lunes, 29 de febrero de 2016

El fin del neosocialismo

“El socialismo representa un salto de la libertad a la necesidad”

La caída de la URSS supuso un “duro golpe” moral-ideológico para quienes dedicaron su vida a la causa socialista. Se derrumbó un régimen impuesto a la fuerza, pero también se puso de manifiesto el engaño al que habían estado sometidos sus seguidores y el retraso en el desarrollo y la pobreza que habían sufrido millones de personas. Posteriormente, la ola privatizadora mercantilista -tachada por algunos progres como “neoliberal”- dio al traste con otra década que se sumó a aquella perdida de los ochentas en la que el proteccionismo estatal se evidenció como inútil fórmula de progreso. Ello permitió, más tarde, reflotar teorías fracasadas de la mano de “salvadores patrios” como Chávez, los Kirchner, Ortega, Morales o Correa apoyados en los estertores de la dictadura cubana controlada por los Castro. El experimento no fue exclusivo de la región y se basó en los mismos principios que hicieron colapsar a la URSS: salvaje gasto público en seguridad y dominio estatal interno, compra de voluntades de países satélites y férreo control de la opinión pública. Todo ello fue posible en una excitada sociedad ansiosa -y analfabeta- de democracia y de derechos individuales, y con un precio del petróleo sin precedentes. El coqueteo con el terrorismo internacional no estuvo ausente de la política exterior y los frecuentes acercamientos con Irán formaron parte de la agenda.
Sin embargo, y como dijera Margaret Tatcher: “el socialismo fracasa cuando se acaba el dinero de los demás”, la caída de los precios del crudo fue el inicio del fin de esa turba de tiranos manipuladores. La ola comenzó en Argentina, se extendió a Venezuela, en Bolivia recientemente fracasó otro intento de reelección presidencial y prosiguen, aunque tocados, los regímenes ecuatorianos y nicaragüense, sin olvidar lo que se viene en Perú y Brasil. En Europa, el caso griego evidenció el peligro al igual que actualmente el de PODEMOS en España.
De la comparación de esos regímenes, el uso y control del los medios de comunicación llama la atención. Desde que el nacional-socialista Goebbels demostrase aquello de que una mentira repetida mil veces termina convirtiéndose en verdad, prensa, radio, televisión y ahora nuevos medios, han sido una obsesión de autoritarios y dictadores. El control estatal argentino, la expropiación de medios en Venezuela o las leyes mordaza en Ecuador, además de la violencia contra medios en Nicaragua (por no mencionar a Cuba) han formado parte del menú intervencionista del socialismo. Piensan que cuanto menos se sepa de lo que hacen mejor podrán implementar inútiles medidas económicas, políticas y sociales que empobrecen más al ciudadano. El último botón de muestra es el enojo del presidente Evo Morales al cuestionar el actuar de las redes sociales que, según él, han impedido prorrogar sus “nobles intenciones” de permanecer eternamente en el poder.
El dinamismo que imprimen los medios electrónicos en la actualidad permite no volver a caer en esos engaños, pero de igual forma, facilita la hipnosis ante el cúmulo de información disponible. Es preciso diferenciar los cantos de sirena de la realidad, lo que se traduce en un llamado a la responsabilidad individual y a la razón, por encima de pasajeras emociones.

Mientras eso ocurre en la región, por estos lares algunos pretenden implementar normas que “repartan adecuadamente” las frecuencias para “consolidar el derecho a la libre expresión”. El final será la manipulación mediática que desde Hitler hasta Correa ha sido una constante de autoritarios ¡No aprendemos casi nada!, y repetimos errores.

lunes, 22 de febrero de 2016

La muerte, ¡qué pena!

“Hay dos tipos de personas en el mundo, los que salvan vidas y los que las quitan”

El debate sobre la pena de muerte emerge nuevamente. A favor y en contra se alzan voces sobre la propuesta de aplicar la pena capital, tal y como contempla el ordenamiento jurídico nacional. Los que están a favor, argumentan sustancialmente que es algo legal y además reduciría el nivel de criminalidad, especialmente en delitos muy graves. Quienes están en contra, manifiestan resumidamente no ser cierto que la pena de muerte reduzca la criminalidad y el impedimento que representa el Pacto de San José ¡Qué pena que se tenga que acudir a la pena de muerte para solucionar problemas de convivencia!, porque se demuestra que no hemos sido capaces de hacerlo de otra forma. Se ha fracasado, si es que alguna vez realmente se intentó seriamente encontrar una solución viable.
Quienes proponen tal media “olvidan” -o no matizan- que la constitución es sesgada y limita el “derecho” de las mujeres y de los mayores de 65 años a ser ejecutados como el resto de sus criminales compatriotas. No se escuchan, en congruencia con la solicitud, voces que reclamen la aplicación letal de forma igualitaria y con plena participación de genero, como inquieren en otras cosas.
Lo que implementa la constitución es únicamente la pena de muerte para hombre adultos no mayores, dejando fuera al 65% de la población potencialmente condenable. Pequeño detalle que pareciera no querer corregirse, aunque sea en pro de la justicia y de la igualdad exigida en otros asuntos. Me da que en el fondo subyace, como en muchas otras cosas, algo de feminismo, mucho de venganza y bastante de desesperación incontenible que genera un preocupante cóctel de muerte e impide alejarse -mucho menos salir- de la espiral del ojo por ojo y diente por diente contemplada en el Antiguo Testamento y practicada fervientemente por algunos sectores religiosos modernos que la perciben con devoción, aunque no con el mismo grado de razón.
Usted que seguramente tiene sentimientos encontrados, puede pensar que la vida es un derecho o que es la condición necesaria para que existan el resto de derechos humanos. Según se posicione, la muerte tendrá distinto significado y podrá formar su propia opinión, más allá de argumentos puntuales y de visceralidades temporales.
Abierta la puerta de la muerte como castigo, se puede continuar aplicándola como elemento reparador o incluso solucionador de otros problemas sociales. Así, países en los que no se aplica e incluso se aborrece, aceptan y promueven el asesinato por medio del aborto con elaboradas justificaciones, exactamente opuestas a las que utilizan para defender la vida de criminales confesos ¡Todo un contrasentido que únicamente el ser humano es capaz de argumentar! Y es que ni los criminales encarcelados ni los nonatos votan y, consecuentemente, generan opinión política que los incluya en esta discusión. Sin embargo, quienes si lo hacen, promueven sus intereses y juegan a pequeños dioses terrenales contra la violencia criminal pero al mismo tiempo contra los embarazos “no deseados”, las malformaciones fetales o a favor de “la libertad” del uso del cuerpo por parte de la mujer, porque no nos engañemos, el hombre en todo esto ha quedado excluido, quizá por voluntad propia.

Retomamos discusiones inacabadas que pretenden implementar normas particulares del gusto de cada quien, olvidando aquel “velo de la ignorancia” que Rawls propusiera como razón -no emoción- del origen de las normas ¡Tantos años de civilización, tecnología y progreso para seguir anclados en el debate primitivo del paraíso terrenal, en donde Caín mató a Abel! Pero así somos.

lunes, 15 de febrero de 2016

“Venite compai”

Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir (Quevedo)

Vergonzosa y deleznable la pléyade de diputados migrantes al FCN, y a otros partidos. Peor todavía, las declaraciones del jefe de la bancada oficialista al afirmar que “la promesa no la hice yo”, en alusión a la que en su momento formulara el actual Presidente sobre la no aceptación de tránsfugas en las filas del partido político que lo postuló. Y es que la podredumbre que embarra al Legislativo alcanzó a los recién llegados al advertir que ahí todo es transable y que las promesas del Ejecutivo de higienizar el país, nada tienen que ver con ellos y con sus negocios. En el FCN hay connivencia silenciada o don Jimmy no pinta nada; ¡quizá nunca lo hizo!
La confrontación obedece a una visceral y manifiesta lucha de poder entre la UNE y el FCN por promover los intereses personales de ciertos diputados y sectores. Con ese inflado de migrante el FCN se convierte en la segunda fuerza política, aunque con los “prendas” que se han adherido es preciso recordar aquel refrán de “más vale solo que mal acompañado”. El crimen organizado, el narcotráfico y/o Manuel Antonio “el descalabrado” son sombras que aparecen detrás de esa recomposición de “honorables”. Paradójicamente penoso resultó escuchar al diputado Orlando Blanco despotricar, rasgarse las vestiduras y denunciar los hechos, cuando al día siguiente en la UNE aceptaban a otro tránsfuga. Políticos de pacotilla que no comprenden que la ciudadanía perdona muchas cosas pero nunca la mentira y aunque tarde, cobra el precio de haber sido engañada ¡Qué hipócritas son!
Hicimos una revolución a medias. En perspectiva comparada con aquella francesa, se puede decir que se cortaron pocas cabezas y todavía campea la hidra del mal. Enviar a prisión al exbinomio presidencial fue lo urgente, pero no lo importante porque no se ha depurado el Congreso que concentra la mayor cantidad de basura política. La ciudadanía pensó que había cumplido, pero un mes después de haber asumido el poder se ven movimientos propios de la vieja política e idénticas intenciones a futuro.
En poquísimo tiempo el Presidente hace agua por demasiados sitios. Ha perdido las riendas de la carreta, y los bueyes campean a sus anchas. Tanto discurso con himno nacional incluido y puesta en pie de la concurrencia para juramentarla, que se olvido de impartir una charla elemental a los suyos o promover un taller de inmersión rápida sobre ética, compromiso, honor e importancia de las promesas.

