Establecer claras prioridades y
responsabilidades es esencial en política
Las revelaciones sobre el control masivo que el gobierno USA realiza
desde hace tiempo sobre comunicaciones privadas entre ciudadanos y del
ciberespacio, ha levantado ampollas y reactivado la discusión sobre la
privacidad, la libertad y la seguridad. El principio maquiavélico de que el fin
justifica los medios protagoniza nuevamente el debate público. Si se acepta,
como dijo el Presidente Obama, que no se puede tener 100% de seguridad y al
mismo tiempo igual porcentaje de libertad, se está cercenando esta última sin
predecir bien hasta donde puede llegar el recorte, al delimitarla el particular
criterio "legalizado" del gobernante de turno. Siguiendo esa misma
lógica, se podrá restringir la libre circulación, la libre expresión o
cualquier otro derecho del ser humano. Trabajar para conseguir absoluta
seguridad con total libertad es precisamente la labor del gobernante, salvo que
justifique su incapacidad o mal desempeño sobre postulados que terminan
revirtiendo negativamente en el ciudadano que lo eligió. Es muy posible que el
desvío interesado de la principal atención del gobierno: seguridad y justicia,
hacia otras áreas de mayor rédito político hagan que, efectivamente, no se
puedan alcanzar las cotas de seguridad requeridas, pero porque se le presta
poca atención, no necesariamente la debida. Un estrepitoso fracaso de la
gestión de gobierno más que otra cosa.
Lo que sorprende -aun más- es que ese despropósito esté avalado por el
poder legislativo y el judicial norteamericano. Políticos y burócratas terminan
apropiándose del poder para alcanzar su fin cualquiera que sea o justificar y
maquillar su quehacer. Un derroche de "imaginación" que al propio
Maquiavelo hubiese sorprendido. Para mayor preocupación, al igual que ocurriera
con quien filtró los archivos de WikiLeaks, la persona que denunció el abuso es
perseguida por el mundo bajo la acusación de filtrar "secretos" del
gobierno, admitiendo que quien decide, manda y puede contar con reservas y
confidencias es el político, muy lejos de esa idea de transparencia y accountability que promueven y exportan
-y exigen- fuera de las fronteras norteamericanas.
En los últimos años -demócratas y republicanos- han puesto de
manifiesto que la realpolitik forma
parte del establishment, y no es
posible cambiar. Cada vez se alejan más de la idea inicial de los padres
fundadores norteamericanos, quienes pretendieron construir un país basado en
principios inalterables de libertad, garantías de propiedad, justicia y respeto
a los derechos individuales. "Cualquier
sociedad que renuncie a un poco de libertad para ganar un poco de seguridad, no
merecen ninguna de las dos cosas" (Benjamin Franklin), o como dijera
Abraham Lincoln: "Los que niegan la
libertad a los demás no se la merecen ellos mismos". Afirmar -como lo
hizo el Presidente Obama- que no se puede tener total seguridad con absoluta
libertad, supone un cambio importante en el orden de prioridades y una declarada
renuncia a su principal deber. Cuando se presta mayor atención a cuestiones
distintas de los objetivos primordiales del gobierno, se acaba por justificar
acciones preocupantes que pueden aniquilar progresivamente el libre ejercicio
de los derechos individuales y terminar con la libertad. Se invadió Irak sin
autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, se mató a Bin Laden y se
arrojó al mar bajo el pretexto de "hacer
justicia", se mantiene abierto Guantánamo y ahora se manosea la
privacidad en la comunicaciones para "proteger" al ciudadano. Aquel
norte que aniquiló a miles de indígenas, promueve y realiza injerencias sobre
actividades nacionales, reclama a expresidentes o financia actividades para
hacernos ver al resto de ignorantes y desaprensivos humanos subdesarrollados lo
rematadamente mal que hacemos las cosas y hacia donde debemos de reconducir
nuestra primitiva conducta !Tócate los huevos!, aunque seas de Ohio o de
Oklahoma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario