"Mantén cerca a tus amigos, pero más
cerca a tus enemigos" (El Padrino)
Medios escritos recogieron declaraciones presidenciales en torno al
presupuesto 2014. Una de ella dice: “Yo
les agradecería a ellos -a los diputados- si me pueden decir de dónde
deberíamos bajar esos Q4 mil millones, porque salen el magisterio y el
Ministerio de Educación pidiéndonos más presupuesto; salen los trabajadores de
Salud pidiendo más presupuesto;...”. En vista de la gratitud ofertada propongo
que deje de privilegiar a los grupos de presión que señala. Los sindicatos pactan
con los políticos el desfalco del presupuesto y permutar prebendas a cambio de
tranquilidad social, ausencia de bochinches y manifestaciones. El estado
cooptado se subordina a mafiosos organizados, rentistas y cuentistas, acostumbrados
a desvalijar, protegerse con seguridad pública y no dar explicaciones. Lean un
par de convenios sindicales y comprobarán a qué me refiero. ¿Quiere Q4 mil millones?
Suprima fondos rotativos, subvenciones a buses, anule compra de fertilizantes, adquiera
medicina a precios de mercado, derogue las exenciones impositivas, elimine el
listado geográfico de obras, anule la publicidad gubernamental, no de dinero a ONG,s,
ponga en la cárcel a corruptos (incluido los de su partido)…, y llegará a más
de Q10 mil.
El mandatario justificó la adquisición de más deuda puesto que “todos los países adquieren deuda para
financiar el presupuesto”. Y añadió: “Todos
quisieran que no fuera necesario adquirir deuda, pero esa es la realidad.
Comparen con los países de Centroamérica. Todos adquieren deuda, es normal en
los presupuestos de cualquier país, incluso en los más grandes y desarrollados”,
validando aquello de “mal de mucho, consuelo de bobos”. Ese argumento
sostuvieron por tiempo europeos y norteamericanos. Los primeros están en quiebra
técnica, salvo algunos que trabajan más y gastan menos. Respecto de los USA
estuvieron a punto de cerrar dependencias federales, algo todavía pendiente al
estar en moratoria el incremento de nuevos préstamos. Los países responsables
hicieron -aunque tarde- dos cosas que olvida el Presidente: una, modificar constituciones
y prohibir que se gaste más de lo que ingresa, con lo cual el gobierno debe
centrarse en generar ingresos creando condiciones de seguridad y promoviendo atracción
de inversiones, no como ahora: generando inútil gasto; otra, discutir estos
temas y asumir que no se puede derrochar indefinidamente porque la capacidad de
pago lo impide. En el caso nacional hay un plus agregado. El déficit a financiar
asciende a más del 20% del presupuesto y se disipará en gasto corriente: salarios,
pagos a mafias sindicales, grupos de presión o dádivas indirectas para
diputados y otros buscadores de rentas que promueven contratos onerosos para recuperar
-con creces- “la inversión política”. No se satisface ninguna necesidad
poblacional ni mucho menos se “invierte” en algo que genere recursos y haga
frente al pago de la obligación en el futuro. Se introduce dinero en un pozo oscuro
y sin fondo que satisface intereses particulares y acumula débito que otros abonarán
en el futuro. Exactamente la discusión que sostienen en ciertos países sobre
ese error cometido en el pasado y que aquí por ignorancia o interés -más por
esto último- no promueven.
Estamos mal y sin capacidad real de pago, aunque algunos optimistas
desmedidos no lo vean. Siguen entrampándonos y no promueven avances, más bien pagan
a bribones. Quien lo tendría que evitar lo justifica, aunque estemos en el teórico
año de la trasparencia. Llegará un día en que tengamos que sentarnos -SOLOS- a enfrentar la malversación y el fracaso,
pagando con creces la osadía que callada y cobardemente se permite.
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