“La cobardía tiene sobre el valor una gran ventaja:
la de encontrar siempre una excusa”
Dije y sustento que para un
partido político que aspira a tomar el poder y mantenerse democráticamente en él,
la designación de Rossana Baldetti -en el binomio actual- fue, desde un punto
de vista político-estratégico, un significativo error. Debería haberse quedado
liderando el Congreso y ahora sería el “natural” relevo presidencial. Sin
embargo, el cortoplacismo y las ansias de poder hicieron que revelara, durante
una conferencia en España, que ella sería la segunda de a bordo.
Alcanzado tal posición
ocurren dos cosas, por lo menos. Una, que se rehúsan a dejar de sentir las
mieles del poder, aunque deberá cesar en 2016. Otra, la búsqueda de la
perpetuación a toda costa y al precio que sea. Son algunas de las razones de la
guerra interna declarada en el PP. En varias ocasiones se ha pospuesto la
designación de Sinibaldi como opción oficialista mientras se afanan y buscan cómo
sacarlo para jugar dos manos simultáneas: el nombramiento de López Bonilla como
presidenciable y el de la propia vicepresidenta como candidata a alcaldesa
capitalina. “Brillante idea” de ciertos asesores que permitirá al virrey
Arzú continuar en su trono, porque definitivamente ella no será la Juana de
Arco guatemalteca. Es el 2x1 del despropósito político. Si en aquella ocasión
lo hicieron mal, ahora han conseguido perfeccionarse. En vez de cortarle las
alas -como en la película- a esa Maléfica del ejercicio político, se las han
dejado crecer y permitido volar -o revolotear- acaparando cuotas de poder que
en nada desmerece doña Sandra Torres en sus mejores tiempos. Dos presidentes en
dos periodos consecutivos que han hecho dejadez manifiesta del poder en
beneficio de mujeres en la sombra que son quienes lo han ejercido con
prepotencia y ambición.
Desconozco si Sinibaldi
sería un buen candidato -y presidente- pero tengo claro que haciendo un
análisis de mercadeo político con posibilidades de éxito, es el más rentable a estas
alturas del juego. Con Bonilla no saldrían los números que se pueden alcanzar
con aquel, aunque cualquiera de ellos consiguiera
conformar una coalición de centro izquierda moderada y ampliar su base
electoral. La seguridad es importante, pero la economía comienza a alcanzarla, si
no la pasó ya. El ciudadano, habituado a los umbrales actuales de criminalidad,
se interesa más por su bienestar económico. Además, el actual ministro de
Gobernación terminaría siendo percibido como “otro chafa” en la presidencia,
con el correspondiente impacto y trascendencia de las percepciones, sean reales
o fabricadas.
A modo de parche, el TSE
con esa resolución -que sostengo ilegal- ha prolongado los estertores de una
agonía interna por el poder. Se favorece indirectamente el “jovencito”
Frankestein, contruido con una serie de recortes ideológicos que conforman un
peligroso e irresoluble rompecabezas financiado dudosamente, al estilo más
añejo del delincuente Billy El Niño, aunque este sea de la política. Las
pretensiones de doña Rossana -electoralmente injustificadas- anulan el presente
y futuro de Roberto González (Canela), hunden en el lodo al PP, oxigenan al
populista, mentirosillo y copión de Baldizón y prolonga la expiración de doña
Sandra ¿Se puede hacer peor desde un punto de vista partidario? Definitivamente
no. Las mujeres que han optado últimamente en este país por hacer política han
conseguido un sustancial rechazo del electorado: Rigoberta Menchu, Sandra
Torres, Patricia de Arzú y aunque ella no lo crea -o la tengan engañada-
Rossana Baldetti.
¿Qué nos deparará el futuro
inmediato? Seguramente, algo peor, aunque no sea femenino.
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