MP/CICIG ha retratado su estrategia, o su incapacidad
El ex Presidente Portillo fue absuelto, en segunda instancia, del
delito de peculado por el que era acusado. En la primera (mayo, 2011), dos de
las tres juezas que conformaban el tribunal lo eximieron. En aquella ocasión se
alzaron por doquier voces de fraude, manipulación, corrupción y
compinchamiento, aunque la sentencia dejaba claro el porqué de la absolución.
La fiscalía y CICIG no habían presentado pruebas pertinentes -¡como de
costumbre!- y los peritajes estaban contaminados. Como el señor Portillo
despierta pasiones, resultó que el “fraude judicial” era un hecho mediáticamente
incuestionable y, por tanto, las juezas fueron señaladas de actuar incorrectamente.
Sin embargo, dos años después, la cámara de apelación, por unanimidad (otros
tres jueces), determina que el acusado es efectivamente inocente. Durante el
tiempo transcurrido, la CICIG publicó un informe “Los jueces de la impunidad”. En página 53 y siguientes acusa a
aquellas dos juezas de no valorar adecuadamente las pruebas. Esas magistradas
forman parte de los 18 jueces que la Comisión imputó en dicho informe con total
impunidad y prepotencia. Ahora, tres jueces diferentes corroboran la decisión
de aquellas y, consecuentemente, seria de esperar que sean señalados y
perseguidos. La imputación de las juzgadoras queda en entredicho con esta nueva
sentencia, pero CICIG no admitirá su error ni podrá ser denunciada por falsa
acusación o injurias, como debería ocurrir en un Estado de Derecho. Manchado el
expediente de las juzgadoras, no se borrará fácilmente porque el capricho de
unos pocos -cuando no la intención manifiesta e incluso la irregularidad más
patente- exteriorizó un prefabricado delito que ahora se desvanece, salvo que
se concluya que todos los jueces son unos corruptos y deshonestos y el MP/CICIG
almas cándidas y celestiales.
MP/CICIG se equivocan con demasiada frecuencia e incluso los medios de
comunicación son excesivamente condescendientes con ellos. En lugar de
presentar el estrepitoso fracaso o la manipulación palmaria de una
investigación judicial -“aparentemente tan clara y condenatoria”- alguna prensa
escrita publicó que, aunque había sido absuelto estaba más cerca de la extradición,
como si el objetivo fuese esta última y no procurar la justicia que se buscaba
con el juicio. Dicen -y cada vez me lo creo más- que hubo una reunión en USA
donde quedaron claras dos cosas: se agilizaría la extradición de Portillo y se
juzgaría a Ríos Montt y ambas están en marcha, más producto de intereses de
partes -MP/CICIG entre otras- que de hacer su trabajo y buscar realmente
institucionalizar el organismo investigador y administrar la justicia, por años
ausentes y ahora podrida.
Si esta fuese un sociedad diferente, la ciudadanía se preguntaría que
hacer con instituciones que sistemáticamente fallan en la investigación -esta
vez reiteradamente- renuncian a ciertos recursos judiciales que deberían
emprender de oficio (también lo hizo la PGN y la Contraloría) y descargan su
frustración señalando falsamente a quienes juzgan y no condenan porque no
satisfacen las previsiones de esa inmune entidad. Estamos ante la más clara
politización de la justicia hecha con la cara descubierta y con el arma en la
mano. Nadie se atreve a moverse por miedo a quedar fuera de la foto, mientras
consentimos con el silencio y la cobardía una flagrante violación de los más
elementales principios del Derecho. A fin de cuentas el ex presidente cae mal a
muchos e importa poco, y de nuevo el hígado se impone sobre la razón y se
acepta cualquier barbaridad. Sentirá el problema de forma diferente cuando le
toque a usted, pero ¿qué podrá hacer entonces?
No hay comentarios:
Publicar un comentario