lunes, 25 de mayo de 2015

El fracaso del estatismo

El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia (H. Ford) 

Los últimos gobiernos han dejado claro -con nitidez meridiana- el fracaso del intervencionismo estatal. El actual del PP, por si queda duda, le ha puesto el broche de oro que evidencia, más patentemente, algo que desde el pensamiento liberal se ha venido denunciando por tiempo.
Cuando el Presidente del IGSS fue capturado se recluyó en un hospital privado. Esa incoherencia muestra -demuestra- que quienes dirigen instituciones públicas desconfían de ellas. No es nada nuevo, pero pareciera que calladamente aceptado. Los diputados -¡los honorables!- se recetan, a costa del erario público, seguro médico y de vida, aunque deberían velar precisamente porque el sistema estatal que promueven y sostienen funcione, y usarlo obligatoriamente. Cuando la exvicepresidenta Baldetti recibió aquel cal-harinazo y se internó en un centro privado, en lugar de ir a un hospital público de esos que promovía y potenciaba desde el Ejecutivo. Algo similar ocurre con los magistrados de la CSJ que huyen de la atención pública a la que obligan a ciudadanos y trabajadores. Si analiza el sindicato magisterial descubrirá que tres cuartos de lo mismo. Muchos sindicalistas envían a sus hijos a colegios privados y evitan los estatales de los que viven y usan como excusa bochinchera, como señal manifiesta de la inconsistencia que mantienen. Este mismo razonamiento lo puede extender a otros muchos personajes e instituciones que predican con una mano exactamente lo contrario de lo que hacen, en silencio y escondidos, con la otra. Lo público, en el mejor de los casos, funciona mal; en el peor es foco de corrupción ilimitada.
El actuar de quienes desempeñan función pública, como el de cualquier otra persona, es mejorar sus condiciones de vida en la forma que cada quien considera lo debe/puede hacer. Este principio, rector de la acción humana, suele ser ignorado por votantes emotivos y por políticos que enmascaran las verdaderas intenciones, además de por algún que otro intelectual que se deja llevar por idealismos que la historia aparcó hace tiempo. La realidad es otra muy diferente y según el lugar, se combina con otros factores generando situaciones como la que vivimos en el país que se viene incubando desde el inicio de la era democrática.

Parte de la culpa es “del sistema”. Es decir, del conjunto de reglas que rigen las relaciones gobernantes-gobernados, que no están claras, son muy amplias u otorgan privilegios a sectores políticos, empresariales, sociales y otros. No se cumplen por falta de voluntad o porque no se repara que sin justicia y respeto las relaciones humanas se quiebran y además, hay grupos de ciudadanos deshonestos que pretenden hacer del Estado un botín personal. Es por ello que el desastre que padecemos responde a un mal diseño normativo que sostiene el estatismo y es preciso modificar. No se puede llegar a un proceso electoral en idénticas condiciones a como se han venido dando. Eso sería un suicidio. Nadie desde el poder va a cambiar nada que le repercuta negativamente, más bien modificará lo que hay para que siga igual, pero con otra apariencia. Bajó la marea, y la ciudadanía puede observar a quienes estaban desnudos tomando el baño. Es momento de cambios profundos o incluso drásticos. Veremos llamadas a la calma de quienes quieren que las reglas no se modifiquen porque tambalea su futuro. El estatismo ha fracasado. Es hora de que cada quien asuma su responsabilidad y destino y no dejar en manos de corruptos políticos el futuro propio y de nuestros hijos.

martes, 19 de mayo de 2015

Señalo y acuso

“Le toca al pueblo”, es lo único rescatable de su anticipada y millonaria campaña 

