(www.republicagt.com)
El gobierno de los Estados
Unidos, a través de su embajada en Guatemala y por medio de su portavoz, el
embajador cesante Chacón, hizo una publicación en medios escritos y
declaraciones en otros radiados y televisados en las que alababa la labor de la
Fiscal General e incluso de forma muy directa abogaba por la continuidad de la
misma en el cargo.
Traicionó al embajador Chacón
su lenguaje norteamericano cuando denominó a Claudia Paz y Paz “socia” de los
USA. En la National Security Strategy aparecen los tres grupos en que los
norteamericanos dividen al resto del mundo: amigos, enemigos y partners
(socios-aliados). Tanto los primeros como los segundos tienen un
particular trato y previstos diferentes vectores de incidencia en dicha
estrategia. Los únicos que se libran del check and control son,
precisamente, los socios porque responden a aquellos países que son vistos como
“hermanos”: Canadá y Reino Unido, entre otros pocos. Por esa razón tratar a la
Fiscal General de socia conlleva un lenguaje que es necesario interpretar.
No contentos con lo anterior -y
para mayor incidencia en cuanto se ha dicho- se acaba de reconocer con el
premio “mujeres valientes” a la jueza Yassmin Barrios. Cualquiera que sea el
historial profesional de la magistrada -nada extraordinario respecto de otros-
lo cierto es que fue todo un escándalo en el juicio que presidió. Desconoció la
orden de la sala de Apelaciones y la Corte de Constitucionalidad no tuvo más
remedio que anular las actuaciones. De haber sido más comedida y ajustar sus fallos
a Derecho posiblemente la CC no hubiera contado con elementos suficientes para
retrotraer las actuaciones a la fecha donde ella deja de obedecer una orden de
tribunal superior. A lo anterior, hay que agregar el disparo de júbilo,
visible, emocionado, visceral y pueril, cuando emitió la sentencia, algo
impresentable para un juez y que en USA, además de crear un sustancioso
escándalo, sería, seguramente, motivo de expulsión de la carrera. Cabría
preguntar a los premiadores si estimaron que el juicio lo llevó a cabo
únicamente la homenajeada o donde están, en su caso, los otros dos magistrados
que componían el tribunal ¡Acaso no fueron igual de valientes? El ninguneo se
coló en la propuesta y destacaron, justamente, lo que pretendían: a esa persona
en particular, no a la justicia ¡Bien por los USA!
Los premios dejan claro que hay
que seguir utilizando la justicia como elemento politizador de lo que ocurre en
la vida pública, fuera del país norteño ¡claro está!, y que aunque seamos una
nación donde se observan poco o nada los DDHH (versión Kerry), los USA no han
firmado ninguna convención al respecto, aplican la pena de muerte sin discusión
ni manifestaciones que cambien su legislación, pero se permiten decir al resto
qué y cómo hay que hacer las cosas.
Como no hay dos sin tres,
recordemos que hace unos años reconocieron a otra “héroe” nacional quien dejó
de perseguir a su ex conviviente (Arnoldo Noriega, URNG) por violar
repetidamente durante varios años a su hija, ignorando y sin cuestionarse que
ella misma fue una activista del EGP y que habría que analizar su estadía en
alguna facción guerrillera por Cobán, especialmente en el mes de mayo de 1982
cuando se produjo la matanza de Salacuim por fuerzas de ese grupo insurgente.
Allí dan unas medallitas y aquí
el Presidente otorga otra al embajador. A fin de cuentas es un tema de
intercambio y si Obama tuvo su Nobel sin darle un palo al agua, ¡cual es la
razón de que otros no tenga su pinche reconocimiento?
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