Ante la falta de éxito en la investigación de una campaña nacional de desprestigio contra la CICIC, el Comisionado Dall’Anese busca ahora culpables del descrédito en el ámbito internacional. Hasta la fecha, el Comisionado se había mantenido semi-discreto y no aparecía mucho en los medios, dedicándose a lo que sabe y debe hacer con entusiasmo y consagración: investigar esos poderes paralelos al Estado que nos embarran y que cada vez parecen menos ocultos para todos, excepto para él. Sin embargo, cuando los resultados no son los deseables, se cuestionan o los casos no se concretan suficientemente o se desmoronan, parece que la salida hacia adelante pasa por crear un distractor -como hacen muchos gobiernos-, en este caso, la campaña de desprestigio.
Muy ingenuo debería ser el señor Dall’Anese si cuando asumió el cargo no evaluó que más que campaña lo que hay son grupos de ciudadanos que no aceptan -y es legítimo- a la CICIG como forma de arreglar los problemas de país; otros que no la quieren, sencillamente porque no les gusta, y otros más desde fuera que no están dispuestos a que sus impuestos vengan a un país donde las autoridades y los ciudadanos hacen muy poco por arreglar sus propios problemas y quedan a la espera de la caridad menesterosa de la cooperación internacional. También debería valorar que las campañas se pueden dar en ambos sentidos: aquellas que tienen a desprestigiar y las que ensalzan. Ambas crean sentimientos extremos y encontrados. La primera porque rechaza al ente, la segunda porque lo diviniza y aunque las dos generan una imagen distorsionada, la atención sólo se centra en una de ellas. Muchas personas hay en el país que diariamente encumbra a la CICIG, lo difunden en campos pagados, escriben resaltando sus bondades, destacan las cualidades sobrehumanas de sus integrantes y suben artificialmente el nivel de expectativas por encima de lo que sería habitual. Hasta el momento, el éxito no está en consonancia con lo esperado, con el tiempo, con los recursos invertidos y con el esfuerzo empleado. Ese grupo de optimistas que niegan la realidad de las cosas, los pro-CICIG y los que toman tragos con sus representantes, los condecoran, ensalzan y proyectan a los cielos, son tan culpables como aquellos que sin pruebas son acusados de crear un clima de intranquilidad en el país ¿Por qué no se les persigue o critica con la misma contundencia?
El recién anuncio de un cabildeo internacional en su contra pone de nuevo en el candelero el tema del desprestigio y de la persecución. Sin embargo, es el propio juez quien acusa sin aportar pruebas al respecto ni decir a quienes visitó Robert Gelbard, que es la persona que supuestamente complota. Ese tipo de acusaciones que arriban al resultado final sin que medien las pruebas que conducen al mismo, son idénticas a las que en su momento utilizó Castresana y salpicó de lodo a muchos generadores de opinión del país para que, a la fecha, todos hayan sido exculpados. Es preferible, señor juez, ser más prudente y aprender de los errores del pasado para no cometerlos en el futuro. Si lidia con esa CICIG es porque su antecesor abusó en muchos comentarios y se extralimitó supongo que aconsejado por el mismo director de comunicaciones que usted tiene ahora. No haga lo mismo o presente las pruebas que tenga. ¡Ah!, que le conste: no me he puesto de acuerdo con el tal Gelbard ni con otros.
Señor Trujillo, los casos que CICIG, como fiscalía, ha tomado a su cargo e investigación son, por mencionar algunos, Maskana, con todo y una casa expropiada para cubrir lo defraudado al fisco; la investigación sustentada en pruebas, no arengas ni opiniones, del caso Rosemberg y condena de sicarios responsables; el caso de la asociación "Primavera", sobre adopciones anómalas, con niños rescatados; la depuración del MP, caso Matus, y de la Corte Suprema; la muerte del inspector Rivera, aun con un capturado en Estados Unidos (así de eficiente la investigación); la matanza de Zacapa; los peculados de Portillo y de los militares Ríos Sosa y Chacón; la ejecución extrajudicial en Pavón; la investigación sobre amenazas a Nineth Montenegro, que señaló a una ONG de Cobán de ser responsable; y la depuración de mandos policías, entre otros. Además, reformas necesarias a leyes penales, como reforzar sanciones y los juzgados de jurisdicción especial. Y sí hay campaña contra CICIG, eso es comprobable. Si no, ¿por qué los conservadores, gregarios en sus ideas, despotricaron al unísono al grado de referirse absurdamente a la vida privada de Castresana? CICIG es una ayuda, nada más. La ayuda se agradece. Y no se dilucida por ningún lado, viéndolo objetivamente, que esa cooperación haya sido tan intrusiva como la exageran. Claro, la mayor gracia de CICIG está por venir, que es señalar con nombres y apellidos a los grupos paralelos de poder que trafican droga y armas, mercan con contratos estatales, evaden impuestos (santos mercaderes que dan trabajo y son emprendedores), piden prerrogativas y matan a quien se pone en su camino. No ha cantado la gorda valquiria la última aria aún. Pero vendrá. Todavía no hay condiciones de hacerlo en Guatemala. Todo a su tiempo. De ahí el miedo de la Corona y la Iglesia a Robespierre. Usted ya sabe cómo se mueven las cosas en la Guatemala tercermundista y lo débil del sistema judicial. Que no esté de acuerdo usted con CICIG, es válido, está en su derecho de conciencia. Sobre Gilbert, consultor de temas “republicanos”, lo contrató gente de los monopolios del país. ¿Por qué será? Si bien eso no es delito. Ahora, atacar la credibilidad de la jueza Galicia como pretendían los asesores de medios de los Váldez Paíz, sí es delito de calumnia contra ella, además de obstrucción a la justicia por su función judicial. Uno de ellos, no recuerdo el apellido, no el de apellido francés sino el otro, es cercano a conservadores de ultraderecha de la universidad Marroquín con espacios en algunos medios menores y de difusión cada vez más desapercibida, como el plutocráta y agónico Siglo XXI. Por cierto, fue Nasser, y no Sadat como usted dijo en el noticiero de Canal Antigua en una ocasión, quien nacionalizó Suez. Un gusto dirigirme a usted. Como siempre, más gusto leer su opinión, aunque a veces sean tan hepáticas.