Señor Baldizón, desde aquella única vez que a requerimiento nuestro nos reunimos con usted y otras personas, porque nos dijeron que afirmó que “nos mataría o sacaría del país” si ganaba las elecciones 2011, parece haberse tomado muy en serio eso de señalar, perseguir y amedrentar, aunque lo negara entonces.
Usted quiere ser Presidente a toda costa, sin importar el precio, y aunque émulo de Sinatra, no admite que las cosas no siempre se hacen a su manera. Mal copió una dizque tesis doctoral y plagio varios libros; evidenciaron cómo conformó un emporio de medios cuyo fin es desprestigiar a quienes le dicen las cosas en la cara o hablan de usted sin ser de su agrado, y publicaron un informe sicológico que deja claro lo errático y peligroso de su conducta, entre otras cosas. Se dice empresario, pero se desconoce en qué trabaja o cuál es su patrimonio ni de dónde salen los cientos de millones que lleva gastados en sus campañas. Viaja en helicópteros último modelo con guardaespaldas que portan armas de uso exclusivo de fuerzas de seguridad, y lleva chaleco antibalas ¿Vive la realidad de este país? ¿A qué o a quién le tiene tanto pánico?
No soporta que nadie afirme lo que todos saben y arremete a través de adláteres que le hacen los mandados, contra quienes hemos comentado esas cuestiones -y muchas más- sobradamente conocidas por la ciudadanía. Pretende coaccionar y ataca a quienes, como yo, han denunciado sus tropelías, abusos o desvergüenzas y es ahí donde se estrella contumazmente. Sin embargo, la gente ha perdido el miedo en el que pareciera sustentar su estrategia, por eso en las manifestaciones rechazan ese eslogan suyo de “le toca” o impiden que hable, como ocurrió en La Antigua. Además, conmigo -se lo dije una vez- se equivoca. Yo no me asusto, acobardo ni vendo, a diferencia de muchos de los que tiene alrededor. Soy libre y no callo. Nunca lo hice, cuando creí justo aquello por lo que luchaba, y porque creo que en este hermoso país que me ha acogido merece vivir mi familia, amigos y honestos ciudadanos mucho más dignamente de lo que usted y otros políticos ofrecen y representan como candidatos.
No tengo guardaespaldas ni uso chaleco blindado, así que lo señalo y responsabilizo de lo que me pueda ocurrir, por cuanto usted, sus diputados o la gente que le rodea señalan falsa e infundadamente, pero además los reto a que sean honestos y en lugar de presentar denuncias insostenibles que no ratifican o promover mensajes en pancartas a través de masas que controlan, tengan la gallardía de mostrar alguna prueba de cuanto dicen. Para no caer en lo mismo que ustedes, le hago una propuesta a usted y sus diputados, que espero no eludan. Si demuestra algún delito, por pequeño que sea, de esos que me han acusado falazmente, abandono el país. Pero si no son capaces de hacerlo entre todos -y son muchos- abandona usted la contienda electoral por embustero. Ahí tiene el reto de un ciudadano que cuestionan agresivamente y pretenden, sin éxito, amedrentar ¡Demuestren qué tan veraces son sus señalamientos!, ahora tienen la oportunidad de confirmar lo que difunden constantemente a través de medios manipuladores que deberían fiscalizarse ya que sin vender ningún ejemplar o tener anuncios, sobreviven financieramente porque alguien les inyecta dinero que luego querrá recuperar.

Supongo que ignorará la oferta y se refugiará tras su cortina de acero de guardaespaldas,  su call center o lanzará nuevamente a sus medios. En cualquier caso, candidato, ahí tiene el desafío público para su consideración ¡Sea valiente en eso!

lunes, 11 de mayo de 2015

Los colores primarios

“La política es el arte de servirse de los demás haciéndoles creer que se les sirve a ellos”

Aquel lapsus linguae presidencial sobre el naranja como color primario -anecdótico y bochornoso- provocó memes y risas. Nadie imaginó que el Presidente pensaba realmente en el rojo, color del partido con el que sus adláteres pactaban hacía tiempo. Los hechos ocurridos desde entonces: designación de magistrados y aprobación del presupuesto -junto con LIDER-, la desbandada desde las filas del PP y el silencio cómplice de los rojos respecto del escándalo de la SAT que implica a la vicepresidenta, muestran que don Otto Pérez nunca pensó en el naranja sino en el rojo, sutileza de quien laboró en inteligencia que los de contrainteligencia no supieron leer.
Desde fines de 2013 el PP converge velozmente hacia LIDER. Adentro le han facilitado las cosas desbancando a Sinibaldi, tomando la Secretaría General del Partido y filtrando casos detonantes de la actual crisis. Del recién elegido Comité Ejecutivo Nacional hay dos personas que no forman parte del listado de aspirantes a cargos públicos: los ministros Michelle Martínez -escándalo del “agüita mágica” del lago- y Mauricio López Bonilla (MLB), quien quedará teóricamente desprotegido al no optar a cargo de elección ¡Creo que por ahí puede estar la clave de la lectura política!
El beneficiado teórico de esta debacle política es Baldizón, y el operador que parece haber colaborado desde dentro del PP, Bonilla (et al.). Un pacto que ha empoderado a ambos y creado una pareja de hecho que posiblemente no se soporten en la realidad, pero que deberán aprender a convivir. Baldizón es débil sin MLB quien controla información, la inteligencia y tiene interlocutores en las estructuras bochincheras y de conflictividad del país. Requiere de su concurso para gobernar de forma eficaz desde el primer día (si es que llega) y reducir el tiempo requerido para ejercer el poder. El segundo (MLB), queda protegido con la llegada de LIDER porque en ese maridaje obligado hay un quid pro quo necesario y rentista. El resto de partidos están fuera y deben acomodarse o pactar. Con el password anterior, puede interpretar la actuación del Mingob en la manifestación del 25A y por qué Baldizón y sus medios silenciaron y nunca alentaron la solicitud popular de dimisión de Baldetti ni la renuncia del binomio presidencial.
La receta que llevó a Venezuela a su actual situación es exactamente la que aquí se maneja. Una crisis provocada, sustentada en la corrupción, que hace surgir a un “salvador” con mágicas “soluciones” y discurso populista. El resultado: un fiasco que ha quebrado al país, instaurado la escasez y asesinado la libertad. Como entremés, el candidato Baldizón anunció en el discurso de su “proclamación” que convocará una Asamblea Nacional Constituyen y llevará a cabo consultas populares (también ocurrió en Venezuela), conceptos diferentes y de implicaciones distintas que el “doctor en Derecho” confundió o no quiso aclarar para evitar un tsunami.
El striptease del sistema político, abona un silencioso contubernio de partidos políticos que facilita la llegada del único que ha prometido algo a todos -tácita o explícitamente- y con el que se sienten más a salvo, dentro de este sistema corrupto y cooptado. En próximas manifestaciones -si es que continúan tras la dimisión- veremos que él “no le toca” será la consigna a boicotear por infiltrados en las mismas. Los políticos no pueden prescindir de este sistema porque sería su final y buscan continuar como siempre

