lunes, 24 de junio de 2013

Celulares y modas

 Selecciona modo vibrar. Introdúcelo en el bolsillo ¡Se feliz! y deja vivir un rato

La cultura del celular puede soportar su primera tesis doctoral. La variedad de modelos disponibles se adapta a los diversos usuarios. Si no satisfacen plenamente las exigencias, un estuche ad-hoc puede darle ese toque final para que converja plenamente con su personalidad. El tono del timbre redondeará la configuración en relación con los gustos de su portador. El celular es algo más que un documento de identidad: número propio, listado de teléfonos, direcciones, citas, mensajes y una enorme cantidad de fotos pintorescas, se conservan en ese adminiculo portátil. Con verlo o escucharlo es posible hacerse una idea de su propietario. Estuches de colores que denotan viveza, femineidad o histrionismo, fundas al cinto que marcan épocas pasadas y ancladas al far west, teléfonos escondidos en bolsas femeninas que cuando finalmente se localizan permiten escuchar únicamente el correo de voz o los que ponen a prueba permanentemente la pericia del usuario haciendo milagroso encontrar el botón de repuesta, entre otros. Los sonidos sorprenden por su grado pintoresco. Tradicional, basado en música clásica, gritos espeluznantes que hacen reír y mostrar los dientes a su dueño sin que perciba el grado de cholerez que proyecta, risas sórdidas sin gracias o trozos de tex-mex recortados a gusto de quien tiene tiempo para sintetizar tales producciones musicales, amén de otras originalidades que desequilibran a cualquier compositor decimonónico.
No es mi problema como portan el celular, de la manera que lo enfundan ni el sonido que emite, por muy repelente que pueda ser cualquiera de las tres cosas o más de una a la vez. Menos la obsesión por enviar mensajes o responder en redes. No soporto, sin embargo, a quienes creen tener el derecho de perturbar a los demás con conversaciones banales. No entiendo -quizá me falte un cursito de neurofisiología del comportamiento- a aquellos que hablan a voces transportándose en tren, bus o en rústico elevador, "democratizando" sus conversaciones cuando a la mayoría le importa un soberano carajo la hora en qué se levantó, donde se enmoteló (con quien sería más interesante) o lo que piensa decirle al desconocido fulano cuando lo vea. Proclaman a los cuatro vientos sus intimidades sin percibir que quienes les rodean están en otro rollo o son despertados de su letargo por conversaciones que jamás grabarían ni Obama ni el servicio secreto británico, ahora que sabemos que lo escuchan todo. Quizá sea ese carácter banal el que los lleva a pregonar aquello que carece del más mínimo interés colectivo. Variante de esos parlanchines son los usuarios del manos libres. Suerte de zombis que parecen hablar con fantasmas y que si cruzas una rápida mirada con ellos terminas preguntándoles si es a ti a quien se dirigen, aunque tengan la vista perdía en el espacio entre otras ondas: las electromagnéticas.
Comportamientos que desnudan al individuo y lo sitúan entre quienes hablan demasiado, escuchan poco o pretenden decirlo todo en apenas un centenar de caracteres permitidos en algunas redes sociales. No vendría mal desconectarte y prestar atención a cosas más importantes, aunque no tan urgentes como las anunciadas con vibrantes ruidos, vulgar música o timbres varios. Mientras, colocar el celular en vibrador e introducirlo en el bolsillo del pantalón -cerca de donde debería estar en más de una ocasión cuando indebidamente suena- puede suponer un particular placer mientras vibra, especialmente cuando se tienen dos de esos aparatos y los ponemos uno a cada lado. Sonreiremos frecuentemente y quienes nos observen se preguntarán: ¿por qué tan feliz sino tiene celular?

NONOG



Investigaciones del MP -apoyadas por CICIG- vuelven a ser tan sustancialmente malas que impiden condenar a la acusada de complicidad en el asesinato de Víctor Rivera ¿Pena, vergüenza, o ambas? El patético fracaso se suma a otros que "engrandecen" el trabajo de "consolidación" de la justicia que, a precio millonario, hace CICIG en el país. Queda más claro -si es posible- que conforman un grupo de inútiles manifiestos digno del Giness de la incapacidad. Elaborarán "detallados" informes de "logros" y otras parchadas, pero si la dignidad les llegará al tobillo seguirían al bocazas del jefe, desfenestrado por hacer pública su patente parcialización. Siempre les queda, sin embargo, el infantil pataleo y acusar -inmune e impunemente- a jueces que no aceptan sus insostenibles o prefabricados argumentos. Deberían hacer una catarsis de la preocupante calidad del trabajo investigativo que realizan. Puede que sin cuerpo haya delito, pero sin trabajo bien hecho no hay como probarlo. Menos escribir prosa y más justificar los 25K dólares/mes promedio del "ex héroe" tico-italianizado. Cada vez más diáfano el título de la novela. Queda más claro quien deja huella y quienes son zopilotes ¡Qué vergüenza de grupito!

