A don Pepín y su familia…., y a otros miles de cubanos.
¿Acaso conoce usted a algún cubano triste o indiferente?. Mucho se habla de cómo este mundo está siendo cambiado por la tecnología, la globalización, la revuelta cultural y otros cientos de vectores. Sin embargo, poco o nada se ha hablado del carácter de las personas. Al final, es el ser humano, el individuo y su forma de ser y entender el mundo, el que provoca el cambio y, sobre todo, quien imprime la velocidad a la que se hace.
No puedo dejar de sorprenderme de ese extraordinario carácter de los cubanos. Cubanos de la isla, cubanos emigrados en alguna parte del mundo y cubanos residentes en los Estados Unidos. ¡Qué más da!, cubanos al fin y al cabo. Desconozco si el carácter del pueblo cubano es anterior a Fidel o, por el contrario, consecuencia de la reacción a esa criminal y férrea dictadura que ya dura demasiado, desde hace tiempo. Como no quiero dejarle al régimen esa grandeza, me prendo a la idea de que los cubanos siempre fueron así. Una prueba de mi convencimiento es la cara de resentidos y estreñidos que tienen los afines al régimen, señal de que este último no provoca la alegría que desprenden quienes ya se zafaron de él, aunque para muchos sólo sea una esperanza.
Pero, no solo es la felicidad que proyectan. También, y creo que es mucho más importante, la simpatía, la solidaridad, la camaradería, el espíritu emprendedor, la iniciativa, la facilidad de inventar no importa que instrumento para solucionar cualquier problema, la improvisación efectiva, la adaptación, en resumen, la humanidad. Posiblemente, sea mucho decir (aunque me atrevo) que el pueblo cubano reúne concentradas la mayor parte de las mejores virtudes que podríamos tener los seres humanos. ¡Coño chico, te pasaste!. No conozco otro colectivo al que se le pueda adjudicar tal cantidad de atributos positivos en su proyección como personas, además de haber tenido la capacidad de aguantar a ese dictador moribundo y todos sus caprichos de enfermo mental.
Es por eso, que el cambio en Cuba no lo va a hacer ni Raúl ni su pléyade de adictos o sumisos al régimen, sino los cubanos. Los que están en la isla y los que tuvieron, pudieron o quisieron salir afuera. También, por supuesto, los adictos al régimen. ¿Saben por qué?, porque la generosidad, igualmente, forma parte de ese carácter cubano y terminarán aceptando a quienes les oprimieron como parte del motor del cambio. Hasta ahí llega ese carisma en la forma de ser.
Tuve la oportunidad de hospedarme recientemente en una casa de cubanos. No me conocían, nunca me habían visto, pero tampoco me preguntaron. Compartieron cuanto tenían: su casa, su comida, su vehículo, su conversación, su sonrisa, su optimismo y su amistad, solo, porque yo era una persona como ellos. Afortunadamente, no son una excepción. Los puede usted encontrar en los aeropuertos, en los hoteles, en los centros comerciales norteamericanos, en las calles, en los cafés y seguro en su barriada o condominio y, la mayoría, responderán como cubanos.
Si algo ha hecho grandes a los individuos ha sido el espíritu especial que los ha animado y situado en la cumbre del progreso en cualquier época. Ahora están oprimidos, subyugados, avasallados, pero eso no será eterno. Llegará un momento que saldrán a la luz, con todo su potencial y energía.
Mientras tanto, muchos de nosotros nos levantamos de mal humor, no compartimos, apenas bromeamos, nos malhumoramos en el tráfico y nos molestan los demás. Yo me pregunto: ¿por qué no somos un poco más cubanos?.
Hola, soy cubano, vivo fuera de Cuba, y me he sentido emocionado por sus palabras, le agradezco en nombre propio y en el todos los cubanos los hermosos calificativos que utiliza para describir a mi pueblo. Seguro estoy que usted tambien ha sido merecedor del trato que ha recibido. Un saludo!
ResponderEliminarHOLA! estudio periodismo y estoy tratando de conocer testimonios de cubanos que han emigrado a España, pues tengo que hacer un reportaje basado en eso. Si alguien se encuentra en esa situación y me puede ayudar, se lo agradecería. Gracias!
ResponderEliminar