lunes, 8 de septiembre de 2014

El brother don Damián

El Estado de Derecho parece que también “se construye” en las alcantarillas 

Increíble lo ocurrido con el Sistema Penitenciario (SP), aunque comprensible. La detención de la cúpula de dicha institución por cobrar peaje para trasladar reclusos de una a otra prisión, evidencia una permisividad que no puede adjetivarse de sorpresiva. Esto se sabía -o debía saber- y fue permitido ¡Es el segundo director de esta administración que sale por graves tropelías!
Llama la atención y no pasan desapercibidas varias cosas. La primera, las declaraciones del Ministro de Gobernación comentando que no estaba enterado del operativo y que se sorprendió al recibir una llamada cuando se inició. La segunda, un correo electrónico filtrado por Lima en el que se dirige a un tal “Don Damián” recomendándole personas para que fueran nombradas en el SP, y fotos de un chat del ex capitán que dejan entrever como López Bonilla estaba, desde antes del inicio de este gobierno, en comunicación con el recluso.
Del análisis de la información disponible, se deduce que esto es un entramado consentido. Una especie de política de laissez faire que mantenía el estatus quo de los negocios en prisiones y de paso generaba ingresos extras para algunos que se muestran políticamente correctos. El problema estalla al concurrir, en algún momento, dos acciones. Una, cuando quien lo permite desde afuera pretende cobrar más de la comisión que recibe o bien desea imponer sus condiciones, saltándose la “autoridad” conferida y ejercida a quien, desde adentro, gestiona la situación. El motivo aparente: trasladar al Zope -u otros- a Pavoncito. Una especie de “golpe de estado” -producto de la avaricia- que aspiraba a arrebatar el poder real y gestionar millones de quetzales. La otra, porque CICIG quiso posiblemente picar demasiado alto y enjuiciar a un político de alto nivel, pero requería la colaboración “eficaz” de Lima y aquel, como buen kaibil, no cruzó la línea de la delación. Con ello la Comisión Internacional hubiese contado con un caso emblemático que la posicionaría para pelear con más argumentos su permanencia en el país -jugada política y no necesariamente de justicia, como es habitual-. Como el soplo no se dio, se produjeron las detenciones y acusaciones, antes de la fecha -prevista en días próximos- en que se iba a analizar la libertad condicional de Lima. Ello evidenció casi toda la estructura y se dejó entrever -de ahí la sorpresa del Ministro de Gobernación cuando lo llaman- que este caso esta amarrado con alguien de mayor nivel, cuya identidad se conocerá si la disputa se torna más cruenta.
Por ahora Lima juega sus cartas publicando información a medias. El mensaje y la estrategia es muy clara: ¡sáquenme de esta o remuevo el lodazal! ¿Cuál será el final del cuento? La historia del país revela que varias hipótesis se pueden manejar. 1) Nada, ¡aquí nunca pasa nada! 2) La vida de algunos corre peligro. 3) Hay que callar a Lima a como de lugar. 4) El escandalo tomará tal magnitud que puede sorprender cuando se sepa quien está detrás de todo o los nexos con carteles o personajes del crimen organizado. 5) CICIG prorroga su mandato; un éxito para algunos. Quizá hasta se produzca la defenestración de algún aspirante perpetuo al poder y se reacomoden las mafias institucionales. Esto no es tan simple como parece. El caso Lima no requería de tal escándalo, salvo que no veamos lo que hay detrás. La mala noticia es que lo que viene, aunque parezca un contrasentido, puede ser mucho peor que la que vivimos.
¡En QAP!

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