Aborto


¡Nosotras parimos, nosotras decidimos!, gritan ruidosamente grupos de féminas histerizadas. Eso del aborto es -por lo menos- cosa de tres: la madre, el padre y el feto, pero ignoran a los dos últimos. El segundo cómodamente se esconde y desaparece para evitar cargas “innecesarias”. El tercero está en proceso y nadie cuenta con él ¿Qué “vida” tendría si su madre hubiese decidido abortarlo? ¿Está seguro que fue concebido con “toda la felicidad posible”? Supuestos imaginarios que conforman nuestra existencia, mientras alegremente cuestionamos la de otros.

Mas responsabilidad paterna, más prevención de embarazos y, sobre todo, más respeto por quienes se mueven y no hablan, se notan pero no están, se protegen pero carecen de personalidad jurídica, se nombran, sin tener nombre… ¿Estaría usted dispuesto a que lo “abortaran” con carácter retroactivo, es decir, ahora? ¿Entonces por qué destruir vidas que no han tenido siquiera una mínima oportunidad?

Yes We can. Really?

 Establecer claras prioridades y responsabilidades es esencial en política 

Las revelaciones sobre el control masivo que el gobierno USA realiza desde hace tiempo sobre comunicaciones privadas entre ciudadanos y del ciberespacio, ha levantado ampollas y reactivado la discusión sobre la privacidad, la libertad y la seguridad. El principio maquiavélico de que el fin justifica los medios protagoniza nuevamente el debate público. Si se acepta, como dijo el Presidente Obama, que no se puede tener 100% de seguridad y al mismo tiempo igual porcentaje de libertad, se está cercenando esta última sin predecir bien hasta donde puede llegar el recorte, al delimitarla el particular criterio "legalizado" del gobernante de turno. Siguiendo esa misma lógica, se podrá restringir la libre circulación, la libre expresión o cualquier otro derecho del ser humano. Trabajar para conseguir absoluta seguridad con total libertad es precisamente la labor del gobernante, salvo que justifique su incapacidad o mal desempeño sobre postulados que terminan revirtiendo negativamente en el ciudadano que lo eligió. Es muy posible que el desvío interesado de la principal atención del gobierno: seguridad y justicia, hacia otras áreas de mayor rédito político hagan que, efectivamente, no se puedan alcanzar las cotas de seguridad requeridas, pero porque se le presta poca atención, no necesariamente la debida. Un estrepitoso fracaso de la gestión de gobierno más que otra cosa.
Lo que sorprende -aun más- es que ese despropósito esté avalado por el poder legislativo y el judicial norteamericano. Políticos y burócratas terminan apropiándose del poder para alcanzar su fin cualquiera que sea o justificar y maquillar su quehacer. Un derroche de "imaginación" que al propio Maquiavelo hubiese sorprendido. Para mayor preocupación, al igual que ocurriera con quien filtró los archivos de WikiLeaks, la persona que denunció el abuso es perseguida por el mundo bajo la acusación de filtrar "secretos" del gobierno, admitiendo que quien decide, manda y puede contar con reservas y confidencias es el político, muy lejos de esa idea de transparencia y accountability que promueven y exportan -y exigen- fuera de las fronteras norteamericanas.

En los últimos años -demócratas y republicanos- han puesto de manifiesto que la realpolitik forma parte del establishment, y no es posible cambiar. Cada vez se alejan más de la idea inicial de los padres fundadores norteamericanos, quienes pretendieron construir un país basado en principios inalterables de libertad, garantías de propiedad, justicia y respeto a los derechos individuales. "Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad para ganar un poco de seguridad, no merecen ninguna de las dos cosas" (Benjamin Franklin), o como dijera Abraham Lincoln: "Los que niegan la libertad a los demás no se la merecen ellos mismos". Afirmar -como lo hizo el Presidente Obama- que no se puede tener total seguridad con absoluta libertad, supone un cambio importante en el orden de prioridades y una declarada renuncia a su principal deber. Cuando se presta mayor atención a cuestiones distintas de los objetivos primordiales del gobierno, se acaba por justificar acciones preocupantes que pueden aniquilar progresivamente el libre ejercicio de los derechos individuales y terminar con la libertad. Se invadió Irak sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, se mató a Bin Laden y se arrojó al mar bajo el pretexto de "hacer  justicia", se mantiene abierto Guantánamo y ahora se manosea la privacidad en la comunicaciones para "proteger" al ciudadano. Aquel norte que aniquiló a miles de indígenas, promueve y realiza injerencias sobre actividades nacionales, reclama a expresidentes o financia actividades para hacernos ver al resto de ignorantes y desaprensivos humanos subdesarrollados lo rematadamente mal que hacemos las cosas y hacia donde debemos de reconducir nuestra primitiva conducta !Tócate los huevos!, aunque seas de Ohio o de Oklahoma.

