No se donde está usted, pero le animo a atreverse a cruzar
la línea de la
decencia
Los numerosos hechos revelados por la justicia y la corta memoria nacional,
acumulan en el baúl de los recuerdos efemérides que amplifican la
nefasta acción gubernamental, iniciada aquel 14 de enero de 2016 y refrendada cum laude desde mediados de 2017.
El principio de acción-reacción es la forma de actuar de quienes se siente acorralados y toman insensatamente decisiones. El pasado 21 de Enero se
revelaba el caso Odebrech y detenía
en Miami al excandidato presidencial Baldizón; el 26 se arrestaba al exministro de la
Defensa Nacional -Mansilla- e ipso facto se cesaba al ministro de Gobernación.
El Presidente no asimiló que fuera enjuiciado quien le concediera un inmoral bono de Q50,000 mensuales; la ilegalidad sigue pendiente.
Con ministro nuevo
comenzó Febrero y se
sucedieron otros acontecimientos. El 16
se destapó el caso del general Melgar Padilla, aun
por resolver después de graves omisiones por parte
del Alto Mando; el 22 se registraron oficinas
de lo que se ha conocido como
“caso
EMPAGUA”; el 23 se detuvo al abogado López Villatoro -rey del tenis- en un control
policial y el 24 se hizo un
allanamiento en vacío porque posiblemente hubo filtraciones y huyeron los señalados. El 26, un mes después
de cambiar al ministro, se destituyó a la cúpula de la policía para “oxigenar”
la institución, concepto no explicado por el nuevo funcionario de
gobernación y mucho menos a quienes sirve
ese oxigeno, más necesario para aquellos que están
en “cuidados intensivo
judiciales” que a la situación de mejora que reflejan las cifras en relación con la
actuación de la PNC. Además, ¿qué sistema
aguanta jubilar a comisarios de policía con 38 años?
Causas que llevaron a consecuencias irreflexivas y evidencias contundentes de que el gobierno no está por arreglar las cosas -escenario posible a inicios de año-
sino que por el contrario ha tomado la ruta de la
confrontación, y mientras los
presidentes del Ejecutivo y del Legislativo desvían la atención hablando de desarrollo económico
o de propuestas de futuro,
son incapaces de abordar los auténticos problemas del presente. El Presidente Morales cedió la iniciativa al clan
Arzú y la política toma un preocupante rumbo que alimenta el golpe de estado
técnico, con esa elegante forma de arrebatar las
instituciones aplicando barniz de legalidad, forma de
proceder de “golpistas democráticos” que han creído que el poder es suyo y que
los votos legitiman cualquier acción ¡Vamos, tal cual
nos decían que ocurría en
Venezuela y querían evitar que sucediera aquí! No se donde está usted, pero le animo a atreverse a cruzar la
línea de la decencia.
A pesar -o quizá por ello- de que de ocho presidentes vivos de la
era democrática guatemalteca, dos estén en prisión, uno ya cumplió
condena en USA, dos más pendientes de antejuicios y un
tercero huido a Panamá, el país es referente internacional en la lucha contra la corrupción.
La formación del Frente ciudadano contra la corrupción
muestra que el problema hay que abordarlo desde todos
los sectores y dejar de lado
el falso discurso de la lucha ideológica. Necesitamos un gobierno de
transición -y no es este- que implemente pilares de decencia: ley de servicio civil,
contrataciones
claras, justicia eficiente, etc. ¡Bases
sobre las que construir
el futuro!
A mediados de Febrero
pronostiqué la remoción de la cúpula policial, ahora me atrevo a augurar un mal futuro para la actual Comisión de Postulación y varias sorpresas
poco halagüeñas para Semana Santa. Al igual que
entonces: veamos si el tiempo me vuelve a dar, lamentablemente, la razón.
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