"Vota a aquel
que prometa menos. Será el que menos te decepcione”
Pensaba
hablar de las autoencuestas que hacen los de LIDER en las que difunden un quimérico
triunfo masivo. Los desmedidos porcentajes son ciertos pero no en intención de
voto, sino en número de sinvergüenzas que hay en sus filas. CICIG/MP ha denunciado
en los últimos días a cinco diputados/as y un exalcalde, y no ha terminado. Algunos,
conocidos por hacer el payaso en el Congreso, tener injustificadas cuentas
millonarias o poner en su perfil de twitter -aunque es acusada de corrupción-
frases como “comprometida [….]a forjar
una mejor nación donde se respeten las leyes y derechos”. Otros partidos, no
son muy diferentes ¡Qué delincuentes más caraduras estos políticos que, por
cierto, votamos! Sin embargo, comentarios sobre el referéndum en Grecia
atrajeron mi atención. Me sorprendió como manipuladores/as habituales,
izquierdosos irredentos, aficionados populistas y algún que otro ignorante, aplaudieron
en redes y medios lo que denominaron “victoria democrática” o “dignidad del
pueblo griego”.
Traigo el tema a
colación porque una destacada manipuladora nacional, comparó aquello con la
situación guatemalteca ¡Razón lleva la doña! Aquí también hay grupitos que
utilizan ese concepto manoseado de “democracia” y desean imponer su voluntad,
al igual que ciertos políticos griegos. La zona euro tiene más de 300 millones
de habitantes, pero apenas 11 millones participaron en un referéndum que
afectaba a todos. Se trataba, sustancialmente, de aceptar un supuesto plan
elaborado por la UE, en la que se incluían acreedores (la mayoría) y deudores
(los griegos). Esa minoría helena -que no votó toda ni lo hizo de igual forma-
decidió por medios “democráticos”, decir “no” y salvar la “dignidad nacional”,
igual que en Guatemala, concluye la manipuladora activista.
Ese es el concepto de
democracia que nos quieren imponer. Un grupito vota de forma interesada (las consultas
populares es un ejemplo de ello) y toma decisiones que afectan a todos, aunque
el resto no puede participar. Circunscriben el problema a su pequeño y
delimitado espacio y desde ahí proyectan la decisión que tomaron (o forzaron a
tomar) al resto de personas y territorio, propagando que fue un “derecho” manifestado
a través de procedimientos “democráticos”. No entendieron la democracia
ateniense y tampoco comprenden la democracia liberal, porque son autoritarios.
Manipulan conceptos para que el voto de pocos pueda condicionar a la mayoría,
con nulo respeto a los derechos individuales. Olvidan que en ese “poder de
todos” faltan casi todos. Lo griegos ignoraron a 300 millones de europeos afectados
y aquí apenas unos miles -de 15 millones- son consultados en esas decisiones
que dicen tomarse en tal o cual rincón del país.
La
crisis griega enseña muchas cosas. La primera, que los corruptos en política
terminan destrozando la economía y los valores, tal como aquí hacen los
políticos mafiosos. La segunda, que el populismo vende ideas falsas que
lastimosamente son compradas por ciudadanos interesados o mal informados. También
conecta con el proceso electoral que vivimos. La tercera, que hay activistas
sociales que maquillan la realidad y promueven falsos principios (democracia)
que más tarde son mal utilizados, para imponer sus decisiones, por irresponsables
reclamadores de derechos. De eso viven muchos/as “intelectuales” activistas. La
tragedia griega no difiere de cómo será la nuestra: aceptar, en peores
condiciones, lo que rechazaron en referéndum, mientras los políticos siguen
engañando. Si no aprendemos, lo tendremos merecido.
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