lunes, 4 de abril de 2016

El Estado y usted

“Somos esclavos de nuestra irresponsabilidad y víctimas de nuestra responsabilidad”
  
La muerte en la calle y en brazos de su mamá del bebé Maycol, saturó las redes de críticas al sistema nacional de salud, y con razón. Sin embargo, muchos/as, todavía con la túnica farisea de la Semana Santa, centraron sus ataques en el sistema estatal, obviando un aparente resumen del historial clínico en el que la responsabilidad no está concentrada.
Producto de mala gestión, robos descarados, más de 4,000 plazas fantasma que nadie quiere depurar y un voraz y depredador sindicato que devora los recursos, entre otras cuestiones, el sistema de salud es nefasto y está en crisis. Sin embargo, la responsabilidad individual, también lo está. Además, nos hemos acostumbrado a que apenas el 30% de la población -que paga impuestos directos, el resto no lo hace- cargue con la exigencia de los “derechos universales” (de todos), y eso tampoco es soportable ni ética ni financieramente. Así las cosas, es frecuente que el antisistema se excuse y se refugie en el único discurso colectivista de “la obligación del Estado” para criticar y promover nuevos mecanismos recaudatorios que permitan “construir un estado benefactor eficiente”.
Desde que el estado del bienestar se instituyera, los estatistas aprendieron cómo manipular echando la culpa de casi todo a ese ente ficticio y aliviando sus propias conciencias y las de sus seguidores. Pude leer a una tuitera culpar “al Estado por no haber enseñado a la mamá [de Maycol] a serlo”, como si cientos de años de ausencia estatal hubiese impedimento que la humanidad progresara.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, fue elaborada por comisiones. Es interesante estudiar, a modo de ejemplo, el proceso del artículo 26 que trata el derecho a la educación y cómo, casualmente, se otorgó al final el derecho preferente a los padres. No hubo, por más de un año, ninguna intención de que fueran los progenitores; el Estado se encargaría de educar a los niños. Un mundo socialista que algunos pretenden perpetuar, a costa de otros, cuando a fin de cuentas parece que “Solamente hay un derecho humano básico: el derecho a hacer lo que a uno le plazca. Y con él viene el único deber humano: cargar con las consecuencias” (O´Rourke).
Comencemos por asumir responsabilidades. En el caso de Maycol, si se quiere ver desde un punto de vista estatista, habría que preguntarse la razón de no haberle quitarle la custodia a una madre señalada (según el resumen clínico) de negligencia. Yendo más allá, incluso, proponer si hay qué prohibir tener mas hijos a quienes no “pueden o deben” por diferentes causas, o entrar en ese debate infinito y enredado de que gustan los estatistas para limitar la libertad.
La responsabilidad individual es la que debe de primar, aunque eso es políticamente incorrecto formularlo -y menos exigirlo- cuando hay una generaliza e irreflexiva aceptación de lo público como solución única y obligatoria. La salud, la educación, el desarrollo personal, etc., no pueden dejarse en manos de otros o de entes acéfalos o corruptos. Incluso el mejor Estado posible no solucionaría la dejadez de sus ciudadanos. Maycol tuvo la “mala suerte” de que confluyeran demasiadas cosas, y le costó la vida. El sistema de salud fue una, pero no la única, y quizá ni la más importante.

Dejemos de hablar de estado fallido o sistemas en crisis y analicemos el fracaso de todos ¿Realmente asumimos nuestras obligaciones personales, familiares y sociales? Gritar, despotricar y rasgarnos las vestiduras, es la acción posterior a la desgracia y la máscara ferial para no ver, pero sobre todo no aceptar, nuestras propias debilidades.

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