martes, 5 de febrero de 2013

Para quienes tienen UNA UNICA versión del conflicto



Fragmento de historia de salacuim

Por: Evelio Prado
Con colaboración de: Bernardo Prado

El que olvida su historia está condenado a repetirla
(Jorge Agustín Nicolás Ruiz, Filósofo Español)

                                                                        


INTRODUCCION
      
Este pequeño documento se escribió como un homenaje a la memoria de las 22 personas que ofrendaron sus vidas por Salacuim, la tierra que nuestros padres nos heredaron. Y también para que las nuevas generaciones conozcan los pormenores de una tragedia que ocurrió hace treinta años la cuál   alteró significativamente la vida de los habitantes, dejando  secuelas que hasta hoy día son visibles…
Bienvenidos pues a la lectura de este sencillo relato.



CONTENIDO

La aldea Salacuim, donde  nací, está ubicada a unos 100 kilómetros al norte de la ciudad de Cobán A.V.
Empiezo de esta manera el relato de un suceso demasiado traumático para mi, que ha estado en mi cabeza durante treinta años, sin que nada pueda atenuarlo: La masacre ocurrida el 10 de mayo de 1982, en la aldea Salacuim, Cobán Alta Verapaz, realizada por los subversivos del Ejército Guerrillero de los pobres, E.G.P.
Esta masacre, digamos que fue el clímax del terror que durante muchos años nos causó el E.G.P. 
Para que mi relato sobre este asunto sea un poco más claro, trataré de ir en orden cronológico, o sea según hayan ocurrido los hechos.  En mi aldea,  Desde que era niño empecé a escuchar noticias y comentarios acerca de este grupo armado, y a medida que  fui creciendo también lo fue el acoso de ellos, porque se sabía que llegaban a las comunidades vecinas, que pasaban de un lugar a otro, que eran vistos por aquí y por allá, que eran amigos de los pobres, enemigos acérrimos de los ricos, y que se enfrentaban al ejército, etc. etc.
Según recuerdo, más o menos en el año 1979, este grupo armado hizo su aparición por la región que está al sur de Salacuim. Es una región de unos 70 a 80 kilómetros cuadrados, poblada de comunidades y caseríos, y donde muchas personas tenían sus fincas. Y su primer paso fue utilizar espías para tener una idea de la situación. También utilizaron  a algunos religiosos, para que con el pretexto de ofrecer alguna doctrina religiosa, fueran trabajando las mentes de las personas para desviarlas hacia su anacrónica ideología y reclutarlas para sus perversos propósitos. Mi tío Cipriano Prado cayó en esa trampa mortal, él vivía en una comunidad llamada El baldío, todos los de su casa fueron convencidos por esa falsa enseñanza y el final para ellos fue fatal.
No pasó mucho tiempo para que la presencia de este grupo armado fuera más notoria entre las comunidades y caseríos de esa región. Esto fue más o menos entre fines del año 1980 y el primer semestre del año 1981. Pero repentinamente cambiaron de tema, el asunto religioso dejó de ser su oferta, pusieron en marcha el siguiente paso: Se presentaron tal cual eran, mostraron sus armas, se declararon defensores de los pobres y motivaron a los habitantes de esas comunidades a que reclamaran las tierras ajenas, como propias.  No todas las personas fueron convencidas, se puede decir que un gran porcentaje no los apoyó, y pagaron con sus vidas por eso.  Mientras los inducían a la confrontación con los dueños de las tierras los organizaban para iniciar la lucha y la guerra.  Inmediatamente empezó la persecución y muerte de los dueños de fincas y de los que no simpatizaban con el E.G.P.   A lo largo y ancho de esa región fueron en busca de sus víctimas. Los guías era la misma gente que ellos ya habían adoctrinado.  Las primeras muertes ocurrieron en el mes de septiembre del año 1981.  