lunes, 8 de octubre de 2012

Romería de vende patrias


 Somos iguales ante la ley, pero no ante quienes se encargan de ejercerla

Tal y como me enteré: Días atrás, se convocó una reunión en una embajada europea fiel colaboradora económica y política de ciertos colectivos. Asistieron representantes diplomáticos y dos grupos diferentes de personas. En uno había un magistrado de la CSJ que llegó a pedir árnica porque se siente “amenazado y presionando" y solicitó a la comunidad internacional que avale sus posturas y decisiones judiciales. Lo que en definitiva promovía el "juez" era la injerencia externa para que sus "imparciales" sentencias -cualesquiera que sean- tengan el visto bueno "internacional" y consecuentemente se validen sin discusión. Como ha sido costumbre, el manoseo y la politización de la justicia sigue siendo el arma que esgrimen determinados personajes y organizaciones para legitimar sus intereses aunque no corresponda en ley. El segundo de los grupos lo integraban miembros de CALDH, de la Comisión Internacional de Juristas y del MP, entre otros. Pedían igualmente la “intervención” diplomática porque según ellos algunos de los casos que “llevan” pueden perderse y necesitan del apoyo de quienes allí estaban. Quejumbrosos y desesperados, y ante la falta de investigación o de razón, las malas mañas y el ruido mediático son nuevamente las tácticas a utilizar para hacer “justicia”, sin importar el precio. El miedo de todos esos es que alguna decisión judicial pueda ir contra sus sutiles intereses y mermar el esfuerzo por alcanzar mezquinos objetivos -políticos no jurídicos- que promueven desde hace tiempo.
De mi cosecha: Se evidencia lo que se viene exponiendo por diversos comentaristas y en diferentes foros, aunque incrédulos y manipuladores lo nieguen: hay todo un complot por aparentar lo que no es y por forzar y sostener decisiones judiciales sobre la base del rentismo político-ideológico, sin importar si se cumple o no con la ley, porque eso no representa ayudas ni subvenciones. Los vividores de la cooperación internacional -que no son pocos- necesitan resultados tangibles para justificar el dinero que reciben y en demasiadas ocasiones -ahora vivimos algunas de ellas- manipulan las cosas para que sean como dicen que tienen que ser: hidroeléctricas, minería, medio ambiente, indigenismo, genocidio, etc., para seguir con esa forma de vida sufragada con las ganancias que reciben como “cooperantes” ¡Hasta los muertos son aprovechados por muchos de esos inescrupulosos! Y es que tras la anunciada salida de país de algunas embajadas y el recorte en las ayudas de otras, necesitan encontrar nuevos padrinos y el lamento quejumbroso -no el trabajo honesto-  es el medio empleado ante quienes llegan al país con buena voluntad -que no son todos- y con la esperanza de colaborar en el desarrollo nacional. Los donantes deberían de entender que un país no sale adelante mientras existan personas cuya forma de vivir sea mendigar fondos de la ayuda internacional y que además representan el mayor obstáculo para que se emprendan las reformas necesarias porque necesitan justificar -por encima de todo- ese estilo inmoral de subsistencia. No es preciso más injerencia, manipulación, politización ni mantener activistas refugiados bajo cobijo o inmunidad diplomática. Lo malo es que muchos donantes necesitan justificar la ayuda que por años llevan dando porque su carrera y la de sus antecesores puede depender de ello ¿Sabrán en sus países lo que hacen acá o, por el contrario, no tendrán información fidedigna de cómo y en qué invierten el dinero de sus contribuyentes? Mientras aquí se convocan reuniones de manipuladores, agentes de CICIG “trabajan” tomando fotos en Madrid ¡Basta ya de hipocresías!, pero sobre todo de hipócritas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario