La cara, interesadamente oculta, de la
verdad del conflicto armado
No conozco a Evelio, pero me contactó para relatarme una
historia. No se por qué me eligió a mí, pero no quiero defraudarle ni a quienes
menciona con dolor y tristeza. Evelio nació en Salacuim, al Norte de Cobán. Vivió
el acoso del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) y describe detalladamente
cómo esos asesinos contactaron con religiosos de la zona para -utilizando el
evangelio- difundir un interesado mensaje de lucha. Entre 1979-1981, la actividad
guerrillera se incrementó y el discurso tomó otro rumbo: el reclamo de tierras ajenas
como propias. Desde entonces, comenzó la persecución y la muerte de dueños de
fincas. Una noche de septiembre de 1981 -en las fincas Copalá y Las Mercedes-
mataron a cinco personas. Los guerrilleros se habían hecho con el control de la
zona y en días sucesivos continuaron asesinando en comunidades vecinas. No
quedaba otra alternativa que el éxodo, dejar cuanto se poseía y salir del lugar
de forma apresurada. Todo quedó allá. Todo se perdió. Los que no huyeron,
fueron reclutados por las huestes rebeldes y obligados a integrar sus filas,
alojándose en campamentos: Río Chiquito, Bethania, Peñas Blancas, etc.
Salacuim se convirtió en refugio de muchos de los que
huían y el EGP decidió tomar el control de la aldea. Llegaban y con ruidoso
tropel rompían el silencio de la noche mientras buscaban a quienes creían enemigos o colaboradores del
Ejército. Muchos hombres dejaban la vivienda al atardecer y dormían en el
campo, única forma de preservar sus vidas. Sin embargo, Pablo Tut e Ismael
Medina no tuvieron la suerte de otros y fueron ametrallados. El milagroso arribo
de una patrulla militar -procedente de Playa Grande- en noviembre de ese año, produjo
un respiro a los atemorizados habitantes. Sin embargo, al amanecer del día
siguiente, alrededor de 300 integrantes del EGP ingresaron por la calle
principal con intención de instalarse en la aldea y tuvieron un encuentro con
la tropa que los auyentó sin que se produjeran bajas en ninguno de los bandos.
El aparente plan de invasión fracasó, pero desde aquel día el asedio fue mayor.
El EGP rondaba las cercanías de Salacuim; quienquiera que salía a trabajar era
ejecutado, como le ocurrió a los hermanos Pop y posiblemente con el hijo de
Enrique Pop, hasta la fecha desaparecido; pero lo peor estaba por venir. El 10
de mayo (día de la madre) de 1982, una columna del EGP “lo celebró” ametrallando a la población,
como quien cobra una cuenta pendiente, las casas fueron incendiadas, la
destrucción total era el objetivo de aquellos asesinos. Los muertos quedaban
tirados por doquier y los sobrevivientes se refugiaron en Saholom. El saldo fue
de 23 honorables personas masacradas: Rafael Ruiz, Heriberto Prado, Victor
Prado, Juan Ventura Prado, Cándido Medina, Agustín Tista, Daniel Gónzalez,
Roberto Poou y otros, fueron fusilados o quemados. Doña Reyes Gónzalez -quien debió
recibir loas por ser mamá- murió carbonizada.
Evelio, alejado ahora de
aquella escena, sueña cada tanto con los horrores que el tiempo no ha borrado y
está convencido de quienes fueron los asesinos, algunos hoy personajes públicos
y conocidos que estuvieron concentrados y entrenándose en aldea Campur. Mientras
tanto, ocultan la realidad, continúan con el discurso parcializado que esconde
sus actos criminales y acusan de “genocidas” a quienes portaban el uniforme verde
oliva, aprovechando para pavonearse impunemente a nuestro alrededor, recibir
premios, avivar el fuego del odio y vivir de aquel conflicto que los convirtió
en verdugos ruines, por más que se hagan las víctimas.
lofelicito por el valor de escribir esta columna, que bueno seria poder tener el relato de muchas personas mas pero sin sesgo como lo presenta hoy y poder escribir un libro con lo que realmente sucedio
ResponderEliminarSupongo que su columna es en respuesta a la apariciòn de los restos de detenidos-desaparecidos en los destacamentos militares. Yo le pregunto ¿condena tambien a los que ejecutaron sin garantia judicial a estas personas?
ResponderEliminarLo felicito, señor Trujillo, por atreverse a publicar lo que la camarilla de criminales comunistoides se ha empeñado en mantener oculto.
ResponderEliminarPor fin ha comenzado a salir a la luz pública la GENUINA VERDAD acerca del conflicto armado. Y, como era de esperarse, he visto a los podridos de siempre atacar su columna en el website de Prensa Libre.
Independientemente de cuántos GRANUJAS alcen sus cobardes voces para insultarlo, sepa usted, Señor Trujillo, que quienes lo apoyamos por hablar LA VERDAD, SOMOS MÁS.
Que Dios lo bendiga a usted y a su apreciable familia.
Que Dios lo bendiga, don Pedro, por publicar LA VERDAD acerca de lo que REALMENTE ocurrió durante el conflicto armado. Hoy se acusa VILMENTE al Ejército de Guatemala, tildándolo de "genocida". Pero los VERDADEROS GENOCIDAS fueron esos traidores guerrilleros marxistoides, que procuraron exterminar a los propietarios de alguna extensión de terreno. Y hoy día nadie dice nada al respecto, pues es LA MENTIRA MARXISTA la que es difundida como si fuera verdad.
ResponderEliminarEfectivamente.... CONDENO.... todo crimen, toda desaparición, todo abuso.... VENGA DE QUIEN VENGA..., lo malo es que a la fecha.... parece que solamente vienen de una dirección.
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