En una sola noche mataron, en diferentes lugares, a cinco personas, por ejemplo: en la finca Copalá mataron a mi tío Salomón Prado, a su yerno Javier García y a otra persona de nombre Fernando. La misma noche,  en la finca las Mercedes, mataron a Don Rodrigo González y a su hijo Arturo Gonzales.  La cacería continuó,   en los días siguientes mataron  en la comunidad Jacoc, a don Agustín Paau y a otro señor de nombre Félix. Luego en San Luis Palo grande dieron muerte a don Gilberto Leal Leal. En la finca Esperanza Leal, mataron a don Mario Leal y a don Miguel Chamam.  Don Samuel Chub, huyó de ellos, pero a los pocos días lo localizaron en otra comunidad y lo mataron cruelmente.  Para entonces toda esa región ya estaba bajo el control del E.G.P. 
Después del asesinato de los dueños de fincas lo que siguió fue el éxodo de los habitantes de esa región. Los que pudieron huir lo hicieron apresuradamente dejando absolutamente todo lo que poseían: Casas, animales domésticos, ganado, cultivos, etc. Todo quedó.  Muchos no pudieron huir, fueron retenidos por los guerrilleros y obligados a integrar sus filas.  Un territorio despoblado y completamente bajo control subversivo  favoreció para organizar y construir campamentos donde ubicar a la gente que quedó con ellos.  Nombres tales  como RIO CHIQUITO, BETHANIA, PEÑAS BLANCAS, entre otros, fueron dados a los campamentos construidos para alojar a sus milicianos, dichos campamentos  fueron ubicados estratégicamente  en  lugares accidentados e inaccesibles y eran liderados por gente de confianza del E.G.P.
De un momento a otro una multitud de gente en busca de refugio  arribó a Salacuim triplicando así el número de habitantes.
Lo peor estaba por suceder. El E.G.P. sabiendo que el territorio al sur estaba bajo su control, puso en marcha el plan de conquistar Salacuim. Ellos ya tenían una idea de la situación de nuestra aldea, porque anteriormente habían infiltrado a un par de familias que les informaban y los ponían al tanto. En la casa de estas familias se encontraron tremendos buzones con alimentos y pertrechos pertenecientes al E.G.P.   A sí que resueltos a llevar a cabo su plan   no tardaron en hacer su primera incursión, llegaron de noche  buscando, para matar, a los que según ellos era gente pudiente, gente que consideraban  enemigos de su causa y también  gente afín al ejército de Guatemala. No he podido olvidar esas noches de zozobra. Un ruidoso tropel rompía el silencio de la noche, los perros ladraban incesantemente y los caballos  relinchaban y hacían con su nariz sonidos extraños ante lo que veían.  Era frecuente que el E.G.P. llegara por las noches y tocara puertas en busca de sus víctimas. La tienda de la cooperativa Peyán Las Palmas, fue visitada más de una vez por estos subversivos preguntando por personas a quienes querían eliminar. Oportunamente las personas que eran buscadas se escondían. Por lo menos en el sector donde yo vivía los hombres se organizaban en grupitos y salían de sus casas para dormir en el monte o donde fuera. Las mujeres se reunían en casas para dormir juntas y darse valor.  En una noche fatal dieron con dos de sus víctimas, Don Pablo Tut y Don Ismael Medina fueron asesinados, esto sucedió en el año 1981.  
Los días 19 y 20 de noviembre de 1981, sucedió en Salacuim algo insólito, algo  que no es común y que sólo El Todopoderoso puede hacer. Estábamos a merced de lo que viniera, no sabíamos cuando podía ser nuestro final, parecía que no nos salvaríamos de las agresiones del E.G.P. pero oportunamente ese día, una tropa del ejército de Guatemala procedente de la zona militar de Playa Grande arribó a Salacuim a eso de las tres de la tarde. Todos los habitantes  nos enteramos de la llegada de dicha tropa y asistimos a la reunión convocada, donde se pidió que todos tuviéramos calma, que fuéramos a dormir temprano y nadie saliera de su casa.  Nadie se imaginó lo que sucedería. Al amanecer del otro día unos 300 integrantes del E.G.P. ingresaron por, la que antes era, la calle principal de nuestra aldea, justo donde nosotros vivíamos. Con sus armas terciadas sobre su pecho entraron al corredor de nuestra casa. Quedamos atónitos sin saber qué hacer, y lo primero que hicieron fue identificarse como el ejército guerrillero de los pobres. Luego preguntaron si se encontraba en la aldea alguna tropa militar,  mi mamá respondió que no. Don Albino Morales, que vivía en la entrada a la aldea, acababa de dar la misma respuesta.  Entonces, dijeron, vamos al centro queremos hablar con todos, el que no vaya es enemigo, y continuaron por la calle principal hacia el centro de la aldea.  Algunas personas que habían madrugado  hacia su trabajo fueron  obligadas a regresar para que asistieran a la reunión que los guerrilleros deseaban tener con todos los habitantes. Don Cándido Medina y los hermanos Botzoc eran algunos de los que fueron regresados e iban entre la fila de los guerrilleros. También vimos  personas cargando grandes bultos repletos de enseres y a varias mujeres integrando la fila guerrillera.   A medida que avanzaban iban preguntando por el ejército y la respuesta de todos era No, aún sabiendo que la tropa del ejército estaba  instalada en los corredores del mercado en el centro de la aldea.  Los guerrilleros venían dispuestos a invadir Salacuim, su intención era instalarse, traían todos los utensilios de cocina necesarios para vivir. Todo indicaba que pretendían reclutarnos e integrarnos a sus filas o usarnos como carne de cañón en su lucha contra el ejército, pero Gloria a Dios por lo que sucedió ese día. 
Confiados de la respuesta de los vecinos, de que el ejército no se encontraba en Salacuim, la columna guerrillera se dirigió al centro de la aldea. Nosotros intuyendo el desenlace del encuentro que tendrían con la tropa militar, optamos por ocultarnos en un pequeño zanjón ubicado en las cercanías de nuestra casa, exactamente donde vive actualmente don Héctor Riuz.   Luego escuchamos varios disparos, sentimos mucho miedo, mi mamá oraba, rogaba y sollozaba como si estuvieran a punto de matarnos. Pero después de una media hora quizá, salimos de nuestro escondite y fuimos al centro de la aldea para enterarnos de lo ocurrido. Yo me involucré entre la gente y escuché todos los comentarios que los militares hacían de lo sucedido.  El guerrillero que iba encabezando la fila ingresó al área del mercado y estuvo a escasos cinco metros de un soldado que acomodaba su equipaje.  Pegó un grito hacia atrás advirtiendo a sus compañeros de la presencia militar y retrocedieron estrepitosamente. El soldado abrió fuego, sus disparos no fueron certeros, ningún guerrillero fue alcanzado, todos lograron escapar.  Era invierno y había estado lloviendo esos días, de tal manera que los caminos  estaban llenos de lodo y en esas condiciones los guerrilleros se tiraron al suelo y se arrastraron como manada de coches para huir. Pude constatar el enorme rastro que dejaron a su paso. Ollas, sartenes, diversos objetos y algunas mantas quedaron tiradas por donde pasaron.  Treinta años después de ese suceso, ME SIGO PREGUNTANDO, ¿Quién puso esa respuesta en boca de todos, de que ese día no estaba el ejército? ¿Qué reacción hubiera tenido el E.G.P. si tan sólo una persona hubiera confirmado la presencia de la tropa militar ese día? ¿Qué suerte habríamos tenido sin la presencia militar ese día?  Y ¿Cuánto hubiera cambiado la situación de como ocurrió?  Realmente NO SÉ. Seguramente El Ser Supremo Sí.  Lo cierto es que la presencia del Ejército de Guatemala nos libró de algo que sin lugar a dudas hubiera sido peor que lo que sufrimos posteriormente.  El  E.G.P. entendió de una buena vez que nunca seríamos sus adeptos y jamás iba a invadir nuestro territorio como lo hizo en la región sur.  