"La libertad es el derecho a decirle a la gente lo que no quieren
escuchar"
Las
sucesivas y oportunas acusaciones hechas por CICIG/MP, generan interrogantes esenciales
que nadie parece dispuesto a responder. El menos comentado se refiere a qué
hicieron Castresana y Dall´Anese durante su mandato, cuando muchos de los graves
delitos ahora denunciados son de aquel entonces. Supongo que las Naciones
Unidas, por respeto a lo que dicen hacer, exigirán que se investigue a esos dos
personajes que pasaron por aquí con más pena que gloria y con inhibidor y
cuestionado proceder.
El comisionado
Velásquez y doña Thelma -la Fiscal General que sustituyó a aquella otra que
tampoco se enteró de esos asuntos- han mostrado como operan nuestro “honorables”
políticos. La sindicación de siete diputados directivos del partido LIDER, del
propio vicepresidenciable Barquín y de un alcalde plastilina amoldable a las veleidades
políticas, deja al descubierto una banda de delincuentes más que una bancada. La
sensación que queda en la ciudadanía, -y en el mundo en general, porque esto ha
trascendido- es que todo anda podrido. Pareciera, lastimosamente, que tal
percepción no está muy lejos de la realidad.
Políticos
corruptos que se dejan corromper más; conocidos personajes autorizados a
chantajear a quien se le atraviese en el
camino; candidatos que ansían ocupar un cargo pero que callan (y otorgan, por
tanto) ese tipo de comportamiento sin dar un portazo y abandonar ese barco pirata
que se hunde y del que mucha rata no quiere salir; políticos de oposición que
por miedo a ser también señalados, son incapaces de emitir un comentario
condenatorio, contundente y enérgico que permita rescatar la credibilidad y el
liderazgo de la clase política; medios de comunicación amañados y cómplices,….
Y un triste y largo etcétera de circunstancias.
Lo patético
es que los señalados de serios delitos (lavado de dinero, extorsión, etc.) junto
con otros y con la complicidad de los medios de comunicación de LIDER/Baldizón,
despotricaron públicamente de varias personas (yo entre ellas) o enviaron a sus
secuaces a inundar de infundadas denuncias el MP, algunas por delitos de los
que ahora son acusados y que parecen conocer bien, quizá por ser práctica
habitual de quienes -de verdad y con pruebas, no con ficciones- dicen sentirse
“perseguidos”, están a punto de perder la inmunidad que los hizo impunes y
enfrentan la cárcel. Estamos a las puertas de un autoritarismo mesiánico-delincuencial
dirigido por un enfermo que desea el poder y una cuadrilla de mafiosos que le
siguen con complicidad, mientras excitan a masas serviles.
Las
acusaciones hechas sobre esa casta política, me dieron pena y vergüenza. La
primera la sentí al recordar la cantidad de personas que son asesinadas o
mueren por desnutrición (mismas de las que la diputada Mirza Arreaga se reía chistosa
y miserablemente) y que, por falta de fondos (desviados o robados) no pudieron
ser atendidas. La segunda, porque como sociedad todavía reaccionamos tibiamente.
No vale reunir a 30/40 mil personas en la plaza de la constitución. Deberíamos
ser medio millón o incluso varios millones.
Orwell
se adelantó a describir en su libro “1984” cómo se manipulaba la información,
algo en lo que son expertos esos grupitos de “supuestos” malhechores. Antes,
sin embargo, escribió “La rebelión de la granja” donde los cerdos se apoderaban
del poder, mentían al resto y reían mientras disfrutaban de prebendas ¡Cómo me
suena eso! El autor criticaba el autoritarismo de la época: el comunismo.
Ahora, también de rojo deleznable como en aquel entonces, la historia se
repite.
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