lunes, 8 de julio de 2013

Trust. Honor. Respect

La autoridad es una cuestión de inteligencia, honradez, humanidad, valor y severidad 

(Sun Tzu)

El espionaje o escuchas indiscriminadas por parte de servicios de inteligencia norteamericanos ha pasado de lo trágico a lo cómico, o quizá sigue en ese fina línea kafkiana. Los WikiLeaks primero y ahora la espantada de Snowden, evidencian ciertas carencias o disputas internas en la administración Obama. El ex analista de inteligencia -ahora huido- posiblemente se enfrentó con un dilema o, sin saberlo, lo puso sobre el tapete. De una parte, el acuerdo de confidencialidad que contraen quienes laboran en esas instituciones, esto es, la aceptación del silencio de lo que conocen y el castigo que los códigos penales imponen. Pero, de otro, la posible convicción de que el gobierno estaba cometiendo un delito al interceptar indiscriminadamente conversaciones que no tenían ni cobertura jurídica ni eran objeto de investigación delictiva. Me refiero, tal y como se ha explicado en medios de comunicación, a escuchas en embajadas y delegaciones de la Unión Europea y de otros países, con el propósito de contar con información privilegiada para tomar mejores decisiones o negociar con aquellos. De ser así, el señor Snowden podría haber sido cómplice de un delito al no denunciar al autor: el gobierno de los Estados Unidos.
Tanto WikiLeaks como Snowden, evidencian -aun siendo casos diferentes- que la potencia norteña que suele dar lecciones de ética, democracia, derechos humanos y buen hacer, es más chuca -o hipócrita- que otras, algo mas que probado históricamente. La guerra con España en Cuba y otros episodios prefabricados, sirvieron para emprenderla contra sus enemigos, camaradas, aliados o contrarios, porque queda más claro aquello de que en política no hay amigos sino intereses. Si antes, hablar con un diplomático norteamericano en una “relación de confianza” quedó desnudado por WikiLeaks como una mentira ya que se trataba de una consideración unidireccional puesto que ellos no actuaban igual, ahora resulta que el espionaje, las escuchas  y la invasión de la privacidad, es algo consentido y promovido por los USA, claro que para los demás ya que es impensable hacerlo en territorio propio porque la ciudadanía los llevaría a tribunales por violación de su privacidad, o no los votaría. Doble rasero vergonzoso, perjudicial, éticamente reprobable, humillante y delictivo.
Entiendo y apruebo conseguir información de delincuentes con autorización judicial, previa verificación de hechos, pero no de una forma indiscriminada como parece ser que Snowden indica. Sin salir del escándalo WiliLeaks caen en este otro mucho más grave y preocupante. Habrá que guardar silencio cuando se pasee por New York o no utilizar el teléfono en Ohio. Todo lo que tenga (o no) cable en el país del norte será objeto de duda. Nuevamente se han paseado por las libertades civiles, los derechos individuales y la dignidad del ser humano. Que un gobierno tenga esa potestad debe alertarnos sobre la labor de aquellos y su capacidad de violentar a los ciudadanos. No es miedo a los secretos que pueda revelar el ex analista sino a la perdida de confianza que ello supone de un sistema que clava a millones de personas que pensaban que mandar una carita feliz por el Whatsapp al amor de su vida, era algo privado y sujeto a una relación de confianza. Puñetera mentira que debe abrir los ojos y reconsiderar hacia donde avanza esta sociedad política que cree estar por encima de todos y de todo y que sus actuaciones son privilegiadas e impunes ¡Qué pena de USA!, o de su gobierno.

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