El bochornoso fracaso que sufrió ese día y sobre todo la forma humillante como fue hecho volver por donde vino evidentemente lo hizo planificar nuestra aniquilación en los meses siguientes.  El aparente plan de invasión fracasó, pero desde ese día el asedio a nuestro territorio se hizo más frecuente, El E.G.P. rondaba las cercanías de nuestra aldea, todos temían ir a trabajar, el que lo hacía  arriesgaba la vida.  Varias familias tuvieron experiencias tristes en relación a esto. Eran de las familias de comunidades vecinas  que habían llegado a nuestra aldea a refugiarse, y que por necesidad iban en busca de sus posesiones. Un primer caso fue el de don Alberto  y Mariano Pop, Fueron a ver su ganado a la comunidad Bempeck, fueron sorprendidos por una célula guerrillera del E.G.P. Don Alberto fue ametrallado y don Mariano logró huir.  El otro caso fue el de don Enrique Pop, se hizo acompañar de tres personas y de su hijo Roberto Pop de diez años y fue a ver sus cultivos a la comunidad Sacruz, que dista a unos 6 kilómetros de Salacuim. Los guerrilleros  salieron al paso, Don Enrique y compañeros escaparon, pero el niño fue atrapado por los terroristas y nunca más se supo de él. Un caso más fue el Don Guillermo Macz, cuando se dirigía hacia su trabajo, un guerrillero apostado junto al camino le disparó, afortunadamente la bala solo perforó la gorra que llevaba puesta sin causarle daño.        
El final del año 1981 fue para nosotros de pesadilla, sabíamos que los terroristas del E.G.P. no intentarían convencernos de nuevo, conocíamos de sobra las atrocidades cometidas por ellos en la región sur de nuestro territorio contra la gente que no se unió a ellos, a si que el peligro era latente.
A petición de los dirigentes de nuestra aldea, el ejército ofreció llegar frecuentemente para protegernos. Cada vez que los militares venían nos sentíamos seguros y en paz, pero cuando se iban vivíamos afligidos y temerosos, porque aún no existía la autodefensa civil, ésta fue organizada después de la masacre que sufrimos. Mientras nuestra vida continuaba, los terroristas del E.G.P. planificaban nuestra destrucción y aprovecharon un día cuando nadie nos protegía, nos atacaron.  
Eran las seis de la mañana del 10 de mayo de 1982 cuando empezó nuestro calvario. Un contingente del E.G.P. avanzó sigilosamente por todo lo ancho del la parte sur de nuestra aldea e inició su ataque, así como quien cobra una cuenta pendiente.  Las primeras personas en caer ametralladas fueron sorprendidas en los pozos mientras buscaban agua y también los que iban en camino a su trabajo. Las primeras detonaciones alarmó a todo mundo, en el instante entendimos de qué se trababa. Empezó el caos y la confusión, la gente corría, cargaban a sus niños, se escucharon gritos de auxilio y las ráfagas de ametralladora intensificaban su fragor.
Yo vi a muchas personas ensangrentadas que no sabían a donde ir, unos estaban heridos de las piernas y se arrastraban para ponerse a salvo, era espantoso escuchar a la gente gritar de pánico y el estruendo de las armas era incesante. Las casas empezaron a arder en llamas. Los malditos terroristas traían planes de destrucción total.  Los muertos quedaban tirados por todos lados.  En la confusión, me separé de mi familia y me refugié en una casa junto al campo de fútbol y desde ahí pude ver, por una rendija, cómo muchas personas cayeron al suelo alcanzadas por lluvias de bala. También pude ver a un anciano, Don Pancho Medina, apoyado a su bastón caminar lentamente por el campo de fútbol y milagrosamente salvó la vida.  A otro que vi herido fue a Carlos Tista, él fue alcanzado por una bala más o menos a la altura de la clavícula, estaba asustado, sangraba, y mientras caminaba para ponerse a salvo se tocaba la herida.
Lo último que aguanté ver por esa rendija fue el avance de los terroristas, vi a un tipo con un fusil cuya tolva era curva y en ella otra tolva adherida con una especie de cinta blanca, se apoyaba con la culata del fusil, se arrastraba sobre su pecho y disparaba.  El campo de fútbol quedó lleno de perforaciones, el impacto de balas de grueso calibre abrió  agujeros e hizo que porciones de grama se levantaran. Balas que eran disparadas contra las personas que huían de los guerrilleros.
Los que pudimos sobrevivir fuimos a refugiarnos a la aldea Saholom, que está a unos 8 kilómetros en dirección norte, cada uno encontró una forma de salir, unos fueron por el camino, otros por el monte, rumbeando.  
La zona militar de Playa Grande está a unos 25 ó 30 kilómetros de Salacuim, el aviso de lo ocurrido llegó dos horas después, la única vía de acceso era en lancha por el río Negro o Chixoy.   De las muertes mas dramáticas de ese día está la de mi hermano Heriberto, la de don Jerónimo Chac y la de la señora Reyes González.  Mi hermano y don Jerónimo fueron de los primeros heridos que hubo, ambos fueron llevados al puesto de salud, pensando que allí estarían a salvo, pero cuando los guerrilleros avanzaron también quemaron el puesto de salud y  murieron calcinados. Doña Reyes González corrió igual suerte, ella fue alcanzada por una bala cuando amamantaba a su bebé, sólo aguantó sentarse y mientras se desangraba entregó su bebé a las personas que pasaban, el bebé se salvó.  Su casa fue incendiada y ella también murió calcinada. Triste final para una mujer cuyo último y heroico acto fue procurar la vida de su bebé y morir precisamente en el día  que las madres son homenajeadas. El balance trágico fue de 22 personas masacradas, decenas de heridos y más de un centenar de casas quemadas. Perdí dos hermanos: José Rafael Ruiz y Heriberto Prado. Dos cuñados: Agustín Tista y Cándido Medina. Y tres primos: Víctor Prado, Juan ventura Prado y el niño Belmont Prado. Los nombres de las otras personas masacradas son: Daniel González, Roberto Poou, Abelardo Caal, Jerónimo Chac, Reyes González, Alberto Yat, Yolanda Catún, Victoriano Macz, Mariano Pop, Gregorio Quib, Jorge Caal, Arnoldo Choc Medina, Petronilo Quej, Agustín Cajbón, y Olga Chub.  A las 5 de la tarde de ese día volvimos a la aldea, era irreconocible, el ambiente era espantoso. A esa hora los cuerpos de todos los fallecidos habían sido encontrados y colocados bajo una gran ceiba en el centro de la aldea. Me acerqué a la escena y allí pude ver a mi hermano Heriberto, quemado,  era sólo un trozo de carne de unos 50 centímetros, me derrumbé emocionalmente, porque, más que  hermano era mi amigo, mi líder y mi apoyo. Mi papá había muerto unos años antes y éste mi hermano se identificaba mucho con nosotros los menores de la familia.
A medida que caía la tarde, la gente iba regresando a la aldea y enterándose de la suerte de sus seres queridos, el ambiente se convertía rápidamente indescriptible, las escenas de dolor aumentaban minuto a minuto, el llanto de muchas mujeres y sus niños era audible a la distancia, perdieron todas sus pertenencias, sus casas habían sido quemadas y sus maridos muertos, la situación para ellas se tornó tremendamente difícil, especialmente para las que habían quedado al frente de numerosos hijos. Los destrozos causados ese día por los terroristas del E.G.P. dejó a la mayoría sin casa, sin ropa, sin comida y sin seres queridos.  Esa noche no hubo velorio, no había dónde y no había nada para realizarlo. En vez de eso lo que procedió fue  improvisar  tres fosas y en ellas fueron depositados los cuerpos de las 22 personas masacradas. El sentimiento que embargaba a todos era inenarrable, ¿Quién podía consolar a quien?   ¿A quién contarle nuestras penas?  ¿Cómo entender y aceptar que personas dignas, trabajadoras y sobre todo inocentes tuvieran semejante final?  La noche del 10 de Mayo de 1982, fue sin duda NUESTRA NOCHE TRISTE.