Diversidad

El andar a caballo hace a unos caballeros, a otros caballerizos (Cervantes)

¿Es la sexualidad una opción? La respuesta condiciona el resto del análisis. Quienes consideran que sí, no aceptarán evidentemente “desviaciones” en relación con la “normalidad” sexual. Dirán que quien no es heterosexual, es porque así lo quiere. Sin embargo, lo que creen -yo entre ellos- que la sexualidad es biológica y está marcada por preferencias internas y propias de cada individuo, aceptan que las predilecciones sexuales obedecen a parámetros concretos, no todos determinados por la ciencia, y ocasionalmente modificados por exigencia sociales y ambientes adversos. Es fácil corroborar lo anterior. Si nunca ha reflexionado sobre su propia sexualidad, pregúntese si sería posible para usted cambiar lo que realmente experimenta. La reacción responderá la cuestión. Imposible forzarla más allá de cuestiones de apariencia, presión social y aspectos anecdóticos o puntuales.
Muchos gobiernos, amparados en controversias sociales o cuestiones morales, obvian y olvidan a colectivos de diversidad sexual. Personas con apariencia de genero que no coincide necesariamente con su sexualidad física y que por no pertenecer al mundo considerado “normal” no gozan de derechos idénticos a los demás. Difícil llevar a cabo una relación con pareja del mismo sexo porque la legalidad vigente lo bloquea; sujetos a una mayor tributación fiscal si heredan su patrimonio a quien comparte su vida; vistos o señalados de forma extraña o perversa y teniendo que soportar intimidación, generalmente moral, del entorno, entre otras cuestiones. Lamentable que sean muchas iglesias -donde precisamente se reproduce el fenómeno con profusión- quienes condenen más contundentemente esas condiciones.
Si usted es heterosexual, quizá considere “anormal” tener un hijo o una hija que perfectamente integre otro colectivo distinto al suyo en el futuro. Ello conduce a la obligación de entender la temática y aceptar situaciones que son protagonizadas por seres humanos, lo que pareciera ser la clave del “problema”. Se ha dejado de ver a la persona en su esencia más profunda. Por ello, se crean cuotas de género o se promueven grupos de tal o cual afinidad, estimándose más la procedencia o la pertenencia que la esencia que adorna al ser humano. La persona -el individuo- es sujeto de derechos y de obligaciones. No por quién es, cómo es, ni por lo que representa, sino por ser depositario de una personalidad única. La leyes deben de ser generales, porque todos los individuos son iguales en esa condición que debería garantizar el Derecho y no excluir -tampoco premiar- las diferencias o la pertenencia a determinado colectivo.

Participé en una reunión y al poco de comenzar los salones se iban llenando en función de los grupos que promovían las diferentes ponencias. Había lugar para grupos de diversidad sexual, discapacitados, afrodescendientes, indígenas, mujeres maltratadas y otra suerte de colectivos. Todo hablaban sobre cómo alcanzar cuotas de poder y de respeto, pero estaban separados unos de otros. La atomización los llevó a promover la retroalimentación discusiva y obviar al “otro”. Hacían con el resto, lo que pretendían evitar que hicieran con ellos. Decidí -ante la dificultad de incluirme en alguno- ir a tomar café y meditar sobre el ser humano, esencia común de todos pero olvidado en sus reclamos. Hay que mostrar más interés por comprender y aceptar al prójimo que por mirarse el ombligo con orejeras. No importa si el tema es sexual o de otro tipo. A fin de cuentas la interacción social es entre sujetos a quienes hay que prestar atención si se desea avanzar. La respuesta es la democracia liberal, única que protege los derechos del individuo.

viernes, 7 de junio de 2013

Drogas y drogados

 ¡Un nuevo decomiso de drogas!, por cierto en Puerto Quetzal ¿Detenidos? Humm, ¡ninguno hombre, no haga preguntas incómodas! Oiga pues, ¿por qué no dejan salir el contenedor y así pillán a quienes lo reciben?, seguramente serán los capos ¡No se entera compadre!, NO SE TRATA DE ESO. Se queda bien con la cantidad capturada, ¡y ya! ¿Quién le dijo que había que arrestar a alguien? Ok, entendido ¿Y cuanto pasará por el puerto cada mes? ¡Ve “usté”, otra pregunta impertinente!
La intervención portuaria, como otras, no sirve para nada más que malear lo que ya estaba mal funcionando. Antes “obreros”, ahora sindicalista con numerosos guardaespaldas; Interventor cachimbeado por ex esposa…, ¿qué esperar del “servidor público”? Ni progreso social, ni desarrollo, ni “ná”. Pajas para enriquecerse a costa del erario público. Ellos pasan droga, los ciudadanos parecemos drogados y en la OEA, se discute sobre la droga. Estúpido triangulo con lados desiguales y ángulos para agudos y obtusos.