“Somos esclavos de nuestra
irresponsabilidad y víctimas de nuestra responsabilidad”
La muerte en la calle y en brazos de su mamá del
bebé Maycol, saturó las redes de críticas al sistema nacional de salud, y con
razón. Sin embargo, muchos/as, todavía con la túnica farisea de la Semana
Santa, centraron sus ataques en el sistema estatal, obviando un aparente
resumen del historial clínico en el que la responsabilidad no está concentrada.
Producto de mala gestión, robos descarados, más de 4,000
plazas fantasma que nadie quiere depurar y un voraz y depredador sindicato que devora
los recursos, entre otras cuestiones, el sistema de salud es nefasto y está en
crisis. Sin embargo, la responsabilidad individual, también lo está. Además,
nos hemos acostumbrado a que apenas el 30% de la población -que paga impuestos
directos, el resto no lo hace- cargue con la exigencia de los “derechos
universales” (de todos), y eso tampoco es soportable ni ética ni financieramente.
Así las cosas, es frecuente que el antisistema se excuse y se refugie en el único
discurso colectivista de “la obligación del Estado” para criticar y promover
nuevos mecanismos recaudatorios que permitan “construir un estado benefactor
eficiente”.
Desde que el estado del bienestar se instituyera,
los estatistas aprendieron cómo manipular echando la culpa de casi todo a ese
ente ficticio y aliviando sus propias conciencias y las de sus seguidores. Pude
leer a una tuitera culpar “al Estado por no haber enseñado a la mamá [de
Maycol] a serlo”, como si cientos de años de ausencia estatal hubiese
impedimento que la humanidad progresara.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, fue
elaborada por comisiones. Es interesante estudiar, a modo de ejemplo, el proceso
del artículo 26 que trata el derecho a la educación y cómo, casualmente, se otorgó
al final el derecho preferente a los padres. No hubo, por más de un año, ninguna
intención de que fueran los progenitores; el Estado se encargaría de educar a
los niños. Un mundo socialista que algunos pretenden perpetuar, a costa de
otros, cuando a fin de cuentas parece que “Solamente hay un derecho humano
básico: el derecho a hacer lo que a uno le plazca. Y con él viene el único
deber humano: cargar con las consecuencias” (O´Rourke).
Comencemos por asumir responsabilidades. En el caso
de Maycol, si se quiere ver desde un punto de vista estatista, habría que
preguntarse la razón de no haberle quitarle la custodia a una madre señalada (según
el resumen clínico) de negligencia. Yendo más allá, incluso, proponer si hay
qué prohibir tener mas hijos a quienes no “pueden o deben” por diferentes causas,
o entrar en ese debate infinito y enredado de que gustan los estatistas para
limitar la libertad.
La responsabilidad individual es la que debe de
primar, aunque eso es políticamente incorrecto formularlo -y menos exigirlo- cuando
hay una generaliza e irreflexiva aceptación de lo público como solución única y
obligatoria. La salud, la educación, el desarrollo personal, etc., no pueden
dejarse en manos de otros o de entes acéfalos o corruptos. Incluso el mejor
Estado posible no solucionaría la dejadez de sus ciudadanos. Maycol tuvo la
“mala suerte” de que confluyeran demasiadas cosas, y le costó la vida. El
sistema de salud fue una, pero no la única, y quizá ni la más importante.
Dejemos de hablar de estado fallido o sistemas en
crisis y analicemos el fracaso de todos ¿Realmente asumimos nuestras
obligaciones personales, familiares y sociales? Gritar, despotricar y rasgarnos
las vestiduras, es la acción posterior a la desgracia y la máscara ferial para
no ver, pero sobre todo no aceptar, nuestras propias debilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario