lunes, 22 de abril de 2019

“No te preocupes mi vida”. Bueno si, un poquito


Desde la captura -y colaboración- de la Reina del Sur, las fichas del dominó han ido cayendo poco a poco

Entre amigos, familiares y conocidos, sé de muchas personas que gustan de novelas colombiano-mexicanas que Netflix ha puesto de moda -como Narcos- y en las que resueltas y exuberantes mozas comparten escenas con malvados y fornidos rufianes. Quienes siguen esas interminables series, gozan de momentos de tensión, pasión, criminalidad y dinero mal habido, amén de peculiares historias producto de la creatividad del guionista. Pero la realidad supera a la ficción y con la atención puesta en Netflix ignoramos, con peculiar malinchismo chapín, una realidad nacional más sabrosa y diversa, aunque igual de criminal.
La detención en USA del candidato presidencial de la UCN, Mario Estrada, -y de González Mayorga- añade al enredado guión nacional, un capítulo que muestra que los narcotraficantes trabajan mejor con un gobierno cómplice y los políticos necesitan de ellos para financiar sus campañas. Y como un clavo saca a otro, olvidamos que el también candidato presidencial Baldizón está bajo control del FBI y el otrora presidencial Sinibaldi en busca y captura internacional. Un país con tres candidatos presidenciales detenidos o buscados por lavado de dinero o narcotráfico es otro record mundial que desconocemos, pero del que no se desentienden inversores ni agencias de análisis de riesgo financiero. A los “protagonistas” citados se agregan otros -juzgados y condenados por similares delitos- como el diputado Ubico o el aspirante a alcalde Arnoldo Vargas, así como aquellos pendientes de extradición por narcotráfico como la exvicepresidenta Baldetti o el exministro de Gobernación López Bonilla. Definitivamente, Netflix nos tiene abandonados, tantas series foráneas de historias ficticias y olvidamos “La Cosa Nostra”, que tiene suficiente enjundia para estar en pantalla los próximos años. Pendientes de telenovelas baratas, nos hemos acostumbrado o dejado de percibir esta realidad nacional que nos sitúa a la cabeza de los países con historias excitantes, más reales que noveladas.
Desde la captura -y colaboración- de la Reina del Sur, las fichas del dominó han ido cayendo poco a poco y sucesivamente elevándose el nivel de importancia criminal de los detenidos, razón por la que verá en redes sociales como inmorales y autoritarios condenan continuamente al “sapo” o al “soplón”. No desean que hablen quienes tienen información porque terminan revelando nombres de dirigentes del crimen organizado. Baldizón, tan “valiente” en 2015 y decoroso con sus campos pagados en prensa en los que pedía “perdón” al pueblo de Guatemala, actuó como hacen los acorralados: salvar su pellejo a cualquier precio y denunciar entorno y personas con las que transó.
En ese marco debe entenderse la importancia de la detención de Mario Estrada y González Mayorga. En unos meses veremos caer otros sujetos implicados en crimen organizado que por años, y con el consentimiento y apoyo de algunos, han tenido las riendas del poder, evitando que este país salga de la pobreza e ignorancia que necesitan para continuar con sus crímenes. Surge la pregunta de ¿cuántos -o cuántas- “Marios Estrada” más tenemos como candidatos en estas elecciones? porque varias figuras políticas de su entorno muestran una red que las relaciona con otros partidos y personajes políticos.
¿Qué más falta en este país para que los ciudadanos honestos -la mayoría- reaccionen de una vez por todas y tomen cartas en el asunto? Pareciera que Netflix nos adormiló y seguimos en espera de la temporada 75 y del capítulo 382 para aceptar quién es el asesino y cuánto robo, en un desenlace eterno de esos que nunca llega, aunque desde el inicio se conoce sobradamente quien es el  malvado o a la pérfida.

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