Señor Morales: adentro tiene enemigos muy próximos y afuera lo cerca la UNE, grupos que desean convocar una asamblea constituyente y retomar el control, el crimen organizado y el maquinador Baldizón. A ello, no se puede responder con el actuar de un cómico que no soporta que nadie le revele la broma antes de tiempo o le cambie el guión sin que resuelva graciosamente el final. Piense en dar un golpe de timón y superar ese hálito de soberbia que lo hace encapsularse y no atender a más razones que las que usted mismo considera o se lo van a comer en pocos meses. Siempre dije que le daba el beneficio de la duda, pero siento que si me espero va a estar tan hecho huevo que no me perdonaré haber callado. No hace falta que gobierne para la prensa, pero no olvide que le van a fiscalizar. Recapacite, escuche, déjese aconsejar, tome las riendas del país, mande a la chingada a esos diputados, háblele a la ciudadanía, y al tiempo que canta el himno practique un par de estrofas y oblíguese a si mismo y a los “suyos” porque a los demás ya nos ocupó bastante tiempo. Se encuentra entre grupos golpistas dispuestos a aplastarlo. No lo olvide y actúe.

lunes, 8 de febrero de 2016

¿Y con los pactos, qué?

“Los sindicatos parecen ser un concepto anticuado en la economía actual”

Los pactos colectivos y la solicitud de lesividad, hecha por la PGN, del suscrito en el Congreso, ha destapado la olla del chantaje y la corrupción más descarados ¿Qué hacer con todos esos acuerdos? La solución no se vislumbra fácil y anularlos -o declararlos perniciosos- no debería de ser la única medida viable. Es preciso, al menos, diferenciar dos bloques y buscar distintas soluciones. 
Uno de ellos, son pactos fuera de lugar con un costo colosal imposible atender. El del Congreso es el mejor referente, por los desproporcionados salarios y beneficios que asignan a ujieres, secretarias y otros. Tal como ese, seguramente hay más y la única medida posible es la denuncia y su inmediata recisión. No se puede tolerar ese abuso ni hablar de renegociación. Sin embargo, la mayoría de convenios no responden a ese esquema demencial, aunque contengan clausulas que provocan rechazo.
El otro, es ese conjunto mayoritario de acuerdos que en relación con su contenido podría dividirse en tres partes. La primera incluiría los incrementos salariales bajo diversas denominaciones: bono extra, de feria, escolar, productividad, antiestrés y otros similares. La segunda, aglutinaría los privilegios referidos a días de vacaciones: anuales, por matrimonio, defunción de familiar, asuntos propios, fiestas, etc., y las ventajas para heredar plazas o conservar las mismas. Una última, abarcaría los privilegios asignados a la dirigencia sindical: vehículos, computadoras, combustible, dinero para actividades, liberación del trabajo, etc.
Buscar una necesaria e improrrogable solución, antes de declararlos lesivos, podría pasar por sumar todas las ventajas salariales de los trabajadores y dividirlas entre los 12 meses, incrementando el salario mensual que ahora reciben. Así, por ejemplo, un maestro que perciba Q3,500 mensuales más todos esos bonos discrecionales, una vez hecho el ajuste propuesto y dividida la cantidad entre los meses del año, podría recibir (por ejemplo) Q4,200/mes. Con ello, no se afecta a los trabajadores quienes verían mejorada su paga mensual, tributarían por ella y se descartarían otros beneficios económicos arbitrarios que no fueran las dos pagas anuales extras: junio y diciembre.
Las vacaciones y ventajas en los puestos de trabajo, mientras no representen un abuso manifiesto -que lo hay en algunos casos- sería un tema a negociar. El horario de trabajo abarcaría las ocho horas reglamentarias para todos los puestos de la administración pública y no sería unilateralmente negociado.
Finalmente, las prerrogativas de la dirigencia deberían ser automáticamente rechazadas por razones de justicia al no representar un beneficio general sino un paquete de privilegios de quienes negocian y/o dirigen, lo que no tiene cabida en una sociedad que promulga "equidad e igualdad ".
Ello terminaría con ese cúmulo de pactos improcedentes que han puesto al país de rodillas por acuerdos entre políticos inescrupulosos y extorsionadores profesionales. A partir de ahí, se acabaron las negociaciones salvo las que sirvan para debatir la subida salarial anual, si procede. No más vehículos, computadoras, casas, oficinas pagadas por tributarios ni cuestiones similares. Seguramente la dirigencia sindical no estaría de acuerdo pero ha sido ella la que ha llevado al sector a la destrucción, a la miseria y se ha hundido con el escándalo. Quizá sea tiempo de un relevo y de reorientar los principios sindicales.

De momento la reacción sindical ha sido proponer una desorbitante subida salarial para los Diputados, así “mal de muchos, consuelo de tontos” ¡Divinos ellos!