Doble moral: una que predica y no practica, y
otra que practica y no predica
Que los Estados Unidos de América son un excelente espacio
de prosperidad, justicia y desarrollo exitoso, creo que está fuera de discusión
y duda. El sueño americano, desde hace tiempo, es una realidad visible que
puede discutirse con escaso margen de diferencias. Sin embargo, algunas
administraciones USA han sido especialistas en la aplicación del concepto
-también muy norteño- de la doble moral.
Llama la atención lo publicado en Prensa Libre: [EE. UU.] “requiere que las autoridades
judiciales civiles investiguen y juzguen a militares en activo y jubilados
sobre quienes se tengan sospechas fundadas de haber cometido violaciones graves
de los derechos humanos". De ser cierta la petición, debería
convertirse en clamor universal -también para no militares- aunque contrasta
con el informe que presentó el Senado USA sobre la actuación de la CIA -hace
menos de un mes- en el que destaca como engañaron al Presidente y torturaron a
prisioneros en colaboración con ciertos países, entre otras ilegalidades. Recuérdese
que impusieron dictadores y colaboraron con gobiernos
"anticomunistas" de la época y, como relata el gran Asturias en su
novela Week-end en Guatemala, el derrocamiento de Arbenz fue dirigido
por la batuta de Washington, aunque un nieto del Nobel, entre otros, les sonría
ahora porque la cooperación provee sustanciosos contratos que permiten vivir
cómodamente.
Los EE. UU., como otros países cooperantes, promueven
juicios universales pero evitan llevarlos a cabo en territorio propio o no
señalan con idéntica contundencia a quienes violan normas de derecho
internacional. Basta escuchar las cínicas declaraciones de Obama al publicarse
el informe indicado: “Pero una de las fortalezas que hace a América
excepcional es nuestra voluntad de afrontar abiertamente nuestro pasado,
encarar nuestras imperfecciones, hacer cambios y mejorar”. Olvidó aclarar
que no enjuiciará, no cesará y no investigar a nadie, y todo quedará en una
magistral jugada política para responsabilizar a los republicanos del pasado
ignominioso, ignorando que Guantánamo sigue activo, a pesar de sus promesas de
campaña y que la muerte/desaparición de Osama Bin Laden, no supera un
escrutinio básico de derecho internacional, algo que no preocupa al establishment
porque, aunque fuerzan a los demás, los USA apenas ha suscrito unos pocos
tratados internacionales sobre derechos humanos y justicia excluida, ¡como no!,
la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.
Los norteamericanos hacen su juego y su política -como debe
ser- y, desde esa perspectiva, hay que interpretarlos. Apoyan a la CICIG no
porque les preocupe el actuar de los poderes ocultos y paralelos (de los que
saben mucho), sino para capturar narcos y lavadores de dinero y complementar
vectores de su política exterior. Este país, a ellos y a otros colaboradores
que los aplauden, les importa un carajo, algo comprensible analizado desde Ohio
o Wyoming. Lo que me asquea es la doble moral con la que se actúa y la
credibilidad y audiencia otorgadas a ciertas declaraciones sin cuestionar
hechos "doblemoral" de la historia reciente: invasión Irak
(inexistentes armas químicas), apoyo con armas al talibán afgano en los 80's
tras invasión URSS, escándalo Irán-Contra (tráfico de armas), etc.
Estoy de acuerdo en investigar crímenes, pero mi razón se
rebela cuando se presta atención en una única e interesada dirección, obviando
cuestiones idénticas en otros lugares, como si la autoridad moral fuera mera
superioridad teórica ¡Impresionante ver ese show hollywoodense alentado
por activistas nacionales y otras organizaciones internacionales de
"derechos humanos, casi todos/as en nómina de la cooperación internacional,
y con agenda importada! ¿Quien dijo que Roma no paga traidores?
No hay comentarios:
Publicar un comentario