“La
prueba suprema de virtud consiste en poseer un poder ilimitado sin abusar de él”
Sin epítetos para calificar ciertas actuaciones ignominiosas de CICIG que
no estén en ese grupo de vocablos que definen como “malas palabras”. Algunos
afectados han comentado cómo fueron objeto de persecución, presión,
interrogatorios y hasta permanencia en prisión por tiempo muy superior al que
determina la ley, algo que denunció el PDH y que don Dall´Anese olvidó menciona
en su último “informe”. Conocimos el desmentido de las acusaciones del
colaborador eficaz que utilizaron para mantener en prisión a los Valdés Paiz y
la denuncia del mismo sobre la presión recibida por personajes que tienen nombre
y apellidos y trabajan para CICIG/MP. Toleramos el descaro y la prepotencia con
que posicionaron mediáticamente aquel informe sobre “los jueces de la
impunidad”, con apenas algunos investigados porque no ha habido denuncias
concretas ni mucho menos pruebas fehacientes contra ellos. Asistimos al juicio -que
perdieron- contra el ex presidente Portillo y aunque a las primeras jueces que
lo absolvieron las quisieron inmolar (dos fueron incluidas en el informe
mencionado), no se atrevieron a hacer lo mismo con el tribunal en pleno que en
segunda instancia lo exculpó. Tampoco fueron muy “finos” en el caso Pavón y la
jueza presidente del tribunal les reprochó la presencia en la causa de muchos documentos
inútiles pero ninguna prueba, lo que sustentó la absolución de cuatro de los
acusados tras haber permanecido más de tres años en prisión.
Con ese panorama beige y olor nauseabundo, el segundo comisionado
-igual que ocurrió con el primero- se va cesado, aunque teatralmente despedido
con la hipocresía de la diplomacia que no admite públicamente fracasos ni discusiones
sobre autoritarismo. Aún caliente la silla, la prensa publica como la CC fue
presionada por la CICIG para que la extradición de Portillo se diera con
carácter de urgencia, amén de otras subliminales y delictivas insinuaciones de
un alto funcionario ¡Esto huele a podrido y apesta! Si los medios no hubieran
sacado a la luz el asunto seguiríamos con el dibujo angelical que nos han
querido vender -desde una izquierda radical- consultores y vividores de esa
aberración internacional que representa ingresos, poder e influencia para ellos
y su entorno. Hay también que señalar -con la misma contundencia- a ciertos magistrados
de la CC que enterados de lo que ocurrió -porque se levantó un acta- silenciaron
cobardemente y con complicidad el hecho, debiendo compartir responsabilidad
judicial que, al igual que con aquellos, nadie seguramente depurará ¡Hete ahí
el legado de CICIG: chantaje permanente al sistema de justicia! Recientemente
se conoció quien será tercer y último comisionado. Un colombino que se deja
leer en twitter y que a través de sus
comentarios desnuda su perfil e ideología.
¡Estamos muy mal! Vinieron a investigar aparatos clandestinos, pero se
volvieron más clandestinos que los que nunca indagaron; emplearon toda clase de
métodos sucios, como los que “pretendían” eliminar; promovieron la politización
judicial y se pasearon por las más elementales reglas de la ética y de la
justicia. Es la única misión internacional que ha tenido dos jefes y ambos han sido
cesados ¡Eso da vergüenza!, pero permite comprender como funcionan esos engendros
de mercenarios ideologizados. Concurrente con esto -¡por si no fuera poco!- surge
una denuncia por colusión -amparada provisionalmente por la CC- contra el magistrado
Barrientos y la Fiscal Paz, y también,
una iniciativa para derogar el mandato de CICIG. Se puede decir más fuerte,
pero no más claro: ¡esto es una basura!
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