lunes, 3 de julio de 2023

Toca resolver el dilema

Los discursos políticos son eso: discursos, y cuando se alcanza el poder no se suele actuar como en campaña electoral

Ganó el voto nulo por decisión de la mayoría de los ciudadanos, y de eso se trata la democracia, aunque no habrá una nueva elección. El sistema está mal diseñado y pasan a segunda vuelta los candidatos dos y tres, lo que vulnera el deseo mayoritario y expone un grave problema de diseño institucional. 

Aunque la UNE representa “lo tradicional”, hay que concederle los más de 800 mil votos obtenidos y quizá otros 200 mil derivados a VOS, y cuya suma es similar a los de 2019. Semilla se presenta como “nuevo y antisistema” aunque en la presente legislatura ha participado en el Congreso, y obtiene sorpresivamente un alto número de votos. El resto de partidos no ha sido desplazado por la “izquierda”, sino por el cansancio y el hartazgo de la corrupción. 

La pregunta sin respuesta es hacía dónde se encaminarán los votantes en la segunda vuelta. Suponiendo que quienes eligieron esas dos preferencias continúen con ellas, la participación baje al 40/45% y se reduzca el voto nulo que no tiene efecto práctico en esta oportunidad, habrá unos 2 millones de votos “disponibles” por atraer. Recordemos cómo en las pasadas elecciones Thelma Aldana apostó por Telma Cabrera, pero también Sandra Torres se alió con cualquier grupo en su voracidad por el poder. Muchas combinaciones son posibles, y hay que esperar a ver si el ciudadano se decanta por un partido tradicional y pragmático -UNE- o apuesta por algo nuevo y hasta cierto punto esperanzador -Semilla-

Ambos son de marcada izquierda económica -la UNE migró hacia el utilitarismo-, lo que representará un importante gasto público que pagará el contribuyente. Proponen proyectos sociales clientelares, intervencionismo estatal, subsidiariedad y temas de una agenda progresista con matices populistas, pero requieren de pactos, y Sandra -igual que en esta legislatura- lo tiene mejor con el Congreso electo. A Arévalo le será complejo, y abre una puerta a utilizar las manifestaciones populares como mecanismo de apoyo y presión. La UNE es socia de los partidos que han obtenido mayoría de diputados, mientras Semilla atraería votos de partidos minoritarios, con los que coquetea en el hemiciclo, aunque serán suficientes. Quizá haya que reflexionar sobre si es mejor tener amigos y aliados que enemigos con poder, y analizar el riesgo.

Hay que destacar, también, un voto más en línea en la UNE: presidencia, congreso y municipalidades, lo que optimiza teóricamente la gestión pública. No ocurre con Semilla que experimenta un fenómeno similar al del MLP en 2019: aceptación presidencial -y en el Congreso en este caso-, pero con un único alcalde en todo el país ¿Cuál opción generará más equilibrio de poder?

La ciudadanía reclama cambios y está harta, de ahí que el ganador de estas elecciones sea el voto nulo, pero no todos comparten la forma de hacerlo. El dilema no es fácil porque la incertidumbre y el rechazo son los elementos principales. Lo que ocurra dependerá de muchos factores, algunos todavía desconocidos, y especialmente del sentir ciudadano en el momento de depositar su voto. Los discursos políticos son eso: discursos, y cuando se alcanza el poder no se suele actuar como en campaña electoral. Yo me fijaría, entre otras cosas, en el costo económico y social de la oferta, en los hechos, en el pasado y las acciones de cada candidato, en el sentir personal después de haber meditado responsablemente el voto y en lo que ocurre en el entorno político regional. Cualquiera puede equivocarse, pero quien no analiza la situación y se deja llevar por la emoción tiene muchas más posibilidades de errar, y de lamentarse luego.


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