos de criminales, como en el pasado. Sin embargo, lejos de perder el
combate, el comandante y sus hombres ganaron aquella batalla con la cabeza y no
a cabezazos. Tuvieron las agallas de contenerse, de humillarse, de permitir que
les agredieran y de tragarse el honor y el deber en beneficio de la paz.
Priorizaron los derechos de los demás y no los suyos (que también los tenían),
aunque no les conceder án premios en Japón, en
Suecia o distinciones en Washington ¡Cumplieron con su deber! y eso no se
agradece a “chafas” ni a los anónimos campesinos. La guerra no siempre es
solución, pero si hay que hacerla mejor contar con una unidad repleta de soldados
como esos que dieron una lección ejemplar y demostraron ser mucho más valientes
que los cobardes asesinos que los golpearon y pretendían quemarlos. No sienta
pena mi Mayor por preocuparse y llorar por sus subordinados, eso lo engrandece hasta
límites inimaginables e incompresibles para algunos. Mi respeto, igual de
intenso, para el aldeano.
Jajajajaja, a tí tampoco te darán jamás un reconocimiento fuera del círculo de tus amigos riquillos. Ya ves que las migajas son para los perros como tú.
ResponderEliminarSaludos desde Roma, perro!
Muy buen punto de vista Pedro, considero que todo es provocación para desestabilizar.
ResponderEliminarEs una gran lección de estos elementos militares, pero al fin que pasara mas adelante? por que el ministerio Publico no actua contra estos desestabilizadores, aqui en San Juan Sacatepequez hay varios de estos "lideres" que no dejan trabajar. YA BASTA!!!!!!
ResponderEliminarCon todo respeto, me parece patético que un columnista aclame a una patrulla militar (¿Qué es eso de "mi Mayor"?)y llame cobardes a quienes los agredieron; siempre se nos ha criticado a los guatemaltecos -incluso por columnistas que creen tener la verdad sobre lo que escriben- de no tener memoria histórica; lamentablemente su columna es un ejemplo de ello...
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