La peor forma de injusticia es la justicia simulada (Platón)
La última cumbre de la CELAC (Cuba) dejó, al menos, dos
cosas meridianamente claras. La primera, evidenciada por muchos -y magistralmente por Carlos
Alberto Montaner-, se refiere a la hipocresía de los mandatarios
latinoamericanos-caribeños que asisten a esos foros -con dinero público- donde
reconocen y legitiman regímenes que festejan su carácter autoritario y son
contrarios a la observancia de valores mínimos y procedimientos básicos en
cualquier democracia, obviando incluso principios fundacionales de aquella
organización. Lo segundo, que "los poderosos" se sienten hipnotizados
por otros "más poderosos" o con más tiempo en el ejercicio del poder.
En la citada reunión, se observó a la presidenta argentina realizada y
sonriente almorzando con el asesino-dictador Fidel Castro. En su país se
enorgullece de enjuiciar a militares que colaboraron con la dictadura,
mientras, en la Cuba castrista, coquetea y departe amistosamente y sin
ruborizarse con los dictadores. No fue la única. Lo propio hicieron la
presidenta de Brasil y la primera ministra jamaicana, entre otras, lo que
demuestra, una vez más, la necesidad de ser cautelosos con los discursos de ciertos
políticos con genética absolutista, que no comparten ni promueven principios de
libertad. Ya lo advirtió sin querer el
locuaz Mujica, cuando con micrófonos
abiertos -aunque sin saberlo- opinó sobre los Kirchner, con la franqueza de
quien no se siente escuchado ¡Lo que hace un plato de lentejas¡ Contrasentidos
propios de muchos políticos de esta nueva ola de izquierda radical mimetizada de demócrata.
Cristina K., amante y practicante del autoritarismo más rancio, ha
puesto su país patas arriba y en la cuerda floja. Con una galopante inflación,
contumazmente negada por un histérico ministro de economía que huía de la
prensa cuando preguntaba por la evidente debacle, pasa el tiempo pensando como
cubrir la multimillonaria deuda desaparecido Chávez, su protector y
prestamista. Nunca segundas partes fueron buenas y aquel patetismo de Isabelita
Perón, se repite ahora (versión 2.0) con una censuradora de medios,
democratizadora de la justicia, acogedora complaciente
del juez gallego expulsado de la judicatura,
perseguidora de militares, pero comensal y amiga del más durable dictador ¡Viva
la coherencia! Nunca entendí cómo un país de buenos futbolistas, excelentes
profesionales diversos, deliciosos asados o un Papa, es capaz, a la vez, de
tener tanto político boludo.
Ignoro si doña Cristi solicitará la captura y
enjuiciamiento de los Castro aplicando principios de justicia universal o
seguirá apoyando la misma con igual intensidad cuando termine su periodo y
tenga que rendir cuentas por el enriquecimiento ilícito -ampliamente comentado
en medios no controlados ni amenazados- o por otras irregularidades de su gestión.
De momento, con ayuda del inhabilitado Garzón, quiere perseguir culpables por
medio mundo, mientras se olvida de poner orden en casa y en ella misma. Es
posible que la foto almorzando y abrazando a Fidel forme parte de esa colección
oculta que muchos tienen y muestran en función del momento, la situación y los
interlocutores. Los dictadores siempre fueron iguales, aunque tradicionalmente
se manifestaron ataviados con uniforme, chaqué o guayabera caribeña. Lo
novedoso es que ahora aparecen en falda, con botox, gustos refinados y portando
Louis Vouitton, algo impactante que aún no asimilan algunos que creen que el
bigote o la barba son elementos distintivos e imprescindibles del abuso de
poder, la violencia o el absolutismo. Ché Cristina, ¡muchas gracias por mostramos esta nueva versión
femenina de la hipocresía, la corrupción, la doble moral y la igualdad! ¡Sos única!,
afortunadamente.
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