Juvenal nunca intuyó
que su famoso “panem et circenses” llegaría al siglo XXI de esta pintoresca
forma.
Que el Presidente Bukele es una “mago de las redes” está fuera de
duda. Un tuitero milenia que sabe
como encandilar al ciudadano moderno, más pendiente de lo inmediato que active
sus emociones que de reflexionar algunos minutos, lo que seguramente le cobrará
el futuro.
Vivimos una época de políticos
tuitero-populistas que, aunque con modos diferentes, pretenden -y consiguen- el
mismo fin: llamar poderosamente la atención. El pionero fue Trump, pero luego
se subieron al carro mediático-festivo Bolsonaro, López Obrador, Bukele y más
recientemente Evo Morales, o nuestra estrella nacional: Neto Bran. Saben que el
ciudadano promedio dedica a pensar un tiempo similar al que utiliza para
cepillarse los dientes, y el resto son emociones que se pueden manejar. De esa
cuenta, se despide a funcionarios por Twitter, se explica la salida del país de
foros internacionales en el Facebook o el impeachment
se conoce a través del Instagram. Juvenal nunca intuyó que su famoso “panem et circenses” llegaría al siglo
XXI de esta pintoresca forma.
Es así como el Presidente de El Salvador anunció su colaboración con
China y mostró algunos ofrecimientos del país asiático que contribuirán “al
desarrollo y al progreso social”, famosa frase que gusta a no importa qué
político. Sus seguidores -y tiene 1,2 millones- entran en éxtasis y aplauden
los logros políticos de su líder a la vez que refutan cualquier argumento de
sus oponentes. En definitiva, gustan reconocer y considerar cómo un país
comunista -¡si, de esos que se imponen autoritariamente a sus ciudadanos!-
termina por doblarle el codo a uno de los “pulgarcitos del mundo” con ofertas tales
como edificarles un estadio o una biblioteca con grandes ventanales ¡Oh
maravilla!, tanto repetir lo del plato de lentejas entre Esaú y Jacob y dos
milenios después lo único que cambio fue la legumbre por llamativas y modernas
construcciones.
China es una dictadura comunista, a ver si terminamos de entender las
cosas. Justamente uno de esos regímenes que la mayoría de gobernantes rechazan
por antidemocráticos, aunque solamente, y al parecer, durante la campaña
electoral. Los mismos que imponen a sus ciudadanos normas medievales o salarios
de miseria, además de un fiel adoctrinamiento. Gobiernos que matan a disidentes
previos juicios sumarísimos sin ninguna garantía de ley o les dicen cuantos
hijos tener o qué hacer con los “sobrantes”. Estados que cierran sus fronteras
y crean una prisión llena de habitantes a quienes presionan, imponen y conducen.
En definitiva, una especie de genocidio político consentido del que no gusta
hablar desde el de la revolución rusa que exterminó a 20 o 30 millones de
personas, cifra aún sin definir, lamentablemente. De la China, se sabrá en su
momento, quizá allá por 2100 al ritmo que vamos.
Es curioso como progres que se autoproclamados socialdemócratas y
antineoliberales, resulta que argumentan justamente el poder económico chino como
referente para negociar. No entienden que a un mercado de 1,500 millones de
habitantes no le interesa para nada un país pequeño de apenas 6 millones de los que un tercio son migrantes en USA, además de no tener capacidad de
producción masiva. Lo que China busca es un espacio geopolítico que le sirva
para confrontar a los EE.UU., como antes lo hizo la URSS -analicemos aquella
Europa del Este- y así lograr un posicionamiento geoestratégico ventajoso, con base
militar incluida. Cuando los tuiteros salvadoreños se enteren -o quizá sus
hijos o nietos- no habrá mucho qué hacer como ocurre en otros países latinoamericanos
y especialmente africanos.
Pero bueno, igual suben esto al Twitter para que los apasionados le den
“like” o se encabronen ¡Vivan las
redes y las emociones!
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