La alianza GANA-UNE parecía la boda real británica hasta que, necesariamente, estallaron los primeros escándalos. Sabían -pero debieron olvidar- que en política únicamente hay intereses jamás amigos y de esa guisa se han comportado. Los primeros desacuerdos llegaron cuando todos querían ocupar las primeras casillas de listados para diputados. No sopesaron que quienes se unieron a la UNE eran pesos pesados de aquel engendro que se denominó GANA y todos deseaban seguir con el mismo hueso. Estos últimos tampoco valoraron que los otros pensaban igual. Imperdonable laguna mental de ambas partes; se ve que aquello de la “inteligencia” sigue pendiente. Al jeroglífico hay que sumar la desmedida ambición de Sandra Torres que impide que alguien asome la cabeza para hacerle un mínimo de sombra política. Si descabezó al propio Presidente y al Vicepresidente, ¿qué pueden esperar los demás?
Sin embargo, el alegrón de burro electoral duró poco. Los diputados de la GANA se dieron cuenta de que en algunos Departamentos no es posible continuar con la alianza y decidieron tomar su propio rumbo y, a lo interno, la salida de Gloria Torres ha descubierto el verdadero ambiente que se vive en el seno de la UNE. Las encuestas -aunque subieron algunos puntos- distan mucho todavía del primer puesto y la distancia hace pensar que es posible que se acerquen, pero difícil que lleguen a esa altura, mucho menos que la rebasen. Se suma el enorme y mantenido nivel de rechazo de la ex esposa presidencial y la cantidad de personas que opinan que “jamás votarían por ella” (recordemos el efecto “Menchú” en las pasadas elecciones). Por si fuera poco, en el interior, tampoco consigue una mínima ventaja. La “cáustica” batalla de Sandra no será solamente en las urnas, ese es el último de los peldaños que debe subir. Primero tiene que lograr ser inscrita y, posteriormente, que se solventen las impugnaciones que surjan. Toda una carrera de obstáculos con muchas probabilidades de tropezar en alguno de ellos o quedarse ahí varada.
Muchos en el partido se cuestionan si ella es la mejor oferta como opción presidencial o, por el contrario, deben comenzar a prever otras alternativas, aunque a la dama y a sus secuaces no les guste. El grupito contumaz, mirando exclusivamente sus particulares propósitos, nuevamente olvida que en política solamente hay intereses y a quienes militan en la UNE e intuyen el probable desastre -aún teniendo otras opciones- no parece gustarle la insistencia de la señora por la candidatura.
Tras aquella payasada del divorcio -ahora convertido en manifiesto y patente fraude de ley- comienzan las discusiones que pueden llevar a otro divorcio, el de la GANA de la UNE, pero sin que quede el amor profeso, ese anillo permanente que no desaparece de la mano de la divorciada o las cercanas vacaciones de Semana Santa. Y es que traición con traición se paga, y es posible que todo ese artificial montaje, esa comedia presidencial, no solamente evidencie la vulneración de la ley por la candidata sino también por el propio presidente y deje al descubierto todo un entramado que arrastre, en su caída, al partido y a aquellos tránsfugas que buscando el interés inmediato apostaron por ese espectáculo esperpéntico.
La elección del binomio vicepresidencial no asegura que se limen las evidentes asperezas y tampoco está claro que permitan en primera instancia la inscripción de Sandra Torres. Es de esperar que esta semana y la siguiente sean claves ¡Ahí veremos que ocurre!
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