ResponderEliminarEstimado Gustavo,
ResponderEliminarMuchos meritos le ha puesto a la CICIG. le pondre en la otra balanza el caso Matus, sin resolver ni procesar, el de la ex esposa del PDH, el del ex director de la PNC ahora exculpado, el del magistrado de la CC acusado publicamente con escuchas relefonicas que no correspondian..., de los casos exitosos unicamente ha sido sentenciado, salgo que me equivoque el de Rosemberg, el resto o son acusaciones sin probar aún o juicios pendientes de desarrollar que veremos como terminen: Paiz, Giamattei, etc..., por tanto no creo que haya motivos para mucchas alegrías despues de meses de inversión y trabajo. El es fiscal que dimitio la CC nunca se supo porque lo puso el presidente, ni la CICIG le exigio mas explicaciones que la renuncia. Hay otras personas acusadas por CICIG que no solo han estado en prisión, sino que ahora están libres sin cargos.
La vida privada de un personaje publico que pide honorabilidad, creo que es correcto y justo sacarlo a la luz. Recordemos que algunos pollicias de CICIG fueron cesados y despedidos por cometer faltas preocupantes y otros funcionarios, tres para ser exacto tuvieron acusaciones de acoso sexual. Uno de ellos en busca y captura.
Ademas, la CICIG ha creado un grupo de presión que termina por debilitar el sistema de justicia, porque si no está de acuerdo con ellos es puesto en evidencia y perseguido mediatiacamente, por personajues que además son inmunes... curiosa proporcion y equilibrio que promueve la justicia que exactamente es eso: equilibrio y proporción.
Ahora acusan al tal senor Gibert., pero pruebas, NINGUNA. La acusación es de lobista empresarial, pero no dice con quien se entrevisto y mucho menos lo que hizo, aunque ya tiraron la piedra, acusaron y condenaron, lo mismo que hizo Castresana en su momento. Pruebas.... NINGUNA
Al igual que usted acusa a alguien cercano a la ultraderecha de la UFM y no lo nombra, pero tira la piedra sin datos... es exactamente lo que hacen ellos. Lo importante es salpicar de tierra el entorno que no gusta.... el resto..., eso no importa y vendra despues. Es la forma de hacer justicia de cierto sector particular que pretende que las cosas son como la generalidad se lo permite..., sin entender que la justicia no se puede imponer desde la injusticia ni desde organos que tienen incentivos perversos para funcionar.
En todo caso estamos en una pais libre opinador y.... puede pensar como desee... igual un dia cae en esa red de CICIG y ve las cosas de otra forma, tal como algunos ya han hecho.
Los casos que pone de ejemplo son acusaciones... no casos juzgado, por tanto el exito de los mismos debe someterse a prueba... ?la soportaran?..., esperemos a ver que ocurre.
PD. NO se si ha leido el dossier que menciona de la acusación sobre la campana de la jueza Galicia... supongo que si por lo que afirma...,aunque tengo mis dudas... deberia hacerlo.
Gracias como siempre. Pedro
Pedro, ya encontré todos los artículos que fueron sometidos al peritaje del tal Morales Monzón (los tuyos, de MYDD, Zapeta, etc., creo que son más de 10 artículos). Vamos a hacer un peritaje independiente (por si ustedes tienen algún abogado, avísame y se lo pasaré), en caso de que vayan a demandar a la CICIG o a quien consideren pertinente demandar. Cualquier cosa, escríbeme para decir para cuándo necesitarán el peritaje. Lo voy a hacer yo y un par de peritos-lingüistas más, uno de México y un española, así será objetivo el trabajo. Un saludo siberiano, Antón
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