martes, 16 de septiembre de 2014

Fábricas de mentiras


Aunque muchos difundan una mentira aquella no se convierte en verdad

En junio pasado, la CICIG elaboró un informe titulado Estado de investigaciones sobre la muerte de sindicalistas en Guatemala. Responde, según se lee en "Antecedentes", a una solicitud que le hiciera el MP motivada por "la preocupación de [la] Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos en Guatemala y la Organización Internacional del Trabajo" que llevó a firmar un convenio -no publicado en la web- entre los entes investigadores. Se constata la influencia y el poder de ciertos organismos internacionales y desconozco en qué lugar del Convenio que da vida a CICIG figura esa peculiar misión de investigar agresiones a sindicalistas, actividad que detrae recursos y tiempo de su cometido real, pero eso -que es muy importante- ni siquiera es lo relevante de este análisis.
El Departamento de Investigaciones y Litigio de la CICG analizó (2004-2013) 58 denuncias de "homicidios de sindicalistas". El resultado del informe refleja que ÚNICAMENTE seis (6) -¡solamente el 10% de las denuncias!- están relacionadas con actividad sindical. De ellos, dos casos están concluidos y otros cuatro todavía en proceso. El 90% de los homicidios obedeció a motivos tan dispares como actos de pandillas, venganzas personales, asaltos, extorsiones y hasta crímenes pasionales -4 casos-. Sin embargo, durante ese tiempo se difundió el construido y falaz discurso de la "persecución y agresión" a sindicalistas, aunque se muestra falso tras esta investigación que, como el convenio, tampoco figura en la página web de CICIG, quizá porque no sea políticamente correcta y evidencia una realidad diferente a la promovida por ciertos colectivos, algo que no debe gustar a los y las cuentistas profesionales de este país.
Sin más fundamento que extrapolar lo comentado, me atrevo a pensar -y apostar- que es exactamente la misma proporción que se encontraría en denuncias de otros colectivos de quejumbrosos, como los/las "defensores/as de los derechos humanos", los/las "activistas medio ambientalistas", los/las "luchadores de causas sociales" y otros "los y las", plañideras profesionales que imponen trastocadas ideas de la realidad y cuando se investiga, resulta que apenas se corresponde con lo que recogen "prominentes informes" de organismos internacionales o difunden diferentes medios sin mínimo rigor ni suficiente investigación. Engañan frecuentemente con datos que fabrican en la medida que interesa para conseguir donaciones y continuar viviendo del cuento de la victimización. La "criminalización de la protesta social" es la falacia más reciente de esas orwelianas fábricas de "verdades". Algo parecido a esos números engrosados de las víctimas del conflicto armado interno que algunos sociólogos e historiadores cuestionan recientemente con estudios más precisos.

La particular investigación de CICIG refleja el alto grado de manipulación y el conjunto de falsedades sobre las que se construyen percepciones que la ciudadanía acepta y promueve, sin certeza de que aquello que gritan algunos -por necesidad ante la ausencia de razones- esté justificado. El informe deja claro que suele ser sustancialmente falso. La manipulación mediática y el lobby político es un vector eficiente de incidencia en sociedades poco informadas o conformistas, que validan discursos amañados y posibilitan la vida cómoda de ciertos grupos de presión con ayuda internacional o por medio del patrimonialismo estatal. Vivimos en un mar de bolas y falsedades construidas por los y las habituales que hacen converger sus utilitaristas esfuerzos para mantener privilegios y formas de vida parasitaria. CICIG debería publicar, difundir y, sobre todo, comentar este informe con idéntica pasión a como ha hecho con otros ¡Incluso podría hacer un video!

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