¡Añoranza de primavera “árabe” en el país de la eterna primavera!

lunes, 4 de mayo de 2015

¿Fiesta o tragedia?

“La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer
La convocatoria a elecciones generales ha hecho aflorar ese desmesurado optimismo nacional que opaca la realidad -en ocasiones incluso la razón- y recuperado frases manidas como esa de: “que sea una fiesta electoral”. El festín de la party lo disfrutan políticos y su círculo de mercenarios. Los acarreados, tras dura jornada de viaje, entregan su voto por un entremés, una camiseta del color del partido o una gorra e hipotecan su dignidad por otros cuatro años. El corrupto sistema hace que quien opere en él tenga que someterse a una mafia mercantilista, por eso da igual quien llegue. No hay preocupación por el interés común, por el “bien común” que predican. Prevalece únicamente el interés de delincuentes que venden sucedáneos de esperanza, trabajo, salud o desarrollo, cuando no de “justicia social”. Los políticos no son la solución, más bien el problema a resolver.
El gobierno de la UNE fue uno de los mayores desastres de la democracia moderna. La  gobernanta de facto (Sandra Torres), tras dilapidar cientos de millones en clientelares proyectos como aquel de la bolsa solidaria, conspiró y hasta se divorció de su esposo, para perpetuarse en el poder. Otto Pérez y Rosana Baldetti continuaron el engaño con fórmulas como la de “mano dura” que se tradujo realmente en mano hábil para promover la corrupción, alimentar el endeudamiento y enredarse con el narcotráfico y el lavado de dinero. El aspirante  Baldizón -escindido de la UNE- conformó una compleja organización para cooptar información, presionar y amedrentar, y se alió con el oficialismo colaborando a que se aprobara el presupuesto o designaran jueces afines a los intereses de ambos. Su alarmante perfil psicológico, publicado en infolatam.com sobre un informe especializado de inteligencia, lo describe como un narcisista, manipulador y amoral (entre otras patologías). Embarran el escenario, dos alcaldes -Escobar y Coro-, el tránsfuga Presidente del Congreso -Rabbe- y un secretario gubernamental (entre otros), los primeros migran a LIDER y el cuarto ocupa la candidatura vicepresidencial de la UNE, incoherencias ideológicas reveladoras de que los “principios que decían defender” les importaban un pepino y que lo único que persiguen es seguir medrando (como Medrano) en un sistema que los enriquece y empodera, mientras el subdesarrollo, el hambre y la criminalidad, entre otros males, aumentan aceleradamente.
Cuando la situación está podrida -como la que vivimos-, es preciso tomar decisiones contundentes por parte de los propietarios de poder: los ciudadanos ¡Estamos a tiempo, pero en el límite!, así que acudir a una elección, tal como se ha hecho hasta ahora, es repetir la estupidez humana, calificativo para quien espera obtener resultados diferentes haciendo lo mismo. En estas condiciones límite, especialmente cuando el “menos malo no existe”, es preciso exigir que se incluya en la papeleta del voto una casilla que diga “NADIE”. El ciudadano, en el ejercicio de su libertad, tiene derecho a no votar por una lista cerrada repleta de corruptos y decir que no desea a ninguno ¡No más selección; por una vez elección! 

Las manifestaciones pueden ser un canto agónico o el inicio de un despertar. Idéntica situación vivieron ciudadanos de Venezuela, Ecuador, Nicaragua o Argentina y hoy se lamentan profundamente del populismo que los condena. Exijamos un cambio profundo o traguémonos deshonrosamente alguna estrofa del himno que muchos llevan entonando por años. No soy guatemalteco “de origen” pero me duele el país en el alma.