lunes, 14 de julio de 2014

Mentiras soslayadas

Dentro de una gran mentira siempre hay una pequeña verdad 
Hace poco, la cineasta Pamela Yates, reconoció haberse “equivocado al atribuir la masacre de Batzul al ejército de Guatemala, en su película “Cuando las montañas tiemblan”, aunque fue cometida por guerrilleros disfrazados de soldados, algo relativamente habitual. Lo hizo ¡31 años después!. Hay que reconocer la sinceridad de la realizadora, aunque a estas alturas se mezcla con la imposibilidad de ocultar por más tiempo el “error”, especialmente tras aclararse en 1991, ¡quince años atrás! , por la Comisión de Esclarecimiento Histórico. Pamela -callada desde entonces- ha realizado diversos cortometrajes evidenciando situaciones similares. Quizá deba rectificar otros, como el documental, también relacionado con Guatemala, “Granito de arena” (2011) al incurrir en similares deslices. Sin embargo, por más de treinta años, “la confusión” ha penetrado muchas mentes y cándidos -o interesados- relatos se pueden leer en páginas electrónicas. La película tuvo al menos tres premios y su directora es reconocida como cineasta de documentales relacionados con el activismo por los derechos humanos. En una publicación afirma que “El único genocidio que ocurrió en América en el siglo XX fue en Guatemala y nadie lo sabe, por esta razón hice la película”. Agrega el artículo que:Gracias a la reveladora obra de Pamela Yates se logró condenar al General Efraín Ríos Montt..”, y termina aseverando que su trabajo “desenmascaró a un genocida, lo llevó a prisión y demostró al mundo entero que el cine documental también es una herramienta de lucha”. Más falso que el film, pero igualmente permanecerá en la web muchos años más, junto con florituras similares, que desinforman a quienes las leen.
El errado documental elevó el perfil de la futura premio Nobel de la paz. Se puede leer que “tiene como hilo conductor la historia de Rigoberta Menchú”, y que se utilizó “como evidencia forense en el juicio del genocidio” ¿Cuántos embustes más sostuvo? El escritor David Stoll desenmascaró varias imprecisiones y otras tantas mentiras en su libro “Rigoberta Menchu y la historia de todos los guatemaltecos pobres”. Lo anterior, unido a otros acontecimientos de la época como los sucesos en la embajada de España (1980), son ejemplo de eventos históricos escritos sin recoger la verdad -o toda la verdad- pero que han servido para mantener por años falsificadas ideas al servicio de intereses que requerían desdibujar la historia del país. Ya pasó con anterioridad. El millón de muertos de la guerra civil española, se redujo, más tarde, a la tercera o cuarta parte. Aquí ya han sido cifrados -en publicaciones más recientes- en 37,000, muy lejos, también, de aquellos números difundidos junto con noticias que hoy se revelan equivocas o manipuladas.

El vencedor intenta escribir su historia; el vencido no hace algo diferente. Las prisas, el oportunismo, el dinero, la fama o el pulitzer -entre otros muchos galardones, soberbias y tentaciones- terminan mostrando muchas veces falsedades que permean la mente de estudiosos, incrédulos, mercenarios o ciudadanos en general. Películas laureadas que contienen mentiras; Nobeles que posiblemente nunca hubiesen sido galardonadas de haberse dicho la verdad; juicios sin sentencia que son posicionados como verdades absolutas y personas que padecen por historias mal contadas, manipuladas o calladas. La verdad se impone con el tiempo, el problema es que ha pasado tanto que a nadie le interesa ahora, y esa puede ser la razón de no haberse difundido nada de esto. Los habituales -tradicional y marcadamente goebbelianos- saben que cambiar la versión oficial a estas alturas supone luchar contra demasiadas falacias endemoniadas.

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