REFLEXION

 Si el ejército guerrillero de los pobres (E.G.P.) se organizó con el supuesto fin de defender a los pobres, ¿Cómo se puede entender entonces que hayan asesinado a tantos campesinos y personas pobres e inocentes? Y ¿Cuál fue la causa por la que vinieron a masacrar nuestra aldea, si en ella sólo vivía gente pobre, inocente e indefensa?  Se sabe que los comandantes y altos dirigentes de esa organización subversiva vivían en México y en algunos otros países,  rodeados de lujos y comodidad. O sea ellos vivían bien, lo cual indica que los pobres sólo eran utilizados como simples instrumentos para que estos señores saciaran su ambición al poder, al dinero y al lujo. Y en oprobio a nuestro dolor hasta les dieron un  premio en Oslo, Noruega por toda esa farsa que ellos vendían.
Aunque la guerra entre los guerrilleros y el ejército de Guatemala ya terminó y hasta se firmó la paz, es oportuno señalar que  la perversa estrategia de manipular y usar a los pobres con fines de lucro y de poder se sigue practicando.  Por todas partes es frecuente escuchar que los pobres siguen siendo utilizados para afectar a otros pobres, sembrando el divisionismo, el odio y resentimientos entre las clases sociales y  el único que gana en todo esto es alguien que tiene insaciables ambiciones de poseer dinero, tierras y poder.  Por eso debemos recordar siempre  que “EL QUE OLVIDA SU HISTORIA ESTA CONDENADO A REPETIRLA”

                                        
CONCLUSION

Este documento tendrá la importancia que se le quiera dar…
Esto es lo que desde mi punto de vista, lo que desde mi perspectiva puedo decir en relación a la masacre de la que fuimos víctimas por parte del E.G.P.  Es sólo una forma de revivir los traumas que en mi niñez y adolescencia me tocó vivir…  Pude haberme quedado callado, pude haberme esforzado y mantenido una lucha interior por ignorarlo todo, incluso pude haberme ido lejos, tan lejos, para olvidar, pero no sería YO…     ¡VIVA LA TIERRA DONDE NACÍ!


Mayo de 2012.

3 comentarios:

  1. Las MASACRES cometidas por el EGP, rebazan las 40 y en forma sesgada, los marxistas que dirigieron el REMHI y LA CEH, LOS IGNORARON, pues su uníca finalidad era MANIPULAR NUESTRA HISTORIA reciente, para beneficiar SU PROYECTO PILOTO PARA NUESTRO CONTINENTE. Luego vendrían muchos curas marxistas INTEGRANTES DE LA teología de la liberación como : GERARDI, RICARDO FALLA SANCHEZ, JAVIER Y LUIS GUARRIARÁN, ENRIQUE CORRAL ALONZO; la prima de CLAUDIA PAZ Y PAZ, la terrorista LAURA HURTADO PAZ Y PAZ, y muchos más a continuar manipulando lo sucedido, nuestra historia verdadera, esta por construirse y artículos como esta colaboran enormemente en ello.

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  2. Es impresionante saber es este sufrimiento. COmo puede haber tanta cobardia de un lado llamando a los campesinosa enfrentar a sus hermanos. Este ejercito guerrillero extranjero entrenado en Cuba y refugiandose cobardamente en Mexico, nos lleva la conclusion de que el Estado guatemalteco estaba siendo invadido y nuestro ejercito libro una batalla dura, en la cual tuvo que enfrentarse a su misma gente por culpa de esta fuerza de buitres cobardes atacando en las sombras.. COmo poder ayudarlos.

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  3. Para que eso no se repita hay que denunciar y castigar a los culpables. No a borrar por acuerdo legislativo los actos delincuenciales y cobardes, el terrorismo sea estatal o no.

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