¿Dónde está el clamor a la observación
internacional en esos “comicios”?
Al
menos en cuatro ocasiones pregunté -en otros tantos foros- si alguno de los allí
presentes presenció o tenía documentada una consulta de esas que dicen hacerse
al amparo del convenio 169 de la OIT. En todos los casos la respuesta fue
negativa. Se habla -en exceso- sobre la “consulta popular indígena”, pero
pareciera que pocos pueden hacerlo con propiedad porque desconocen como se desarrolla
el evento. Tengo la suerte de tener documentas algunas y es por ello que me permito
abordar la discusión.
Lo
primero por decir es que esas consultas no se parecen a lo que el imaginario
social podría configurar como un referéndum. No es secreto, más bien público. Delante
de la comunidad se hace cola frente a las mesas del “si” o del “no”, con lo de
cohibición y coacción de la libertad que conlleva tal situación; hay mítines
previos y/o posteriores (o durante) el acto, conductas que direccionan el voto
e intimidan; discursos de “lideres” que promueven la decisión interesada de los
organizadores; no hay censo constatado ni supervisado, sino que cualquiera
puede votar; se falsifican nombres, firmas y otra forma de identificación
personal (tengo el documento); activistas interesados colocan en fila a las personas,
separando -en ocasiones- hombres de
mujeres, aunque luego se quejan de discriminación, machismo o racimo; banderas
partidarias apoyan el evento, y un larguísimo etcétera observable cuando se analizan
esas “consultas” que no reflejan la libertad de una comunidad para expresar una
posición, mas bien es el resultado de la manipulación y el dirigismo de ciertos
bochincheros asociados al crimen organizado, a ideologías trasnochadas o a los
pagados de costumbre por ayuda internacional. En resumen, el procedimiento de
consulta en comunidades indígenas, es un puro fiasco que además de no ser
vinculante, tampoco guarda parámetros mínimos de transparencia, seriedad ni participación
popular. Nos dieron atol con el dedo, porque así interesa a quienes negocian
con ello al recibir sustanciales cantidades por resultados obtenidos. El
convenio 169 expresa en el primer literal de uno de los artículos que aborda el
tema, que las consultas se deberán de hacer “en particular a través de sus
instituciones representativas”, que es precisamente lo que no desean esos manipuladores
porque aquellas sí fueron elegidas democráticamente mediante voto secreto y
representan el sentir de la mayoría, lo que anularía sus viciados propósitos de
cambiar una situación legal y legítima.
Muchos
de los defensores, son golpistas técnicos, quejumbrosos de todo lo que las
leyes mandan o la mayoría decide apegada a los procedimientos vigentes y despreciativos
cuando hay sentencias en su contra, promoviendo la vulneración de normas y el
irrespeto a las instituciones, además de atentar contra la libertad del individuo.
Exigen cumplir la ley, pero ellos no lo hacen ¿Dónde está la observación
internacional en esos “comicios”?, algo que enérgicamente exigen cuando es
nacional. Esto no es mas que el proceder de los radicales de costumbres
incapaces de ganar en las urnas y que necesitan utilizar la trampa, el engaño,
la corrupción, la presión o la intimidación como forma de alcanzar los puestos
que la voluntad popular -que tanto reclaman- les niega. Aprendieron durante el
conflicto y no dejan las malas mañas. Creen tener la razón, pero carecen de legitimidad
y de humildad para reconocer que nadie los prefiere -de ahí el magro resultado
en elecciones- optando por ejerce la tradicional violencia, mientras son
mantenidos por otros que piensan como ellos ¡Valiente consulta popular “democrática”!
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