¿Dónde se escondieron durante la ayuda a
los damnificados del terremoto?
La pasada semana sucedieron hechos aparentemente independientes pero profundamente
encadenados en su esencia. Este medio publicaba un campo pagado de estudiantes
de geología de CUNOR-USAC que evidenciaban como ciertas comunidades son engañadas,
utilizadas, agredidas y forzadas a manifestarse contra la minería, poniendo en
riesgo la “integridad física y emocional” de los habitantes. Culpaban a grupos
“pseudo ambientalistas y extremistas religiosos”, pagados por particulares y
por ayuda internacional. Los COCODES de Santa Cruz Barillas - más de 300
comunidades- denunciaban el acarreo de personas ajenas al municipio para provocar
confrontación y conflicto y la manipulación que hacen ciertas radicalizadas organizaciones
con el fin de suscitar problemas, lo que fue ratificado por el alcalde en un
comunicado radiado que aclaró la situación muchas veces expuesta por algunos
columnistas y desmentidas por personajes o grupos de ideología extrema a sueldo
de financistas internacionales. La quema de vehículos y el robo de explosivos
en Mataquescuitlan se sumaron a esos eventos y tuvieron como protagonistas
documentados y manipuladores de la turba al “Sr.” Muñoz, “líder comunitario”,
al “Sr.” Pineda, de la municipalidad y al “párroco” de la zona -entre otros- ninguno
detenido ni procesado. La Conferencia episcopal aportó su dual granito de arena
pero esclareció cómo, efectivamente, hay grupos al margen de la ley que alientan
la violencia más radical. Aludió en su comunicado a las ONG,s internacionales
“cuando no promueven ante todo el diálogo” y exhortó a que los “fondos de ayuda
que promueven sirvan ante todo a la finalidad de construir una sociedad
justa….”, algo difícil de hacerles ver a profesionales de la estafa, del engaño
y del delito. Esa convergencia revela el
hartazón social de la promoción de la intimidación y de la violencia extrema por
vividores que la sustentan con jugosas cantidades de dinero procedente de ciertos
países y agencias de cooperación, suecas y holandesas entre ellas. Coincidencia
o no, la sueca Raw Materials Groups
publica en su web: “Los países nórdicos de Noruega, Suecia, Finlandia y
Groenlandia son los más importantes productores de mineral de hierro en Europa,
y se encuentran entre los principales productores del continente de plomo,
zinc, cobre, oro, plata y carbón. Estos cuatro países nórdicos suman más
de la mitad de la producción anual de metal de la Unión Europea”; la idealizada
noticia de la terrorista holandesa Tanja Nijmeijer, integrante de las FARC o
del desvío de armas también suecas vendidas a Venezuela que terminaron en manos
del mismo grupo extremista y con las que cometieron asesinatos.
En este país funciona el crimen y el terrorismo financiado por grupos que
pretenden desestabilizar el desarrollo de la minería y otro tipo de industrias
extractivas e hidroeléctricas. Son los mismos que en sus páginas web -o en
redes sociales- apoyan a los terroristas de Hamas o defienden a los que
denominan “presos políticos”, suerte de criminales nacionales condenados o en
prisión, vividores tradicionales del engranaje corrupto y generador de
conflictos que impunemente secuestran, agreden o matan. Se desnuda, nuevamente,
un sistema que pocos se atreven a evidenciar y que es hora de denunciarlo
abiertamente en pro del desarrollo que no desean y condenan. Están agresivos
porque les cortan las ayudas y se les acaba su vil forma de subsistir y lo
mejor que se puede hacer es evidenciarlos, revelando nombres y formas de
quedarse con el dinero que reciben y que nadie fiscaliza ¿Dónde estarían escondidos
esos viles y cobardes mientras el resto del país ayudaba por el terremoto?